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Portada La Legión de los Miles

Golpe de Medianoche[]

23 de Junio del 2582

Sala del Alto Mando, Torre, Distrito 7, Ceres

Nubes oscuras tapaban la luz en la ciudad. La probabilidad de que una tormenta eléctrica se desatara era inminente. Un fenómeno nunca sucedido en esa región. Sin embargo, esa no había sido la razón por la que Keith fue llamado urgentemente por sus compañeros. En la Sala había mucho más personal de lo común.

Keith Kriemhild: Sam, estaba ocupado, así que si esto es una broma... Me sorprendería si al menos pasó por tu cabeza hacer una.

Samantha Sitri: Me gustaría que así fuera.

Braun Tannin: Concentrémonos.

Keith Kriemhild: Comandante, yo siempre estoy serio.

Braun Tannin: Samantha, ¿qué averiguaste?

Samantha Sitri: Parece que algo interfiere con la Red Hefesto. Estamos incomunicados.

Keith Kriemhild: Y parece que los sistemas defensivos están fallando igualmente. Hace horas también que perdí la comunicación con una Escuadra de Asalto.

Un holograma apareció sobre la mesa. Todo lo que informaban los capitanes era verídico.

Braun Tannin: Mmm, quizás es la tormenta... Quizá sea... ¿Qué captan los satélites?

Samantha Sitri: ...Nada.

Keith Kriemhild: Eso es bueno, ¿no?

Samantha Sitri: No. Quiero decir que no están ahí. No hay satélites.

Keith Kriemhild: Eso sí no es bueno.

Braun volteó hacia la ventana. El sonido de los truenos y el destello de los relámpagos interrumpían la música de ambiente. Las nubes se hacían más grandes. Fue entonces que el comandante se percató de que la tormenta y esas nubes no eran naturales.

Braun Tannin: ¡Naves de asalto! ¡Todos conmigo! ¡Ahora!

Centenares de proyectiles volaron en dirección hacia la torre. Las explosiones destruyeron gran parte de la estructura de la sala. Afortunadamente, todos se encontraban con vida bajo la luz producida de alguna manera por el comandante. Una cúpula de energía desconocida para todos fue lo único que evitó que la muerte diera final a su historia. Sin embargo, los proyectiles no dejaban de llegar y finalmente la torre colapsó.

Las nubes se acercaban. Flotaban alrededor de una extraña máquina que iba en dirección al Cryptum de Markab. El Distrito 7 finalmente había sido alcanzado por el enemigo.


Enfermería, Torre, Distrito 7, Ceres

Las explosiones sacudieron el lugar. Rei había caído hacia el suelo junto con aquel cuchillo de combate que el Cazarrecompensas le había dejado antes de partir. La alarma sonó y todos los heridos fueron escoltados por los médicos y un par de Técnicos. La puerta de la habitación de Rei se abrió y un hombre entró en él.

Derek Carmine: ¿Puedes moverte?

La Autómata asintió para reincorporarse. Siguió al hombre por el pasillo hasta una puerta que explotó. Una figura corpulenta salió de ella y apuntó con su arma a todos.

Derek Carmine: ¡¿Uroboros?!

Los soldados de la Vanguardia de Ceres presentes abrieron fuego contra la criatura provocando que los gusanos que lo conformaban murieran. El Legionario cayó al suelo permitiendo a los heridos y médicos avanzar.

Josh Moav: Armaduras grandes y armas más grandes... Lo que sea que quieran debe estar aquí en el Distrito 7.

Zyra Anderson: Creí que Uroboros había caído con lo del Acorazado.

Braun Tannin (Radio): Habla el comandante Tannin. Civiles y heridos, repórtense a los puntos de evacuación. Soldados, acudan a la plaza.

Derek Carmine: Ya lo oyeron ¡Muévanse!

El grupo avanzó por las rutas de evacuación. Más Legionarios aparecían en su camino. El intercambio de balas hizo que los Lekgolo perecieran junto con varios civiles.


Pasillos, Torre, Distrito 7, Ceres

Tres soldados de la Vanguardia de Ceres encabezaban el grupo mientras que el resto cubría las espaldas. Derek, líder del Equipo Berserk, comprobaba que en cada vuelta no hubiera enemigos. A los pocos minutos se encontraron detrás de una puerta que se abrió bruscamente a raíz de una pelea entre el Capitán de los Acechadores y un trío de Legionarios.

Derek Carmine: ¡¿Capitán Kriemhild?!

Keith Kriemhild: Ah, hola. Un segundo...

Con su arma personal, Keith asestó los tiros necesarios en las cabezas de los Legionarios. Los pesados cuerpos cayeron mientras que Keith cambiaba el cargador vacío por uno nuevo.

Keith Kriemhild: El Comandante está haciéndola de héroe en la plaza.

Derek Carmine: ¿A dónde vas?

Keith Kriemhild: ¿Yo? Yo tengo una cita con quien esté detrás de todo esto. Será breve.

Derek Carmine: ...Sigamos. Las capsulas de escape están cerca.

Todos siguieron a los soldados. Rei seguía aferrada al cuchillo esperando que su dueño acudiera. El camino posterior estaba despejado. Varios soldados, Autómatas entre ellos, vigilaban la zona. Se reunieron con otro grupo de civiles. Al fondo se encontraba alguien que también era conocido de alguna forma por Rei, aunque solo por su nombre.

Arnold Quirino: Ah, Berserk. Mi armería es toda suya. Sigan el camino desde allí. Los llevará a través del hangar hasta la plaza. Poker y yo nos ocuparemos de los civiles. Denles mis más sinceros saludos a esos estúpidos gusanos.

Derek Carmine: Entendido, teniente. Buena suerte.

El teniente y los miembros del Equipo Poker llevaron a todos los civiles hacia una salida donde varias naves de escape estaban listas para despegar. Rei se encontraba confundida. La supervivencia era una de sus directivas principales, pero había algo que la hacía querer quedarse a luchar. Su cabeza comenzó a dolerle. Era como si sus pensamientos estuvieran librando otra batalla.

Derek Carmine: Oye... ¿Qué te ocurre? ¡Muévete!

Rei-3: ...

Ella no hizo más que aferrarse al cuchillo. Miró fijamente al hombre.

Rei-3: Yo... Quiero luchar.

Derek Carmine: ¿...? (Suspiro) Está bien. Pero necesitas un arma más grande.

La Autómata siguió al soldado hasta la armería y se hizo con una armadura blanca con detalles azules. El cuchillo al que tanto se negaba a soltar lo aferró a la hombrera. Tomó uno de los Rifles de Asalto para avanzar junto con el Equipo Berserk. Los sucios pasillos estaban llenos de más unidades enemigas, pero fue gracias a la coordinación de Derek que el equipo logró avanzar hasta donde un par de Autómatas luchaban igualmente.

Aquellas máquinas humanoides, firmes en luchar, perdieron la vida en el momento en que las balas de plasma de los Legionarios los desintegraron. Berserk atravesó la puerta donde un Centurión se elevó en los aires para disparar alguna especie de Cañón de Mortero Portátil. La explosión separó a los miembros del equipo. Dos de ellos habían perdido la vida provocando al resto enfurecerse concentrando el fuego en el culpable haciéndolo perecer.

Derek tomó sus insignias y las guardó. Rei siguió la indicación del líder para avanzar por otro montón de puertas.


Hangares, Torre, Distrito 7, Ceres

Muchas naves habían sido destruidas. En el cielo se veía como aquella tormenta había adquirido un tono rojizo crepuscular. Una de las nubes dejó ver su forma. Un colosal crucero se abrió paso a través de naves más pequeñas.

Josh Moav: Miren el tamaño de esa cosa.

Derek Carmine: Debe ser su nave de comando.

Zyra Anderson: ¡No sólo están atacando la Torre! ¡Miren al Cryptum!

Una estructura con forma de estrella se había aferrado a la gran máquina. Las puntas se hacían más grandes como si quisiera abarcar el semejante tamaño del reposo de Markab. El Equipo Berserk ya se encontraba cerca de la Plaza Central. Subieron por las dañadas escaleras, pasando por la oficina de Akeno Suzaki, hasta abrirse camino por un hueco entre la dañada estructura.

Keith Kriemhild (Radio): Ok, Katie marca a estos Lekgolo como la "Legión de los Miles". Sam, ¿tú que ves?

Samantha Sitri (Radio): Bueno, el Uroboros que ocupó Themar se trataba de la Legión de los Quemadores Celestes. Aparentemente es como si el hermano mayor viniera a cobrarse con nosotros.

Braun Tannin (Radio): Pues hoy sabrán que cometieron un error.

Samantha Sitri (Radio): Pero es irrelevante ¡Están atacando al Cryptum! ¡Tenemos que defenderlo! ¡Ahora!

Braun Tannin (Radio): Markab puede esperar. Tenemos que proteger a nuestra gente. Cueste lo que cueste.


Plaza Central, Torre, Distrito 7, Ceres

El Equipo Berserk finalmente llegó a la plaza. La nave de comando disparó una serie de proyectiles que terminaron por derribar la Sala del Alto Mando. Afuera se encontraba el comandante junto con otra Escuadra de la Vanguardia de Ceres. Berserk iba a reunirse con ellos cuando unos Cosechadores aparecieron para dejar caer Sangheili Lanceros.

Josh Moav: ¿Esos son Elites?

Braun Tannin: ¡Berserk, vengan acá!

El equipo pasó a través de las fuerzas enemigas para reagruparse con sus compañeros. Juntos pudieron aplacar a los Sangheili. La nave de comando disparó otra serie de proyectiles hacia la posición de ellos. Braun, una vez más, desplegó una cúpula de Luz alrededor de sus aliados para mantenerlos a salvo.

Derek Carmine: ¿Comandante...?

Cuando el fuego cesó, los soldados eliminaron a las últimas fuerzas enemigas. Acto seguido, cambiaron los cargadores de sus armas.

Braun Tannin: Esta legión es distinta a la de los Quemadores. Tenemos que defender esta zona hasta que el último civil haya sido evacuado.

Más Cosechadores aparecieron dejando Sangheili Lanceros. De la nave de comando salieron disparadas varias cápsulas de las que brotaron gusanos Lekgolo que dieron forma a más unidades Legionarias. Todos se encontraban liderados por un Centurión detrás de todos ellos.

Zyra Anderson: ¿Elites y Lekgolos luchando juntos?

Josh Moav: ¿Los Demonios se unieron al imperio?

Derek Carmine: No, ellos son demasiado orgullosos como para hacer eso.

Los Sangheili a los que se enfrentaban eran visiblemente más robustos, lo que los volvía más lentos, pero más resistentes. En conjunto con los Legionarios, las fuerzas de Uroboros avanzaban hacia la puerta que conducía a las naves de evacuación. Rei gastaba mucha munición contra los escudos de energía de los Sangheili por lo que constantemente recibía apoyo de los demás miembros de Berserk.

Finalmente, otra Escuadra apareció para brindar ayuda. Los soldados de la Vanguardia de Ceres acabaron por ahora con las fuerzas enemigas. A lo lejos, la nave de comando se alejaba en dirección al Cryptum.

Samantha Sitri (Radio): Comandante, la última nave de evacuación ya salió.

Braun Tannin: Bien, Berserk. Ustedes vayan con Samantha, el resto buscaremos más sobrevivientes.

Derek Carmine: Sí, señor.


Zona Norte, Torre, Distrito 7, Ceres

Rei siguió al Equipo Berserk por los maltratados pasillos. Del otro lado de una gran puerta se encontraban sin vida los miembros de otra Escuadra de la Vanguardia de Ceres. Un Cosechador apareció allí para eliminar a los soldados cuando Samantha cayó sobre esta para volarle sus propulsores.

Derek Carmine: Comandante, la Capitana...

Braun Tannin (Radio): Estará bien. Tenemos que alcanzar ese buque insignia. Vayan al fondo de la Zona Norte. Envié a Akeno Suzaki para que los recogiera.

El equipo cruzó las rejas de la puerta que llevaba a la sección civil de la Torre. Al llegar al fondo apareció un par de Cosechadores dispuesto a cortar su camino. En eso, un exótico vehículo volador apareció para eliminar las naves enemigas y permitir que Berserk lo abordara.


Espacio aéreo del Distrito 7, Ceres

La nave de Akeno salió disparada esquivando las balas y proyectiles explosivos de ambos bandos.

Akeno Suzaki: Comandante, vamos en camino.

Braun Tannin (Radio): Diríjanse a la nave de comando ¡Ahora!

Akeno Suzaki: Sujétense.

El vehículo de Akeno avanzó en ruta hacia la nave nodriza de Uroboros. El fuego entre ambos bandos era abrumador y en repetidas ocasiones casi chocaba tanto con los enemigos con los aliados. El equipo no hacía más que observar con enojo y rabia la destrucción de la ciudad. Rei observaba el Cryptum. No entendía porque todos protegían aquella colosal esfera como si en algún momento pudiera hacer algo. Para Rei no se trataba más que de un objeto inerte.

Akeno estaba por acercarse a la nave de comando, chocando con el escudo de energía que lo protegía. Eso llevó a Akeno tener que rodear por la parte inferior del transporte hasta la popa. Las lanzaderas de las capsulas enemigas se encontraban libres de alguna especie de escudo por lo que era posible desplegar al equipo en ese lugar.

Akeno Suzaki: ¡Aquí es! ¡Denles donde más les duela!


Electi-ex, Distrito 7, Ceres

Derek Carmine: Ok, ¿están listos?

Zyra Anderson: ¿Te digo la verdad?

Josh Moav: Cuanto antes acabemos con esto mejor.

Derek Carmine: Vamos.

Los otros miembros del Equipo Berserk habían perecido en la Torre. Rei seguía con ellos siguiendo las indicaciones de Derek. Al infiltrarse en las lanzaderas, Rei eliminó a un trío de Legionarios que estudiaban con detenimiento un holograma de la Torre.

Rei-3: ...Esperen. Voy a echar un vistazo.

La Autómata acercó su mano hacia la consola. Las extremidades se partieron en una serie de cables y circuitos que se enlazaron con el aparato. El holograma cambió a la representación de la nave de comando. En un par de segundos, todos los accesos habían sido autorizados.

Rei-3: El generador del escudo debería estar al fondo de la nave.

Derek Carmine: Buen trabajo. Tú nos guías.

Berserk siguió a Rei por los pasillos correctos. Pudieron evitar encuentros innecesarios para salir a la cubierta de la proa de la nave. La lluvia golpeaba sus armaduras con fuerza y ralentizaba sus movimientos. No pudieron ver cuando unas delgadas figuras les arrojaban alguna especie de Granada Gravitatoria que los expulsó por los aires. Detrás de ellos se encontraban otras criaturas similares armadas con alguna especie de Rifle de Precisión. Todas las ráfagas dieron con Zyra, quien cayó muerta

La acción hizo que Josh entrara en cólera. Con el arma de su compañera caída acabó con las criaturas reptilianas que demostraron ser muy frágiles. Josh fue hacia el cuerpo de Zyra, negándose a aceptar su muerte. Eso mismo fue lo que no le permitió ver como la hoja afilada de una criatura grande con armadura de Centurión atravesó su corazón. Apenas con vida, Josh detonó su armadura para llevarse al Centurión con él.

Rei, por su parte, eliminaba a las criaturas reptilianas dejando a Derek sufrir por la muerte de sus viejos compañeros. Cuando todo se encontraba despejado, el único miembro del Equipo Berserk tomó las insignias de Zyra y Josh para reunirse con Rei.

Derek Carmine: ...¿Dónde está el escudo?

Rei-3: ...Cerca...

Ambos avanzaron contra la fuerza del viento y la lluvia para infiltrarse por una puerta. En el interior de la nave se dejaron caer por un gran hueco que finalizaba en un gran y ancho camino. El núcleo se encontraba justo adelante. La batalla estaba cerca de terminar. Mientras Rei y Derek avanzaban por el camino donde las luces se apagaban con cada paso que daban hasta quedar finalmente a oscuras.

Frente a ellos se acercaba algo. Una presencia que hacía temblar el suelo con cada pisada. Rei y Derek apuntaron sus armas hacia la oscuridad a pesar de que les era imposible distinguir más allá del contador de munición. Las pisadas se detuvieron frente a ellos al mismo tiempo que una profunda risa burlona resonaba por toda la cámara.

Ophidio, la Legión de los Miles: Su gran viaje... Termina aquí.

De un golpe, la colosal figura expulsó a Rei y a Derek del interior de la nave. La Autómata se levantó y observó como la jaula del Cryptum se completaba y luego fue hacia Derek. Al tocarlo pudo sentir la ausencia de vida en él. Las pisadas de la Legión de los Miles se aproximaban a ella y Rei únicamente tomó en sus manos la colección de insignias del Equipo Berserk. La figura se detuvo y Rei elevó la vista hacia la entidad.

Ophidio, la Legión de los Miles: No te atrevas a mirarme, ¡chatarra!

El Lekgolo pateó a la Autómata con tal fuerza que casi la arroja fuera de la nave.

Ophidio, la Legión de los Miles: Son tan débiles. Escondiéndose tras unos muros como cobardes. No son dignos.

Rei se levantó de nuevo. Un sentimiento de desesperación y de enojo la invadió. Tomó el Cuchillo de Combate y lo enterró en la dura armadura de Ophidio. La Legión de los Miles la tomó del brazo para triturarlo con sus dedos mientras la elevaba.

Ophidio, la Legión de los Miles: No son valientes. Se han olvidado del miedo a la muerte. Ve y recuérdaselos.

La Legión de los Miles dejó caer a la Autómata al infierno en el que se había convertido el Distrito 7.

Adieu[]

Plaza del Elegido, Distrito 7, Ceres

  • Iniciar comprobación del sistema
  • Comprobación de la unidad de memoria del cerebro positrónico: verde
  • Registro de tácticas: iniciado
  • Datos geográficos: carga iniciada
  • Comprobación de signos vitales: verde
  • Comprobación del enlace con WiRed: 100%
  • Temperatura del reactor: normal
  • Presión interna del reactor: normal
  • Activar IFF: Autómata Tipo Ergo (Rei)
  • Modelo: 3
  • Activar sistema de control de inercia
  • Activar sensor ambiental
  • Verificación de equipo: completada
  • Comprobación de estado de equipo: verde
  • Sistemas: verde
  • Preparativos de combate completados
  • Abandonando la conexión con la Cripta de la Piedra Profunda

Rei se encontraba tumbada en el suelo ¿Estaba viva? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Gracias a quién?... ¿Cuánto tiempo pasó? La Autómata se levantó sintiendo la ausencia total de su extremidad. Al revisarla pudo hacer que los componentes internos se ajustaran para recuperar un poco de movilidad.

Disparos, gritos y explosiones. Lo recordó. Uroboros estaba atacando la ciudad. Rei tomó su Cuchillo de Combate y lo aferró a su armadura para después buscar el arma más cercana y revisó cuanta munición le quedaba. Para cuando se percató de lo que había acabado de hacer se preguntó cómo es que sabía exactamente qué hacer.

Por encima de Rei se encontraba el Cryptum de Markab extraído de su lugar. La máquina lo sujetaba envidiosamente cobijándolo de energía mientras el Electi-ex se aproximaba a ella. Cosechadores cruzaron el cielo alumbrando en buscado de sobrevivientes. Rei avanzó un poco y se topó con las insignias del Equipo Berserk. Ella las tomó y las guardó en su armadura. Con arma en mano, la Autómata salió.


Avenida Principal, Distrito 7, Ceres

La tormenta había sido sucedida por una ligera llovizna. Más Cosechadores exploraban el cielo mientras escoltas de Legionarios patrullaban cada rincón. Entonces una luz se prendió, la superintendente del Distrito 7 hizo una serie de señales que Rei encontró muy curiosos. Por alguna razón sabía que debía seguirlas así que avanzó por las ruinas de la Avenida Principal donde yacía un Hawk derribado.

Karl Wen: ¡Oye, tú!

La Autómata giró hacia dónde provino el llamado. Adentro de un colapsado edificio se encontraba una Escuadra protegiendo a un grupo de civiles. Rei se acercó a ellos teniendo cuidado de que los transportes no la vieran. Casi era detectada por un Cosechador que estaba escoltando un colosal Tanque Imperial por una de las calles lejanas.

Karl Wen: Vi como caíste de esa nave. Pensé que no la contarías.

Rei-3: ...

Karl Wen: Escucha, ahora necesitamos escoltar a estos refugiados fuera del distrito. No podemos arriesgarnos con esos Cosechadores patrullando cada esquina.

Rei-3: Entendido.

Spencer Sledd: Teniente, se nos acaba el tiempo.

La Escuadra avanzó hacia el Warthog Civil priorizando a los refugiados antes que ellos. En los espacios disponibles se colocaron los soldados de la Vanguardia de Ceres en zonas estratégicas para tener bien defendido el vehículo.

Freya Stanton: Podríamos facilitar las cosas con los Opossum.

Clare Heidern: Uroboros interfiere con la Red Hefesto. No podemos ni teletransportarnos a nuestras naves.

Una alarma sonó. Un Cosechador avistó el vehículo iniciando su persecución. Los soldados del Equipo Blackjack abrieron fuego contra el vehículo sin poder hacer mucho con sus armas. Rei tomó la Granada de Fragmentación e hizo una serie de cálculos para localizar el mejor punto de impacto. La Autómata arrojó el explosivo y este destruyó la columna de un edificio que aplastó el vehículo enemigo.

Spencer Sledd: Vaya. Buen brazo.

Archer Foster: Maldición... ¡¿Qué están haciendo ahora?!

Los cruceros rodearon al Cryptum. La Electi-ex se ancló a la máquina que tenía sujeta al colosal orbe y a raíz de esta generaron componentes de tecnología Elohim de la nada. Una vez finalizada la jaula, la máquina forzó a que el Cryptum descendiera a tierra levantando una enorme nube de escombros que obligó a la Escuadra a detenerse.

Spencer Sledd: ¿Y ahora qué?

Rei buscó alguna salida, pero la lluvia y los escombros se lo impedían.

Roxxane Morrison: Podemos ir por allá.

Karl Wen: ¿Doctora Morrison?

Roxxane Morrison: Hay una vía subterránea cerca de aquí. Es la que usaba para transportarme de la Torre al Hospital Panakos.

Spencer Sledd: ¿Vía subterránea? ¿Desde cuándo hay eso en los distritos?

Karl Wen: Ni idea. Pero es nuestra mejor opción... La única opción.

Todos avanzaron hasta la entrada al subterráneo y se aseguraron de que no hubiera amenaza alguna. Los civiles se apresuraron igualmente a entrar. Al final quedaron solamente los soldados vigilando la entrada cuando los rugidos de criaturas desconocidas los tomaron por sorpresa.

Freya Stanton: ...¿Qué fue eso?

Karl Wen: ...Ay, mierda. Lo que faltaba.

Archer Foster (Radio): Teniente, tiene que ver esto.

Los últimos entraron a la vía subterránea. Los accesos se bloquearon al momento y la energía fue redirigida al interior de la estación.


Estación Heptagon, Distrito 7, Ceres

El resto de la Escuadra se reunió con sus compañeros. Las desocupadas bancas habían sido ocupadas por los civiles que al fin habían tenido la oportunidad de descansar del alboroto. Rei se fijó en cada uno de ellos y en la Oficial Médico quien sostenía en sus brazos a un niño no mayor de cinco años.

La Autómata avanzó hacia donde estaba el Equipo Blackjack que contemplaba la destrucción de la vía subterránea. Sin embargo, eso no era lo más grave. El Tanque Imperial que se había visto previamente se había estacionado justo frente a ellos desplegando los cimientos de una Zona de Exclusión.

Archer Foster: La cagamos, ¿verdad?

El Tanque Imperial desplegó un gran número de vehículos dejando solamente a los técnicos en su interior.

Karl Wen: Aún no. Llevaremos ese carrito a pasear.

Spencer Sledd: ¡¿Cómo?! ¡¿Qué está diciendo, teniente?!

Karl Wen: Es nuestra oportunidad ¿Quién dijiste que eras?

Rei-3: ...Rei-3.

Karl Wen: ¿Una Autómata? Bien. Tú y Foster vendrán conmigo. El resto protegerá a los civiles y avanzaran únicamente cuando una sección esté despejada.

Los miembros de Blackjack dudaron del plan del teniente, pero al no tener otra idea, terminaron por aceptar y acatar la indicación. Rei y Archer siguieron a Karl cerca de la parte inferior del vehículo que se encontraba protegido por un grupo de Legionarios y un Coloso.

Al igual que la vez anterior, Rei arrojó una Granada de Fragmentación con tal fuerza que al Coloso le reventó el casco y expulsó sus gusanos por todas partes. La confusión alteró a los Legionarios quienes fueron acribillados por Karl y Archer. Luego regresaron a su posición esperando la llegada de refuerzos. Pasaron unos diez minutos y nada por lo que la Escuadra avanzó al interior del Tanque Imperial.


Impera-cis, Distrito 7, Ceres

Karl Wen: Estamos dentro del Tanque. Sledd, haz que los refugiados avancen.

Spencer Sledd (Radio): Señor.

Archer Foster: Fue más sencillo de lo que pensé.

Karl Wen: No bajes la guardia. Podría haber defensas bien raras aquí adentro. 

La Escuadra llegó a una de las estaciones de vehículos del Tanque. Apenas se asomaron cuando un Goliath disparó hacia ellos un proyectil que casi los vuela en pedazos.

Archer Foster: ¡¿Un tanque?! ¡¿Quién tiene un tanque adentro de otro tanque?!

Karl Wen: Parece ser de la misma clase de los que usaban los Quemadores Celestes. Concentren el fuego en sus propulsores. Si nos dispersamos podremos eliminarlo con más facilidad.

Tal como dijo el teniente, los tres se dispersaron tomando la posición que mejor se les acomodaba. Rei tomó una posición elevada. Los tres abrieron fuego simultáneamente dañando en pocos segundos uno de los primeros propulsores. El Goliath liberó un pulso de energía para arrojar pequeños misiles teledirigidos hacia Archer.

El Aedo sobrevivió al ataque inicial, pero fue gracias a que el tanque se concentró en él que Rei y Karl pudieron dañar otro propulsor. El Goliath usó sus torretas montadas para pulverizar la cobertura de Karl. La Autómata tomó la oportunidad de seguir disparando, pero al ver agotadas sus municiones, se arrojó contra el cañón del Goliath y abrió un agujero a los circuitos interiores donde descubrió una colonia de Lekgolos. Rei enterró el Cuchillo de Combate para extirpar los gusanos suficientes como para que la máquina dejara de funcionar sin autodestruirse.

Karl Wen: Buen trabajo, niña. Foster, revisa los monitores a ver si averiguas cómo manejar esta cosa.

El Aedo se aproximó a una gran pantalla. Al ver que los símbolos Lekgolos tuvo que improvisar todo lo que pudo para entender lo que decía.

Archer Foster: Pues... Eh, parece que esta red es diferente a la de los Quemadores Celestes.

Karl Wen: ¿Diferente malo o diferente bueno?

Archer Foster: Este tanque es de Uroboros, pero su dueño no es un Lekgolo. Está a nombre de un tal Tarkus.

Karl Wen: ¿Tarkus? No parece nombre de un Lekgolo.

Un sonido distinto de alarma sonó. Un elevador cercano descendió desplegando Centuriones y Pretorianos Jiralhanae. Las criaturas se desplegaron utilizando armamento característico de su raza.

Archer Foster: ¡¿Qué son estas cosas?!

Karl Wen: ¡Brutes! ¡Un Paquete completo!

La Escuadra tomó su posición. Los Jiralhanae, sin embargo, los sacó de sus escondites con sus Cañones Brute dejando a los Pretorianos gastar las púas de sus Spikers en los soldados. Rei esquivó los proyectiles y tomó una pesada Escopeta de Postas. La Autómata jaló el gran gatillo y disparó una poderosa posta de plasma que fulminó a más de la mitad del paquete dejando solamente al Centurión.

El Jiralhanae restante entró en modo furia y avanzó hacia Archer. El Aedo gastó más de la mitad del cargador de su Rifle de Asalto para detener a la criatura, pero no fue hasta que Rei volvió a intervenir que se salvó. La Autómata enterró el Cuchillo de Combate en el cráneo del Jiralhanae dejándolo fuera de combate.

Karl Wen: Brutes... De verdad odio a estos estúpidos monos... Foster, ¿por dónde?

Archer Foster: Estos Brutes han regresado de alguna especie de negociación con un tal Legión de los Miles.

Rei-3: ...

Karl Wen: ¿Negociación? Entonces no forman parte del imperio.

Archer Foster: No oficialmente por lo que parece. Tarkus ha regresado y está retomando el control de la nave, pero parece que algo se lo está impidiendo... ¿Hope?

Karl Wen: ¿La superintendente?

Archer Foster: Sí. Parece que nos ha abierto el camino al puente del Tanque.

Karl Wen: Sledd, trae a los civiles y manténganse en esta posición. Ustedes y yo vamos a ir por Tarkus y tomaremos este tanque. No desperdiciaremos la oportunidad que nos da Hope, ¿entendido?

El Aedo respondió afirmativamente y la Autómata únicamente asintió. Los tres avanzaron por el ascensor y cruzaron un corto pasillo que llevaba a los hangares. Archer accedió a una consola para abrir la puerta, pero no fue gracias a la intervención de Hope que esta se abrió dejando ver como las naves de los Jiralhanae arribaban con el Contrabandista de Armas esperándolos.

Archer Foster: ¡Ahí está Tarkus!

La Escuadra abrió fuego tan pronto como el Contrabandista disparó su Rifle de Precisión. El fuego concentrado hizo retroceder a Tarkus con ayuda de su mochila cohete hasta una posición elevada donde materializó un panel holográfico con el que solicitó la aparición de Escorpiones.

Los Escorpiones eran pequeñas pero poderosas torretas automáticas que contaban con pequeño punto débil cerca de su cañón. La Escuadra tuvo que ocultarse para disparar de forma concentrada a las torretas dejando a Tarkus retroceder aún más para solicitar refuerzos.

Las torretas y refuerzos Jiralhanae le dieron la oportunidad a Tarkus de retroceder hasta la parte superior del Tanque Imperial cerca de su puente de control. La Escuadra tenía complicaciones para hacer frente ante tal cantidad de enemigos, pero fue gracias a Rei que utilizando la Escopeta de Postas fulminaba de unos cuantos tiros a los enemigos.

Karl Wen: ¿A dónde fue el Brute?

Archer Foster: Está en el puente. Parece que quiere pedir refuerzos, pero Hope se lo está impidiendo.

Un ascensor apareció para llevarlos a la posición del Contrabandista. Sin perder más tiempo, la Escuadra subió a la plataforma y cruzaron la puerta al puente donde Tarkus casi los elimina de un tiro de su Rifle de Precisión. Rei se agazapó y avanzó a toda velocidad hacia el Jiralhanae que se elevó en el aire con su mochila cohete y activó unos cuantos Escorpiones que dispararon llamaradas de fuego.

Karl y Archer se ocultaron y concentraron el fuego contra las máquinas. Rei, por su parte, trepó hasta Tarkus y lo hizo caer de un fuerte rodillazo. El Contrabandista cayó violentamente para enfurecerse. Tarkus buscó despedazar a la Autómata con sus propias manos, pero ella conseguía evitar los golpes con su agilidad. Entonces Rei tomó usó el brazo de Tarkus para trepársele a su espalda y enterrarle su Cuchillo de Combate.

Desafortunadamente, el brazo dañado Rei falló y no pudo dar en el blanco. Tarkus se empujó hacia atrás con la pared para quitarse a la Autómata para luego aplastarla con sus brazos. Las ráfagas concentradas de disparos perforaron la espalda del Contrabandista haciendo que su atención recayera en Karl y Archer siendo la oportunidad que Rei aprovechó para ahora conseguir enterrar el Cuchillo de Combate en su cabeza.

El pesado cuerpo del Contrabandista de armas cayó al suelo. Rei sacó el Cuchillo de Combate y lo sacudió torpemente para limpiarlo y guardarlo. El teniente llamó al resto de la Escuadra para que subiera a los civiles mientras Archer intentaba averiguar el mecanismo del Tanque Imperial.

Archer Foster: Creo que... ¡Ya está! ¡Vámonos!

El Tanque Imperial comenzó a desplazarse. Con la ayuda del superintendente, el Aedo pudo evitar comunicarse con el resto del imperio. Su escape se vio camuflado por la lluvia y la todavía levantada nube de escombros. La salida de uno de los distritos ya estaba cerca por lo que la Escuadra pudo tomar un descanso. Rei se había sentado en un rincón viendo a los civiles cuando entonces una Acechadora fue derrotada por el cansancio y cayó cerca de ella.

Clare Heidern: ¿No te he visto antes?

Rei-3: ...

Clare Heidern: Eres la que cayó del crucero, ¿no? Es increíble que sobrevivieras a esa altura... Una Autómata... Un amigo también se convirtió en uno... Antes de lo ocurrido en el Sector 7 discutimos... Cuando lo encontré... También olvidé porque nos habíamos peleado.

Rei desconocía porque la mujer le contaba eso y tampoco sabía cómo reaccionar al respecto. Pero en cierto modo podía entender al no poder recordar nada y la única persona que sintió que la conocía de verdad ya no se encontraba justo ahí. Cada vez que él venía a su mente se aferraba con fuerza al Cuchillo de Combate.

Archer Foster: Estamos por salir. Creo que Hope los convenció para que dejaran de seguirnos.

Spencer Sledd: ¿Hope? Ja, ja, ja. Por culpa de ella se atascaba el tráfico (Suspiro) Ahora nos la hicieron los gusanos, ¿eh?

La superintendente abrió una de las puertas al exterior del muro del Distrito 7. El Tanque Imperial estaba saliendo mientras las fuerzas en tierra de Uroboros observaban confundidos.

Karl Wen: (Suspiro) Lo hicimos, pero... Aunque aún es pronto para descansar.

Archer Foster: ¿Hacia dónde, señor?

Karl Wen: Lejos de aquí... Lleven a los civiles adentro.

Los miembros de la Escuadra se levantaron y acompañaron a los civiles al interior del Tanque Imperial. Spencer y Freya fueron al frente con armas listas en caso de que todavía quedara algún enemigo adentro mientras Rei los seguía por detrás. Frente a la Autómata se encontraba Roxxane, la Oficial Médico, cargando en sus brazos al mismo niño. Algo en el pequeño le hizo sentir algo de nostalgia como si lo conociera de algún lado, pero su memoria no daba más atrás de su vida anterior. Rei sabía de alguna manera que ese niño no era hijo de la Médica.

Señal Emitida[]

Hace unas horas...

El Mausoleo, El Acorazado, Anillos de Hekate

Keith Kriemhild (Radio): Supongo que Wolfy se los contó, ¿no? Lo del Coloso que Zirzechs poseyó justo después de aterrizar en el Acorazado y que luego él y un Ogro Poseído intentaron impedir que matara al Rey.

Anton Ivanoff (Radio): Una vez de él. Como siete veces de ti.

Keith Kriemhild (Radio): El caso es que los Hermanos Escudo de la Legión de los Quemadores Celestes están bastante encabronados por haber perdido a su General. Dirigen un equipo para volar el núcleo del Acorazado. Según los Aedos, si el núcleo cae, el sistema también lo hará.

Sasha Evans (Radio): ¿Es eso posible?

Keith Kriemhild (Radio): ¿Alguna vez has dudado de Sam? Asegúrense de que eso no suceda.

La Escuadra se teletransportó al interior del Acorazado con ayuda de la Red Hefesto. Al explorar el terreno no encontraron presencia alguna de la Colmena, pero si habían notado que la temperatura del lugar era anormalmente helada.

Kai Argento: Keith, ¿por qué crees que estrellaron su nave contra el Acorazado? Es una táctica extrema incluso para los Lekgolo.

Keith Kriemhild (Radio): Fue una orden directa de Apophis. Por lo que se sabe, intentaron adueñarse de la tecnología de la Colmena para usarla contra nosotros. Pero al final estrellaron el Teka-her para usarla como cabeza de playa y eliminar al Rey.

Kai Argento: Una sola orden.

Anton Ivanoff: Eso sí que es lealtad... Sasha.

Sasha Evans: Sí.

La joven mujer se apoyó en el suelo y preparó su Rifle de Precisión. Había unos vigilantes liderados por un Centurión los cuales en un instante vieron sus cascos explotados y gusanos desperdigados. Sasha cambió el cargador y siguió a sus compañeros al interior del crucero.


Teka-her, El Acorazado, Anillos de Hekate

Los pasillos estaban llenos de postas y huesos de Colmena esparcidos. Tenues luces doradas iluminaban el camino indicando una alerta de invasión. La Escuadra avanzó lento pero seguro hasta detenerse frente a una de las puertas. Justo en el interior de una sala de monitoreo había varios Psiónicos y un Centurión patrullando el lugar.

Mientras Sasha y Anton eliminaban a los guardias, Kai subió una pendiente para alcanzar una gran consola. Al activarla apareció el plano holográfico del Teka-her actualizado con todas sus rupturas y caminos bloqueados. La última señal importante se encontraba cerca del puente de la nave.

Kai Argento: Localicé a los Hermanos Escudo. Son los que lideran personalmente el ataque contra el núcleo. Marcaré las coordenadas.

Los Psiónicos cayeron y Sasha recargó su rifle. El Aedo se reagrupó con la Escuadra en camino a la bahía de carga que era la ruta más rápida al puente del crucero. Cuando las colosales puertas se abrieron al retirar sus seguros, un Goliath surgió de la oscura cámara haciendo retroceder al equipo.

Kai Argento: ¡¿Un tanque?! ¡¿Quién trae un tanque al espacio?!

Anton Ivanoff: Sasha, concentra el fuego en los propulsores. Kai y yo te cubriremos.

La joven mujer subió a la parte superior de la cámara ya disparando contra los propulsores del Goliath. Anton y Kai impidieron que los Psiónicos alcanzaran a su compañera para luego concentrarse en los Legionarios y Falanges recién llegados. Cuando el Goliath perdió dos de sus propulsores, los gusanos Lekgolo de su interior salieron formando un par de enormes serpientes que se desplazaron hacia Sasha para sujetarla y arrojarla contra el suelo.

Cuando una de las serpientes estaba por engullirla, Kai intervino al golpear a la criatura con su Hacha de Hierro con tal fuerza que la dejó aturdida. Anton subió entre los gusanos y plantó una Granada de Fragmentación que aniquiló a la criatura. Sin embargo, el Goliath y la otra serpiente seguían con vida esperando el momento oportuno para atacar.

Sasha retrocedió y concentró el fuego en los últimos propulsores del tanque hasta provocar que explotara por el sobrecalentamiento. Los gusanos sobrevivientes se integraron con la serpiente para aumentar su resistencia y fuerza convirtiéndose en un problema para la Escuadra.

Los golpes del Hacha de Hierro que propinaba Kai a la entidad eran menos eficaces que antes tanto que la munición explosiva del Rifle de Precisión de Sasha sólo conseguía extirpar restos de gusanos. Anton decidió probar las pesadas armas de Uroboros y utilizando un Fusil de Postas Pesado pudo erradicar gran parte de los gusanos para debilitar a la serpiente. Cuando la criatura abrió sus fauces, Kai le arrojó una Granada de Fragmentación que fue suficiente como para explotarla entera.

Las fuerzas Lekgolo se retiraron luego del rugir de una molesta alarma. La Escuadra avanzó hacia la puerta que Kai intentó abrir al estar sellada. Al estar ocupados no se percataron de la densa niebla que se había formado hasta que una serie de brechas transdimensionales se abrieron por todo el crucero plagando de miasma necrótica que dañó las computadoras y el sistema entero. Cuando la puerta se abrió por la falla, la Escuadra avanzó hasta llegar al puente donde una batalla ya había iniciado.

Anton Ivanoff: Poseídos y Uroboros luchando por el puente.

Keith Kriemhild (Radio): Poseídos... No es un buen augurio.

Kai Argento: Aquí no están los Hermanos Escudo.

Keith Kriemhild (Radio): Tienen que encontrarlos. Antes de que sea tarde.

La Escuadra siguió de largo mientras los Lekgolo eran masacrados por unos Poseídos aún más violentos que antes. El camino estaba lleno de miasma y armaduras destrozadas. Cuando la puerta se abrió dio a un camino donde el crucero había sido destruido por la Colmena.

Poseídos habían aparecido para hostigar a las fuerzas comandadas por un Coloso. Los Legionarios y Centuriones Poseídos actuaban con una brutalidad no vista anteriormente y sus estrategias superaban a las planeadas por el Coloso.

Sasha se encargó de los Legionarios normales desde lejos mientras Kai y Anton lo hacían con los Poseídos. Al final quedaron un Centurión Poseído y el Coloso ya bastante fatigado. El Centurión generó un dardo necrótico y lo arrojó a la cabeza del Coloso para intoxicarlo y matarlo en el acto. El Spartan reventó al Poseídos con su Escopeta y su acción hizo que la puerta frente a ellos se abriera al desaparecer las runas de la Colmena.

Keith Kriemhild (Radio): Si los hermanos no saben que su General está muerto, su ataque podría ser una especie de negociación.

Sasha Evans: Mmm ¿Algo así como "Dennos a Apophis o explotamos la nave"?

Keith Kriemhild (Radio): Sí, más o menos. Me recuerda al comandante y a mí... Con menos gritos.

Anton Ivanoff: Debe ser el poder del vínculo de la hermandad.


El Nártex, El Acorazado, Anillos de Hekate

Los tres avanzaron por el gigantesco pasillo repleto de cadáveres de soldados Lekgolo. Al final, luego de pasar una ligera curva, encontraron un bloqueo de unas rejas que se abrió al momento en que la Escuadra se acercó. Adentro se encontraba una enorme estructura luminosa que desprendía energía solar y la inyectaba a los sistemas del Acorazado.

Anton Ivanoff: Este debe ser el núcleo.

Al inspeccionar la estructura no tardaron en encontrarse con cajas atadas a ella.

Kai Argento: Son bombas. Hay explosivos en todos los puntos débiles de la estructura del núcleo.

Una brecha transdimensional se abrió frente a ellos dejando paso a un Centurión Poseído que tenía la intención de liberar el núcleo. Sin embargo, detrás del ente oscuro, se abrió una puerta escondida entre una montaña de huesos.

Otro Centurión salió expulsado con una mochila propulsora hacia el Poseído y le enterró la cuchilla que tenía aferrada a su brazo. Trengtreng-Vilu pegó un salto en medio de la Escuadra y golpeó propulsado para liberar un pulso de energía calorífica. Los tres se separaron y abrieron el fuego contra el comandante esperando así dañarlo.

Trengtreng-Vilu recibió bastante daño de los disparos, pero gracias a su armadura era perfectamente capaz de soportarlo. El Centurión se elevó en el aire y se arrojó hacia Anton quien apenas pudo esquivarlo gracias a su mochila propulsora. Kai y Sasha concentraron el fuego en la cabeza del Centurión hasta molestarlo. Trengtreng-Vilu llamó refuerzos mientras regresaba por la misma puerta donde había llegado.

Sasha Evans: ¿Se fue?

La puerta volvió a abrirse dando paso a un Centurión de distintivos azules. Este tenía adherido en su espalda un mortero de plasma con el que, sin importarle sus secuaces, disparó a diestra y siniestra esperando darle a alguno de la Escuadra.

Kaykay-Vilu, el Centurión, se quedó estático en su lugar esperando que alguno de sus tiros acertara. La Escuadra podría tener la situación controlada de no ser por los Falanges y Psiónicos que estorbaban así que no tuvieron de otra que dividirse para que dos de ellos limpiaran la zona mientras otro se concentraba en el Centurión.

El Centurión usó su mochila cohete para subir hasta la cima del núcleo del Acorazado y así seguir disparando sin molestias. Sin embargo, la Escuadra ya había repelido a los soldados Lekgolo y ahora sólo tenían que concentrar el fuego en Kaykay-Vilu mientras esquivaban sus proyectiles. Al recibir cierta cantidad de daño, Kaykay-Vilu llamó refuerzos y escapó por la misma puerta por la que había llegado.

Sasha Evans: Y... También se fue.

Kai Argento: No creo que los hayamos asustado.

Anton Ivanoff: Eliminen a los refuerzos y recarguen sus armas rápido.

Sasha y Kai hicieron tal cual ordenó el Spartan. En poco tiempo limpiaron la zona. La puerta al fondo volvió a abrirse y ambos Centuriones aparecieron al mismo tiempo. Ya habiendo conocido sus tácticas, Anton coordinó a sus compañeros para ejercer el mayor daño posible a los Lekgolo hasta conseguir reventar sus cascos y esparcir sus gusanos.

Justo cuando creyeron haberlo conseguido. Los gusanos Lekgolo de los Hermanos Escudo reunieron las armaduras de ambos Centuriones y los unificaron para formar una nueva entidad. Ahora eran capaces de producir pulsos de calor y disparar plasma desde el mortero montado en su espalda.

Sasha concentró los tiros de su Rifle de Precisión en el mortero de plasma de la entidad mientras sus compañeros arremetían contra las cuchillas que blandía. El Lekgolo azotó el suelo y disparó una onda de calor que quebró los escudos de energía de la Escuadra. Cuando la criatura se abalanzó sobre Kai, Sasha se trepó sobre él y dejó fluir la fuerza oscura en su brazo para perforar de un golpe el mortero causando que el Lekgolo saliera expulsado contra el núcleo del Acorazado.

El Centurión se puso de pie para disparar su mortero dañado provocando que este explotara en su espalda. La reacción liberó la energía calorífica inundando de llamas el traje quemando los gusanos Lekgolo hasta no dejar ni rastro de vida en ellos. Anton se acercó para comprobar que el núcleo se encontrara intacto.

Anton Ivanoff: Está hecho, Keith.

Keith Kriemhild (Radio): Le han mostrado nuevamente al imperio el poder de la humanidad. Buen trabajo. Me gustaría decir que ya pueden regresar, pero acabo de hablar con Katie y me ha dicho que tiene más información sobre los Quemadores Celestes.

Katie-1 (Radio): Hemos identificado una señal de alta frecuencia de la cabeza de playa en el Acorazado. El mensaje procede del exterior. Su objetivo está muy alejado del Sistema Beyond. Los Aedos necesitan saber qué dicen y a quién.

Kai Argento: Y esa señal, ¿viene del Teka-her?

Katie-1 (Radio): Sí. Del puente de la nave.

La alarma característica de Uroboros comenzó a sonar en una frecuencia diferente.

Sasha Evans: ¿Qué significa eso?

Anton Ivanoff: Problemas.

Al salir de vuelta al nexo del Acorazado y el Teka-her, la presencia de un grupo de Legionarios tomó por sorpresa a la Escuadra. Creyendo que seguramente eran los últimos refuerzos de los Hermanos Escudo los eliminaron sin problemas. Al caer el último Legionario, la puerta que daba al interior del crucero se abrió.

Kai Argento: Matas a todo el mundo y el sistema de la nave cree estar a salvo.

Anton Ivanoff: No bajen la guardia.

Kai Argento: Cierto... Si los sistemas de defensa siguen activos, algunos miembros de la tripulación del puente deben seguir con vida.


Teka-her, El Acorazado, Anillos de Hekate

La Escuadra procedió con precaución. No había rastros de vida ni de miasma necrótica infestando los sistemas del crucero. En poco tiempo se encontraron en el puente donde había un mar de Legionarios muertos con sus gusanos esparcidos en cada centímetro de suelo. Sin rastros de Poseídos. Los tres avanzaron hasta la consola principal y Kai comprobó lo de la señal.

Señales irregulares fueron detectadas. Brechas transdimensionales se abrieron dando lugar a un Falange Poseído acompañado de Psiónicos. Sasha y Anton se encargaron de proteger a su compañero mientras revisaba los sistemas.

El Falange Poseído repelía los disparos con su gran escudo con el que era capaz de devolverlos en forma de dardos de Axiones que Anton apenas conseguía detonar a tiempo. Cuando el número de esbirros del Falange se redujo, éste bajó sus armas y dijo unas cuantas palabras en su lengua nativa antes de desaparecer en un vórtice oscuro.

Anton Ivanoff: Que raro...

Sasha Evans: ¿Qué cosa?

Anton Ivanoff: Es la segunda vez que veo un Poseído comportarse de forma "diferente".

Sasha Evans: ¿La segunda?

Kai Argento: Listo. Señal desactivada. Estaba encriptada pero algunas cabeceras podían leerse.

Anton Ivanoff: ¿Averiguaste algo?

Kai Argento: Era una señal de socorro detallada destinada a... ¿La Legión de los Miles?

Anton Ivanoff: Keith, ¿sabes algo?

Estática. No podían recibir ni transmitir. Entonces las luces se apagaron.

Anton Ivanoff: ¿Qué demonios?

Kai Argento: Tenemos interferencias.

Anton Ivanoff: ¿Interferencias? ¿La Red Hefesto? ¿Cómo interfieres las comunicaciones de una red Vex?

Sasha Evans: Con... ¿Tecnología Vex?

Kai Argento: Bueno, sí, pero no creo que el Vex haya decidido aparecerse en el Acorazado.

Algo sacudió el crucero. Los tres levantaron sus armas hacia la puerta de acceso.

Sasha Evans: Este... ¿Qué nos golpeó?

Kai volvió a revisar la consola. Apenas había energía de reserva para hacerla funcionar.

Kai Argento: Hay muchas naves alrededor del Acorazado... Estamos rodeados. La señal es de Uroboros, pero... No hay señales de Lekgolos en ellas.

Las luces y energía de la nave fueron reestablecidas y seguido a esto comenzó a temblar.

Kai Argento: El Teka-her está despegando ¡Se va del Acorazado!

Anton Ivanoff: Tenemos que irnos. Kai, intenta reestablecer comunicaciones con el Alto Mando.

La Escuadra avanzó de vuelta hacia la Brecha del Casco sufriendo graves retrasos por los temblores que sacudían al crucero en sus esfuerzos por atravesar la gruesa osamenta del Acorazado.

Anton Ivanoff: ¿Cómo pueden controlarla desde fuera del puente?

Kai Argento: No lo sé. Esto no me gusta.

Un temblor volvió a sacudir el crucero. Las luces se apagaron y los tres tuvieron que encender las linternas de sus armaduras. Ya estaban por ir a la Brecha del Casco cuando otro temblor los dejó helados.

Sasha Evans: ¡Ay, mamá!

Anton Ivanoff: Tranquila... Con cuidado.

De entre las sombras, una gran mano sujetó a Sasha del cuello y la comenzó a asfixiar. Anton y Kai dispararon contra el ser y este respondió golpeando al suelo una carga gravitatoria. La figura arrojó a Sasha contra Kai para luego atraer a Anton hacia él para golpearlo contra la pared. Kai blandió su Hacha de Hierro contra la criatura, pero este se lo arrebató para golpearlo y arrojarlo contra Sasha que apenas se había puesto en pie.

Anton golpeó con fuerza el rostro de la criatura y este lo sujetó del cuello para azotarlo contra el suelo disparando otra onda gravitatoria para alejar a Sasha y a Kai. El Spartan se soltó impulsado con su mochila propulsora y soltó una serie de puñetazos contra la bestia hasta que sus puños fueron sujetados por este. La criatura soltó varios puñetazos al abdomen de Anton para luego arrojarlo contra la compuerta abriéndola al vacío del espacio.

Sasha y Kai fueron a sujetar a su compañero antes de que fuera presa del vacío. El reflejo de Beyond contra los Anillos de Hekate permitió revelar la identidad de una figura conocida para el Spartan. El Jiralhanae se aproximó lentamente hacia ellos mientras proliferaba una risa seca.

Berserkus: Te has oxidado, Ivanoff.

Sasha Evans: ...Anton...

Berserkus: He esperado por este día.

El trío intentó acceder a la Red Hefesto para regresar a sus naves, pero era inútil.

Berserkus: Me vengaré por lo que me has hecho.

Indefenso, Anton sujetó a sus compañeros y se arrojó fuera de la nave. Berserkus, el Puño de Ophidio, observó cómo su jurado enemigo se perdía en el espacio. El Jiralhanae no hizo más que expresar una mueca de molestia antes de volver al interior del Teka-her.


La Fosa, Anillos de Hekate

Anton consiguió sujetarse a un Lich que sobrevolaba no lejos de ahí. Kai y Sasha se sujetaron del Spartan para subir a la parte superior del vehículo para ver como el Teka-her se reunía con el resto de la flota de los Puños de Ophidio.

Sasha Evans: ¿Qué está pasando?

Kai Argento: No lo sé.

Anton Ivanoff: ¡Sujétense!

El Lich donde estaba posado la Escuadra avanzó a toda velocidad para reagruparse con la flota. Una brecha dimensional se abrió frente a la nave de mando.

Anton Ivanoff: ¡Entran al desliespacio! ¡Se van!

Kai Argento: ¿Desliespacio? ¡Tenemos que ponernos a cubierto!

Anton Ivanoff: No hay tiempo.

El Spartan sujetó a sus compañeros y juntos se propulsaron con su mochila propulsora para que el escudo del Lich los protegiera de la radiación. La flota de los Puños de Ophidio atravesó el umbral y desapareció del alcance del Acorazado.

La Caja de Pandora[]

Órbita de Luminalia

La brecha se abrió. La flota de los Puños de Ophidio atravesó el umbral en dirección al Reino de los Iluminados. Anton observó el exterior y luego comprobó que sus compañeros se encontraran a salvo. Los tres salieron a escondidas para ver el objetivo de Uroboros.

Kai Argento: ¿Luminalia?

Anton Ivanoff: No van al Puesto de Daoroth... ¿Por qué lo pasan por alto?

Kai Argento: Van a la región de Oriente...

Anton Ivanoff: Tenemos que avisarles rápido a los Iluminados.

Kai Argento: Eh, muy tarde. Ya están aquí.

Galeotas ya habían sido desplegadas en el momento en que se abrió la brecha. El Ejército de Luminalia plantó una fuerte defensa que se vio quebrantada por el avance de los Puños de Ophidio. Anton ordenó a sus amigos abrir la escotilla de emergencia del Lich para así eliminar a sus pilotos y cambiar el curso del vehículo.

Sasha tomó el control de la nave y lo primero que hizo fue contactar al ejército para evitar que fueran atacados. Anton y Kai comprobaron que no quedaran sobrevivientes dentro del vehículo para después retornar a dónde estaba Sasha.

Anton Ivanoff: Aquí Spartan Ivanoff de la Vanguardia de Ceres a Ejército de Luminalia, ¿me reciben?

Elizabeth Cassl (Radio): Sí, te recibo. Soy la directora Elizabeth Cassl de la Academia del Oeste. Estamos bajo ataque.

Kai Argento: ¿Una Academia Militar? ¿Qué significa esto?

Anton Ivanoff: Directora, Uroboros debe estar buscando algo debajo de su academia...

Elizabeth Cassl (Radio): ¡¿Cómo sabes eso?!

Anton Ivanoff: Necesito que protejas lo que sea que este debajo hasta que lleguemos. De ser posible...

El Lich tembló. Algo se había aferrado a la parte superior del vehículo. Por encima se estaba abriendo una esclusa. La Escuadra apuntó hacia lo que fuera que estaba por entrar y entonces Edward cayó por el orificio.

Edward Blaze: ...Hola.

Anton Ivanoff: Ed, ¿qué haces aquí?

Edward Blaze: Eso mismo debería preguntarles.

El Lich, para ese momento, ya había cruzado la atmósfera del planeta e iba en dirección a la academia.

Edward Blaze: ¿Qué está sucediendo? ¿Ahora a quien hicimos enojar?

Anton Ivanoff: Uroboros.

Edward Blaze: Pero el Juicio ya se había encargado de ellos, ¿no?

Anton Ivanoff: De los Quemadores Celestes. Estos son otros... Y más peligrosos.

Edward Blaze: Bueno, ¿qué son unos gusanos con armadura contra todo lo que hemos enfrentado?

Anton Ivanoff: La verdad no quiero imaginarlo.

Sasha se aproximó a sus compañeros.

Sasha Evans: Anton, creo que deberías ver esto.

La Escuadra observó por una de las ventanillas un crucero posicionándose por encima de la Academia.

Edward Blaze: Van por la del Oeste... Ay, no.

Kai Argento: ¡¿Qué?! ¡¿Qué es lo que hay ahí?!

Edward Blaze: Yo... No lo sé.

Kai Argento: Ah.

Edward Blaze: La última vez que me encargaron proteger esa zona fue hace varios años... Tenemos que detenerlos.

Anton Ivanoff: Rápido, dile a Sasha que de vuelta a este Lich.

Sasha Evans: ...Yo soy Sasha.

Anton Ivanoff: ...Y, ¿quién va conduciendo?


Muelle 57, Academia del Oeste, Luminalia

El Lich se estrelló en uno de los muelles de la academia. Edward recobró el conocimiento gracias a los constantes gritos de Sasha disculpándose por lo ocurrido y, al levantarse, comprobó que sus compañeros se encontraran vivos.

Edward Blaze: (Agitado) Directora Cassl, ¿está ahí?

Elizabeth Cassl: ¿Blaze? Gracias al cielo.

Edward Blaze: Directora escuche bien. Tiene que dar la orden de evacuación.

Elizabeth Cassl (Radio): Lo hemos intentado. Uroboros se apoderó de los muelles de aterrizaje.

Anton Ivanoff: Que nos dé sus coordenadas. Despejaremos una ruta de evacuación en el camino.

La directora acató la indicación. La Escuadra salió de los escombros encontrándose a un grupo de Pandoras de Primer y Segundo Nivel repeliendo a los Jiralhanae. Cuando la líder de estos dio indicaciones su cabeza fue atravesada por la ráfaga de un Rifle de Haz.

Un grupo de Cosechadores se instaló en las lanzaderas para desplegar un grupo de Kig-Yar y T'vaoan. Edward se posicionó al frente de las inexpertas mujeres para desplegar una barrera de estasis. Las balas del Alma Voltaica del Iluminado destrozaron los frágiles cuerpos de las criaturas. En eso aparecieron más naves de descenso para desplegar Legionarios Lekgolos.

Kai Argento: No dejarán de venir ¿Cómo podemos mantenerlos fuera?

Edward Blaze: Los controles pueden levantar una barricada en el muelle.

Anton Ivanoff: Encuéntrenlos rápido, antes de que hagan otro asalto.

Sasha derribó a un grupo de Kig-Yar. Justo debajo de un Cosechador se concentraban varios enemigos que le hacían imposible acercarse a cualquiera. La joven mujer se concentró para manifestar al Fantasma Oscuro y hacer que avanzara entre las sombras hacia los controles.

El Fantasma Oscuro avanzó lentamente hacia donde le había sido indicado, pero con cada momento sus pasos eran más rápidos. Cuando tomó carrera, cabezas de Jiralhanae y trozos de Lekgolos salieron volando. La entidad se aferró a los controles y estrelló su mano en ellos provocando que un escudo bloqueara la entrada a más fuerzas de Uroboros.

Kai Argento: ...¿Qué acaba de pasar?

Edward Blaze: Directora Cassl, el Muelle 57 está controlado. Ahora vamos a tu posición.

Elizabeth Cassl (Radio): ¿En serio? Gracias.


Ascensor de la Entrada Principal, Academia del Oeste, Luminalia

La Escuadra cruzó por una puerta donde más jóvenes Pandoras hacían frente a un par de escuadrones de Uroboros. Entre las mujeres había una agrupación que repelía a los invasores con sus Armas Voltaicas. Las Pandoras fueron ayudadas por la Escuadra hasta despejar esa sección.

Cassie Leonhardt: ¿Cerianos? ¿Cuántos son de ustedes?

Anton Ivanoff: ...¿Cassie?

Andrea Yuina: No es cierto...

Nadia Flowers: ¡Pero mira quienes están aquí! 

Cassie Leonhardt: ¡¿Anton?! ¿Kai? ¡¿Qué hacen aquí?!

Edward Blaze: Ah, se conocen. Eso nos ahorra las presentaciones.

Más enemigos aparecieron sólo para ser erradicados por Sasha y su Rifle de Precisión. Ahorrándose las preguntas de lo que estaba sucediendo exactamente, el Equipo Tempest del Ejército de Luminalia se unió al objetivo del Equipo Headhunter al menos hasta llegar con la directora.

Ambos equipos subieron varios niveles repletos de Jiralhanae y de Kig-Yar hasta encontrarse con un Coloso Lekgolo que no hizo más que ralentizarlos en su avance. Las mujeres del Equipo Tempest, sin embargo, ya tenían experiencia luchando contra ese tipo de formaciones Lekgolo, después de todo, la Instalación Baralku estuvo al tope gracias a ellas.

Los niveles estaban despejados. La Escuadra estaba por llegar a la posición de la directora cuando varios Paladines salieron volando luego de una explosión verdosa detonara detrás de ellos. Anton se posicionó al frente de ambos equipos y asomó su cabeza para observar a las titánicas entidades que forzaban su entrada a la compuerta.

Anton Ivanoff: Hunters... Es como si la guerra nunca hubiera terminado.

El Spartan salió disparado con su mochila propulsora hacia uno de los Mgalekgolo el cual lo interceptó con el escudo de su brazo para empujarlo contra la pared. El Equipo Tempest se aproximó al otro Hunter que disparó varias cargas de combustible en su camino para frenarlas. En la humareda, Kai y Edward se colaron para dejar caer el peso de sus respectivas armas causando sólo pequeñas abolladuras en su blindaje.

Los Hunters contraatacaron blandiendo sus escudos e inundando el piso con combustible disparado de sus cañones. Entre las sombras, Sasha rodeó a los Mgalekgolo y esperó el momento exacto en que al disparar una sola bala esta penetrara las espaldas de ambos para hacerlos caer.

Grayfia Phoenix (Radio): Equipo Tempest, ¿están bien?

Edward Blaze: ¿Grayfia?

Grayfia Phoenix (Radio): ¿Edward? Afuera parece el fin del mundo.

Edward Blaze: Todavía hay muchas Pandoras y Limitadores en la Academia. Lo principal es evacuarlos inmediatamente.

Grayfia Phoenix (Radio): Yo... Bien. Tempest, ustedes y otros grupos guiarán a los sobrevivientes a las rutas de escape. Las Pandoras de Nivel Tres o superior pueden quedarse a ayudar sí así lo desean. El resto seguirá repeliendo a los invasores.

Edward Blaze: Gracias, Grayfia.

Anton Ivanoff: Aquí nos separamos de nuevo.

Cassie Leonhardt: Si tan solo no tuviéramos que vernos en estas situaciones.

Anton Ivanoff: Por cierto...

El Spartan sacó de un compartimento de su armadura un trozo de tela de distintivo y se lo entregó a la Pandora.

Cassie Leonhardt: ¿Lo tuviste todo este tiempo?

Anton Ivanoff: Pensaba devolvértelo la próxima vez que nos encontráramos.

Cassie Leonhardt: Que amable. No dejes que te atrapen de nuevo. Cuídate.

Anton Ivanoff: Igual tú.

Los equipos se separaron. Anton se reagrupó con su Escuadra frente a la compuerta, la misma que Edward alguna vez protegió hace años. Hasta ese día, al fin iba a conocer el secreto de Luminalia. El Iluminado introdujo los códigos de seguridad, la compuerta se abrió y la directora Cassl salió para recibirlos y darles acceso al interior.

Elizabeth Cassl: Ha pasado de verdad mucho tiempo, Blaze.

Edward Blaze: Tenía pensado venir de visita uno de estos días. Es una lástima que sea en estas condiciones.

El elevador inició el descenso.

Anton Ivanoff: Directora Cassl. Uroboros ha venido por algo que está aquí mismo... Creo que usted sabe bien para que, ¿cierto?

Elizabeth Cassl: Los Iluminados no fuimos lo único que despertamos tras el Colapso. Los Elohim habían hecho de Luminalia el lugar de descanso de antiguas armas.

Edward Blaze: Los Nova.

Elizabeth Cassl: Así es. Cuando ocurrió el Primer Choque casi fuimos exterminados de no ser por 090.

Anton Ivanoff: ¿090? Espere... ¿Está diciendo que...?

Elizabeth Cassl: De la primera Pandora. Angela-090.


La Caja de Pandora, Academia del Oeste, Luminalia

El ascensor se detuvo. Las escotillas se abrieron permitiendo ver una gran caja de estasis donde una mujer descansaba en su interior. De todos los miembros de la Escuadra presentes, Edward se aproximó hacia la Pandora. Había algo en ella que se le hacía muy familiar tanto que llegó a creer que se trataba de su fallecida hermana mayor.

Edward Blaze: Entonces, ¿esto era lo que querían los Nova?

Elizabeth Cassl: Por casi veinte años, los Nova aprendieron de donde provenían las Pandoras. Los Estigmas de varias generaciones provienen de ella.

Anton Ivanoff: ¿Para que la querrían los de Uroboros?

Elizabeth Cassl: No lo sé y la verdad no quiero saberlo. Esta academia militar ha pasado por tantas cosas. Creí que con lo del Tratado iba a terminar todo.

Anton Ivanoff: Tenemos que sacarla de aquí.

Elizabeth Cassl: Si fuera tan fácil.

Anton Ivanoff: No tenemos elección.

Elizabeth Cassl: No es cuestión de elección. Desde que se alojó aquí no ha dejado de desarrollar Estigmas que se han aferrado al suelo como raíces. No podemos moverla... A no ser que seas mucho más fuerte de lo que aparentas.

Edward Blaze: ...¿Puede darle a Kai el manifiesto de la academia?

Elizabeth Cassl: ¿Para qué?

Edward Blaze: Si no podemos moverla tendremos que evitar que lo haga Uroboros.

Elizabeth Cassl: ...Espera. Toda una vida se ha invertido en este lugar. Tú lo sabes perfectamente mejor que nadie.

Kai Argento: Se nota. Hay como unas veinte minas de... ¿Explosivos Deucalion?

Edward Blaze: Lo siento, directora. Sigue redirigiendo a la gente a las capsulas de evacuación. En cuanto nos encarguemos de ella, no habrá tiempo.

Elizabeth Cassl: ...Blaze, más vale que la próxima sea sólo una visita.

Cuando la Escuadra salió del ascensor, y se encontró en la amplia sala de la primera Pandora, un potente temblor sacudió la academia entera.

Sasha Evans: Y, ¿eso que fue?

Elizabeth Cassl (Radio): Uroboros... Ha perforado varias capas de blindaje del domo de la Academia.

Kai Argento: Ok. Voy a activar las torretas automáticas para defender la evacuación. Sin embargo, eso nos deja libres a...

Anton Ivanoff: ...Un ataque directo ¿Qué hay de la bomba?

Elizabeth Cassl (Radio): La estamos preparando. Retransmitiremos las órdenes de evacuación ahora.

Un nuevo temblor. La intensidad de la sacudida aumentó con creces hasta que gran parte de la sala colapsó. Cosechadores fueron desplegados del Teka-her en búsqueda de la Pandora.

Anton Ivanoff: ¡Han ubicado la Caja de Pandora! ¡¿Dónde está la bomba?!

Elizabeth Cassl (Radio): ¡Aún no está lista!

Edward Blaze: Lista o no, la necesitamos ahora.

Capsulas de descenso inundaron la sala. Sin más opción, la Escuadra abrió el fuego ante oleadas de enemigos que parecían no tener fin. En primera instancia habían caído Kig-Yar junto con Centuriones Jiralhanae. Gracias a Sasha, el equipo no tuvo problemas con los francotiradores mientras Kai se encargaba de romperles el cráneo a los Jiralhanae con su Hacha de Hierro.

Cosechadores aparecieron para dejar Legionarios Lekgolo acompañados de Gladiadores Jiralhanae. Los Brutes se abalanzaban sobre Headhunter buscando cortarlos con las grandes cuchillas que portaban en sus manos. Los Legionarios gastaban grandes tiros de postas de plasma dejando que se enfriaran al disparar una cuchilla explosiva que forzaban a Sasha a dejar su lugar.

Edward y Anton se movilizaron al frente para exterminar a la carne de cañón. Los Gladiadores vieron su final en cuanto el Spartan jalaba el gatillo de su Escopeta y los gusanos Lekgolo de los Legionarios terminaban por salir despedazados ante el poder del Arma Voltaica de Edward.

Anton Ivanoff: ¡Banshee!

Los vehículos aéreos llovieron sobre la sala rociando cargas de combustible. De no haber sido por la burbuja de estasis de Edward no la habrían podido contar. Frente a ellos apareció una Cosechadora dejando un Goliath listo para la acción. El tanque apenas estaba por cargar su proyectil cuando otra serie de Banshee hizo su aparición para destruirlo.

Por encima de la acción, uno de los cruceros del Clan del Juicio proyectó su sombra sobre el Teka-her disparándole torpedos de plasma para debilitar sus escudos de energía. En cuanto la barrera energética cayó, Kai volvió a tomar el control de las torretas automáticas para acribillar al Teka-her forzando su retirada.

Sasha Evans: ¿Lo hicimos?

Anton Ivanoff: Aún no. Directora Cassl, ¿dónde está el explosivo?

Elizabeth Cassl (Radio): (Interferencia).

Edward Blaze: ¡¿Directora Cassl?!

Kai Argento: Volvamos al elevador. La bomba Deucalion debe estar en uno de los muelles de carga.


Ascensor de la Entrada Principal, Academia del Oeste, Luminalia

Headhunter regresó a la plataforma elevadora. Kai fue de inmediato a la consola para iniciar el ascenso. Mientras subían no tardaron en percatarse de que los gusanos Lekgolos sobrevivientes habían comenzado a moverse para reunirse alrededor de la Caja de Pandora.

A la vista de todos, una gigantesca serpiente compuesta de un millar de gusanos enterró parte de su cuerpo en la tierra mientras retorcía su cuerpo alrededor del contenedor. La Academia entera tembló como si un gran terremoto la azotaba y entonces los gusanos comenzaron a extraer a la Pandora.

Anton Ivanoff: Kai... Contacta rápido con la directora.

Kai Argento: ¡Hago lo que puedo! ¡Los controles están bloqueados!

Edward Blaze: ¡¿Qué?!

Kai Argento: ¡Los gusanos se introdujeron en la red!... No podemos hacer nada.

El Iluminado rompió la ventanilla del elevador y disparó una potente descarga de estasis para sujetar la caja. El movimiento de la serpiente se ralentizó hasta detenerse. Anton, Kai y Sasha procedieron a abrir fuego contra los puntos débiles de la criatura desperdigando sangre anaranjada por toda la sala.

Una oscura luz rodeó la zona. Una descarga gravitatoria se aferró a la serpiente para extraerla. La nave capital de los Puños de Ophidio había derribado el crucero del Clan del Juicio y había exterminado a las pequeñas cazas del Ejército de Luminalia. En un pestañeo, el Pugnus-oph extrajo la Caja de Pandora destrozando a la serpiente de gusanos causando que la estructura de la academia se viniera abajo y todo se oscureció.


30 Minutos Después...

Para cuando Edward despertó se dio cuenta de que estaban siendo socorridos por un equipo de rescate. El Iluminado se levantó tan rápido como recuperó la conciencia y buscó a sus compañeros suspirando de alivio al verlos a todos con vida. Edward se acercó a ellos sin decir nada.

Sasha Evans: ...¿Ahora qué hacemos?

Edward Blaze: Seguir moviéndonos.

Kai Argento: Nos acaban de informar. El Distrito 7 fue tomado por Uroboros. Nos lo han arrebatado todo.

Grayfia se acercó a ellos sosteniendo un DataPad en su mano. Sin decir más se la entregó a Anton. Contenía una transmisión reciente.

Braun Tannin (Voz): Soldados, el momento de nuestro contraataque ha llegado. Si alguien recibe esto, el punto de encuentro es Themar. Ochenta y cuatro norte, cincuenta y dos este.

Kai Argento: Es el Distrito Gamma.

Anton Ivanoff: Esto no acaba. Aún no.


Electi-ex, Distrito 7, Ceres

Estaba por amanecer. Ophidio dejaba que sus gusanos se acomodaran en el interior de su armadura hasta sentirse más cómodo. El Emperador alzó su vista hacia el Cryptum y pudo sentir desde su trono toda la energía y conocimiento que emanaba. Ophidio le preguntaba al Elegido si podía ver lo que había hecho pues quería que lo honrara con su Luz y que ocupara su lugar en el centro de su imperio.

Ophidio dio un paso al frente y dejó que la ligera lluvia tocara su armadura. El Emperador quería que él y su legión se convirtiera en sus auténticos herederos. Aquellos que tomarían el estandarte que los Elohim levantaron por muchos siglos contra la Oscuridad. Sus pensamientos y meditaciones cesaron en cuanto dos de sus Generales se acercaron.

Xyl 'Vanom: Kaidon de Miles, está hecho. La ciudad está tomada.

Thox Ziq: Igual en Luminalia. Berserkus cumplió con sus tareas.

Xyl 'Vanom: Como todo en este universo, la victoria es suya.

Ophidio, la Legión de los Miles: Esta victoria es tanto mía como de ustedes.

Thox Ziq: Sólo falta terminar la jaula, luego podrá extraer su poder y usarlo como es debido.

Ophidio, la Legión de los Miles: Lo llaman el Elegido.

Xyl 'Vanom: Creo que otras civilizaciones le han dado títulos más apropiados.

Ophidio, la Legión de los Miles: Tu especie lo veneraba como un dios.

Thox Ziq: No hay nada que iguale su grandeza en este universo. El poder de ese Elohim va estar a su servicio y al de su legión... O, ¿acaso hay algo más que desee?

Ophidio, la Legión de los Miles: Deseo hablar con la Testigo.

Una holomesa se construyó detrás de ellos. Ophidio se acercó y la mesa se encendió revelando la proyección holográfica de Berserkus junto con la primera Pandora aún en su contenedor.

Berserkus: Noble Cacique de Legiones. He traído ante usted a la Testigo del Colapso de Beyond.

Incluso de tan larga distancia entre mundos, la simple presencia del Emperador hizo lo que los Iluminados no pudieron hacer en mucho tiempo. La Pandora abrió sus ojos y observó a Ophidio con mirada cansada.

Ophidio, la Legión de los Miles: Te llamamos Testigo porque viste lo que sucedió en tu Colapso. Viste la auténtica naturaleza de la Luz y la Oscuridad. Viste lo que florece de la unión de estos, así como sus sacrificios. Por años has callado ese secreto y ahora yo, que he reclamado tu mundo y al Elegido, te exijo que me lo cuentes.

Anclado[]

Cámara de Replicación, Sector 7 del Distrito 15, Ceres

(Acceso solo por vía onírica)

Oscuridad. La pugna. Luchar contra sus hermanos. Luchar consigo misma. La SIVA. Un tentáculo que se alarga y aplasta a los demás. Ella se giró para enfrentarse a él. Sus botas resbalaban en el resbaladizo suelo empapado de sangre. Se había ido, pero aún estaba ahí.

La primera Escuadra cayó junto al petrolero. Docenas de Sangheili. Cientos. Más... Los había acribillado hasta acabarse sus balas. Luego los aplastó, pero no fue suficiente. Lo mismo que mató a la primera Escuadra la mató a ella.

Casi no le quedaban fuerzas. Necesitaba un arma, pero la SIVA ya las había tomado. Los tentáculos las buscan, las rodean, y luego las consumen, mejoran y replican. En cada cúmulo surgía un enjambre de nanobots para alimentarse de todo lo que tenían a su alcance. La SIVA aprendía de lo que consumía.

Los Señores de Hierro fueron a interceptar la fuente de camino al búnker. Mientras los otros contenían al enemigo en el Distrito 15, ellos se reunirían ahí. Tuvieron la idea de atrincherarse para conseguir que los cañones funcionen. Eliminar a suficientes enemigos para que la Vanguardia de Ceres tuviera una oportunidad. Era una mala idea, pero era la mejor mala idea que tenían.

Muchos no le temían a la muerte, pero llegado el momento todos tenían la misma expresión. Debieron haber tenido más cuidado. No debieron haber contactado con el Estratega. Intentaban ayudar. Intentaba reconstruir. Creyeron que era la clave. Estaban cerca del replicador donde Reinhardt intentó comunicarse con el Estratega. Lo llamó Zod. Dijo que podría hacerlo entender. Decirle que no querían hacer nada malo. El Estratega no respondió con palabras.

La SIVA se retorció y golpeó, creando tentáculos que lanzaba contra ellos. Creó formas que podían apresarlos, y enjambres furiosos que zumbaban a su alrededor antes de dispersarse para penetrar en todos y cada uno de los resquicios de sus armaduras.

La Cámara de Replicación fue sellada cuando la detonación quemó su interior. Ocho cayeron y sólo uno sobrevivió, pero entre las cenizas todavía se escuchaban los lamentos: "No quiero morir. No quiero morir. No quiero morir. No quiero... ¿Hermano? Hermano, ¿dónde estás?" Ese no había sido su final. Había llegado demasiado lejos para morir ahí. Para cuando abrió sus ojos ahora estaba frente al Cosmódromo viendo como un sujeto salió expulsado de su nave y cayó frente al muro.


28 de Junio del 2582

Impera-cis, Tierras Oxidadas, Ceres

Archer Foster (Altavoz): Escucha, Rei-3, el teniente Wen te llama al puente de inmediato.

La Autómata abrió los ojos y se levantó. Últimamente había tenido esos extraños sueños lo que era muy raro ya que en teoría no debería tenerlos. Seguramente una falla en la laguna memorial de su cerebro positrónico. Rei tomó el arma más cercana y salió de la improvisada habitación donde parte del Equipo Blackjack la esperaba.

Clare Heidern: Oh, ya estás despierta.

El Tanque Imperial se sacudió.

Archer Foster (Altavoz): Estamos entrando en territorio peligroso. Equipo de respuesta de daños a la cubierta del hangar. Personal no combatiente en alerta.

Spencer Sledd: Genial.

Freya Stanton: Eso no sonó bien ¿Creen que hoy sea el día?

Spencer Sledd: Espero que no. Ya tuve suficiente de gusanos y gorilas espaciales.

Clare Heidern: Hace cinco días que no sabemos de ellos. Tal vez decidieron irse.

Spencer Sledd: Je. Sigue soñando.

Archer Foster (Altavoz): Cubierta, aseguren las escotillas. Equipo tienen que prepararse para la llegada de Kilo-8.

Freya Stanton: ¿Vuelve el Hawk?

Clare Heidern: Argento fue por suministros... Volvieron muy pronto.

Karl Wen (Altavoz): Aquí el teniente Wen. Estamos cruzando las Tierras Oxidadas. Hemos avistado un Sembrador de la Colmena. Todo el personal en alerta máxima.

Spencer Sledd: Sólo eso nos faltaba.

Archer Foster (Radio): Impera-cis a Kilo-8, desacelera. En breve la pista estará libre para el aterrizaje.

Kei Argento (Radio): ¡Den marcha atrás! ¡Uroboros nos encontró! ¡Repito, Uroboros nos encontró!

El choque del vehículo azotó la cubierta del Tanque Imperial.

Karl Wen (Altavoz): ¡A sus puestos de acción! ¡Ataque de Lekgolos proa de estribor!

Una de las puertas explotó. Legionarios Lekgolo forzaron su entrada acribillando a todos los que estuvieran adentro. Rei se agazapó y se deslizó hacia una cobertura para contrarrestar los proyectiles enemigos. Al asegurar esa parte, el Equipo Blackjack siguió a la Autómata a la parte superior del Tanque Imperial donde un Centurión se encontraba buscando entre los restos al piloto de Kilo-8.

El equipo reventó el casco del Centurión provocando que sus gusanos salieran expulsados cayendo fuera del Tanque Imperial. Clare fue rápido por Kei y lo sacó para comprobar que todavía estuviera con vida. Todos los Legionarios Lekgolo que perdieron la vida cayeron fuera del Tanque Imperial para unificar sus gusanos y formar serpientes que se atascaron en las orugas a fin de impedir su avance.

Un grupo de Cosechadores arribaron desde la órbita del planeta dejando salir Kig-Yar y T'vaoan dispuestos a tomar el Tanque Imperial. Blackjack hizo frente a la invasión pudiendo eliminar a los frágiles enemigos, pero no pudieron evitar perder a varios civiles en el proceso. Luego de que el Tanque Imperial temblara al reventar una de las serpientes de Lekgolos pudo seguir su avance.

Freya Stanton: Despejado.

Spencer Sledd: Sí. Por ahora.

Clare Heidern: ¡Tenemos que llevar a Argento con un médico rápido!

Sin entender porque, Rei ayudó a Clare a llevar al malherido soldado hasta el interior del Impera-cis. La Autómata no dejaba de ver al hombre ya que era igual al Kai Argento que ella, en teoría, conocía. Juntas llevaron a Kei hasta donde se encontraba Roxxane atendiendo a otros heridos y ella les indicó que lo recostaran en una de las improvisadas camas.

Roxxane Morrison: ¿Qué es lo que tiene?

Clare Heidern: Creo que no respira.

Roxxane Morrison: Ugh. Presenta cianosis, traumatismo del tórax. Tengo que hacer algo rápido.

El sujeto tomó a la Oficial Médico del brazo antes de cualquier cosa. Kei sacó un dispositivo de comunicaciones y se lo entregó a Rei, ya que estaba más cerca.

Spencer Sledd: ¿Y eso?

Kei Argento: Un... Mensaje...

Roxxane Morrison: ¡No hables! Necesito que salgan. Tratar esto va a ser muy difícil y no podré concentrarme con ese olor a gasolina contaminando esta sala.

La Autómata y Blackjack salieron. Juntos decidieron averiguar la información del mensaje así que fueron con quien mejor se le daba desencriptar cosas. Luego de avanzar por charcos de sangre anaranjada se encontraron en el puente del Impera-cis.

Archer Foster (Altavoz): Tripulación, permanezcan en sus puestos hasta que salgamos de las Tierras Oxidadas.

Spencer Sledd: Sí, buena idea.

Archer Foster: Oh, aquí están ¿Y bien? ¿Qué tal salió el mandado?

Spencer arrebató el artefacto de Rei y se lo entregó a Archer.

Spencer Sledd: Provecho.

Archer dejó los controles del Impera-cis unos momentos para descifrar de mala manera el contenido del artefacto. No le tomó mucho tiempo gracias a restos de tecnología obtenidos previamente junto con otros refugiados que no consiguieron escapar del ataque inicial. El Aedo volvió con el equipo y encendió el artefacto.

Braun Tannin (Voz): (Interferencia) Soldados, el momento de nuestro contraataque ha llegado. Si alguien recibe esto, el punto de encuentro es Themar. Ochenta y cuatro norte, cincuenta y dos este.

Freya Stanton: ¿El Distrito Gamma?

Spencer Sledd: ¡¿Se volvió loco el comandante?! Apenas si podemos movernos con este cacharro.

Archer Foster: El mensaje es de hace cinco días. Hay cabida para pensar en lo peor.

Karl Wen: ¿Eso era todo el mensaje?

Archer Foster: Eso creo. Está muy dañado. Fue un milagro que funcionara de nuevo.

Archer dejó el artefacto sobre una columna y Rei lo tomó. Por el diseño pudo saber que se trataba de tecnología de GATE. Sensaciones familiares recorrieron el subconsciente de la Autómata lo que hizo que descifrara una encriptación colocada a propósito para evitar que Uroboros la reconociera: Distrito 34.

Spencer Sledd: Oye, ¿qué crees que haces?

Archer Foster: Espera... ¿Distrito 34? ¿Qué significa?

Clare Heidern: Tal vez sea otro punto de encuentro.

Karl Wen: No lo creo. Allí no queda más que... Maldición.

Spencer Sledd: ¿Teniente?

Karl Wen: Allí está la máquina que el Estratega usó para... Uroboros debe estar buscando esa cosa para sumarla a su imperio. Si ya lo hicieron con el Cryptum entonces no hay duda de que irán por él. Tenemos que llegar antes que ellos.

Spencer Sledd: ¿O sea que cambiamos de sobrevivir a proteger una máquina de setenta metros que casi aniquila a todo un distrito?

Freya Stanton: Puedes irte con los refugiados si tienes miedo.

Una explosión sacudió el Impera-cis.

Freya Stanton: Entonces, ¿teniente?

Karl Wen: Evacúen a los refugiados. Iré al Distrito 34, si alguno quiere venir es bienvenido. Aquí el teniente Wen a la tripulación. Uroboros nos ha encontrado, que los civiles vayan a los Hawk y salgan... Dejen uno para mi equipo.

Oliver Gresham (Radio): Temo que es imposible, teniente.

Karl Wen: ¡¿Por qué no?!

Oliver Gresham (Radio): Uroboros invade los hangares. No resistiremos mucho tiempo.

Karl Wen: Aguanta, llegaremos pronto. Protege a los civiles.

La Escuadra estaba en camino cuando unos ruidos provenientes de los túneles de invasión los detuvieron. De las rendijas salieron criaturas insectoides armadas con Spikers revoloteando por los estrechos pasillos.

Karl Wen: ¡Maldita sea! ¡Cúbranse!

Clare Heidern: Teniente, ¿qué son estas cosas?

Karl Wen: ¡Drones! ¡Uroboros tiene malditos Drones!

Rei ignoró el fuego de los Yanme'e y se arrastró en el suelo mientras disparaba subfusiles contra ellos. Las paredes rápidamente se llenaron de sangre viscosa y alas rotas, pero así pudieron seguir avanzando por el interior. Más explosiones seguían sacudiendo el Impera-cis y los sobrevivientes se abrían camino desesperados haciendo esfuerzos titánicos por mantener la calma y priorizando la vida de los heridos antes que la de los demás.

Otras escuadras terminaron por ayudar a los refugiados, pero cuando Legionarios y Falanges aparecieron todo se complicó. Una parte del Tanque Imperial explotó cuando una serpiente de Lekgolos devoró los componentes de la pared. La agrupación de gusanos traía consigo partes de armaduras con las que volvieron a dar vida a los soldados que habían muerto en la cubierta previamente.

Colonias enteras de Yanme'e hicieron su aparición mientras Sangheili Duplicarius hacían su entrada mediante capsulas de descenso. Estaba claro que estaban firmes con la tradición del imperio de destruir cualquier nave profanada.

Mientras el resto de Blackjack repelía la invasión, Rei ayudó a Archer a conectarse con una consola del Impera-cis para activar las torretas automáticas. Una molesta alarma resonó y de ciertos espacios salieron disparados Escorpiones que enfocaron sus disparos contra los invasores hasta repelerlos.

La Escuadra se encontraba cerca de los hangares sólo tenían que pasar por una especie de almacén bloqueado por una puerta atascada. Spencer y Karl forzaron la puerta sin mucho éxito, pero gracias a Rei y a su gran fuerza innata consiguieron cruzar por la misma donde varios refugiados se encontraban controlando un incendio.

Liam Spooner: Teniente. Aquí abajo se puso muy feo. Varios Hawk han evacuado, pero hemos perdido a muchos hombres y todavía quedan dos pájaros que no pueden despegar.

Karl Wen: Bien, nosotros nos encargaremos.

El Equipo Lancer y el Equipo Blackjack salieron juntos al almacén donde los Lekgolo habían retomado el control de un Goliath. Ambas escuadras concentraron el fuego contra los propulsores del tanque para dejar que el penúltimo Hawk pudiera salir. Los últimos refugiados junto con otra escuadra de la Vanguardia de Ceres abordaron el vehículo para escapar.

Karl Wen: Uno fuera. Queda otro. Kilo-5, ¿listo para el lanzamiento?

Alex Bentley: Estoy atrapado, teniente. No me vendría mal un poco de ayuda.

Karl Wen: Resiste, estamos en camino.

El Goliath se recuperó de los daños y se desplazó a toda velocidad hacia la plataforma donde estaba el último Hawk. El Equipo Blackjack le dio persecución al vehículo antes de que explotara su única vía de escape. Rei, gracias a su cuerpo prostético, alcanzó el Goliath y plantó Granadas de Plasma contra sus últimos propulsores para que estallaran desperdigando un charco de sangre anaranjada.

Karl Wen: Hora de despegar. Nosotros seremos la nueva tripulación.

Alex Bentley: Bien. Dense prisa...

Clare Heidern: ¡Cuidado!

De afuera salió una serpiente de Lekgolos que devoró el Hawk. Todos los gusanos Lekgolo cuyos cuerpos se perdieron se acumularon en una de las serpientes aumentando su volumen hasta convertirlo en una entidad que recientemente habían nombrado Basilisco.

Spencer Sledd: ¡Mierda! ¡Disparen con todo lo que tengan!

Una lluvia de balas impactó los incontables gusanos que conformaban al Basilisco. Por cada Lekgolo que perdía decenas más se unían a él. Archer volvió a una de las consolas para programar el fuego de los Escorpiones contra la criatura hasta incendiarla con su sistema de armamento secundario probando que era eficiente contra este ya que el Basilisco retrocedió para enterrarse en la tierra y así mitigar el fuego.

Clare Heidern: Se fue.

Karl Wen: No. Aún no. Subamos y acabemos con ese gusano antes de que mate más gente.

El casco de los hangares se fragmentó. Una capsula con un par de Mgalekgolo se hizo camino hacia el interior del Impera-cis abriendo sin querer una ruta para que Blackjack saliera a la cubierta donde todo estaba ardiendo. Desde ahí se podía ver como los Hawk ya habían escapado a diferentes rumbos con excepción del Distrito 34.

Capsulas de descenso. Sangheili Duplicarius y Kig-Yar Velite rodearon a la Escuadra la cual tuvo que cruzar por las llamas vivas gastando los escudos de energía de su armadura. El disparo del Rifle de Haz de un Kig-Yar alcanzó a atravesar la pierna de Spencer quien maldijo por todas las cosas que ocurrieron desde que inició el día y gastó su último cargador contra los Sangheili.

Los disparos, explosiones y constantes golpes provocaron finalmente que el reactor del Impera-cis explotara de forma tan violenta que casi giraba sobre sí mismo de no ser porque el Basilisco salió de la tierra para rodearlo y aplastarlo con su cuerpo.

Freya Stanton: Esa cosa no entiende indirectas.

Karl Wen: ¡Todos corran! ¡Esa cosa nos va a aplastar!

Spencer Sledd: ¡Sí, claro! ¡Apuesto que salgo de aquí antes con una sola pierna!

Freya Stanton: Deja de llorar y sujétate.

La Defensora dejó que su compañero dejara caer el peso de su cuerpo en su hombro. Spencer, soportando el dolor infernal, hizo lo mejor que pudo para no ser de mucha carga. Cuando todos creyeron estar perdidos, la suerte finalmente pareció sonreírles cuando un Cosechador cayó cerca de ellos.

La Escuadra fue directo hacia el vehículo mientras disparaban a los Legionarios restantes. Rei, al notar que Spencer y Freya se estaban quedando atrás, decidió darles ayuda cubriéndolos del enemigo. Archer y Clare abordaron el Cosechador para hacerlo funcionar. Rei ayudó a sus compañeros a llegar más rápido a su objetivo mientras Karl los protegía.

El Basilisco estrujó el Impera-cis desencadenando otra serie de explosiones. Rei, Freya y Spencer se encontraron sujetándose muy apenas al Cosechador que Archer consiguió hacer funcionar luego de retirar con su Cuchillo de Combate a los gusanos que seguían aferrados a él. El Equipo Blackjack había conseguido sobrevivir de la explosión de uno de los reactores de emergencia y entonces la cola del Basilisco los sujetó.

Rei tomó el arma más cercana y disparó a cualquier punto débil notable del Basilisco quien siguió estrujando el Cosechador. Spencer, herido y con ganas de realmente morirse, entendió que si no hacía algo nadie iba a poder contarlo así que golpeó a Freya de un codazo para que lo soltara y dejara caer a las fauces del Basilisco.

Clare Heidern: Dios, no.

Freya Stanton: ¡¿Qué demonios haces?!

Spencer Sledd (Radio): ¡Los odio! ¡De verdad los odio! ¡Siempre odié ser parte de esta Escuadra! ¡Siempre odié su maldita amabilidad!... Más vale que lo logren sino yo mismo los atormentaré en el infierno.

Freya Stanton: ¡Imbécil! ¡¿Qué vas a hacer?!

La cabeza del Basilisco explotó. Spencer había detonado su armadura y las consecutivas explosiones acabaron con cada gusano que formaba parte del Basilisco que fue consumida finalmente por la explosión del resto de reactores de emergencia del Impera-cis. La fuerza de tal evento sacó volando al Cosechador y a Rei, quien estaba fuera del vehículo, no consiguió sujetarse a tiempo y resbaló antes de que Clare alcanzara a tomarla de la mano.

La brisa del viento golpeando la espalda de Rei y la sensación de estar cayendo a un abismo sin fondo marearon los sistemas de la Autómata. Las explosiones y el humo terminaron por cegarla mientras sentía como estos invadían su interior ¿Así se sentía morir? ¿Por qué la muerte era una sensación tan familiar?

El Puño de Kreios[]

30 de Junio del 2582

The Judgment of the Fallen, Órbita de Themar

Vslo se encontraba en su asiento contemplando la inmensidad del espacio. La oscuridad se disipó en el momento en que una proyección holográfica se alzó mostrando el Distrito Gamma. Las compuertas del puente se abrieron y tres Defensores se acercaron.

Braun Tannin: Comandante Braun Tannin, Capitán de los Defensores y Comandante de la Vanguardia de Ceres. Agradecemos la cooperación, ¿Kaidon del Juicio?

Vslo 'Ehtar:  ¿Kaidon? Un título muy grande para mí. Parece que el destino nos ha vuelto a unir, Kaidon de Ceres. Sin embargo, creo que nuestros fines nunca serán los mismos.

Braun Tannin: ¿Perdón?

Vslo 'Ehtar: Mi clan considera a la humanidad como un valioso aliado, pero nuestra simpatía hace un mes no ha sido necesariamente para celebrar nuestro Tratado. Verá, el Clan del Juicio inició como un balance entre las familias nobles de Sanghelios... A lo que quiero llegar es que yo antepongo el bien de mi raza ante las demás y lo que me estás pidiendo es enviar a mis hermanos al mismo infierno.

Braun Tannin: Bueno, yo tampoco tengo que decir que me agrada trabajar con aquellos que querían exterminar a mis... Hermanos. Pero sé que ustedes son distintos... Lo sabemos todos y por eso no tengo más opción que unir fuerzas.

Vslo entrecruzó sus dedos mientras observaba como Uroboros excavaba la Ciudad Sepultada al haber descubierto todo un tesoro de armamento de GATE. Maravillas desarrolladas antes del Colapso se escondían justo ahí donde se había establecido un punto de encuentro para la Vanguardia de Ceres. Maravillas que podrían cambiar el estado de la guerra.

Braun Tannin: He escuchado la leyenda. Y ahora sé bien porque ni ustedes ni nosotros ganamos aquella batalla en el Cosmódromo.

Vslo 'Ehtar: (Suspiro) Lo sé.

Zar 'Sradam (Radio): Kaidon, los Jiralhanae dejaron de excavar.

Braun Tannin: Tienes la potencia suficiente como para meter a mis hombres ahí.

Vslo 'Ehtar: El Kaidon de los Reyes dijo exactamente las mismas palabras... No hagas que me arrepienta, Kaidon de Ceres.

El comandante y sus soldados abandonaron el puente. Vslo dio la orden de reagrupar sus escuadras junto con las de la Vanguardia de Ceres. Antiguos guerreros de los clanes de los Reyes y el Invierno no parecían estar muy cómodos al lado de sus antiguos enemigos ni ellos tampoco lo estaban. El crucero se aproximó al espacio orbital sobre la Ciudad Sepultada donde fueron interceptados por la flota de los Puños de Ophidio.

Zar 'Sradam (Radio): Naves de Uroboros. Nos flanquean ¡Disparen el PEM! ¡Luchen con honor, hermanos!

Con tecnología proporcionada por el Ejército de Luminalia, la flota del Clan del Juicio liberó un poderoso pulso electromagnético que frenó los cruceros de los Jiralhanae. Por debajo de la nave nodriza, docenas de naves de la Vanguardia de Ceres y Sangheili por igual descendieron hasta atravesar la atmósfera.


Las Oquedades, Distrito Gamma, Themar

Braun Tannin (Radio): Nos gustara o no, nos vimos abocados a una guerra con Uroboros. Así que vamos a acabar con sus mandos, uno por uno. Berserkus, el Puño de Ophidio. Por lo que sabemos, dirige a su legión desde su nave personal a las afueras de Axuko. Está protegido, pero con el equipo adecuado podemos atravesar sus defensas, acabar con él y dar un respiro al Distrito Gamma.

Las naves llegaron a salvo. El Equipo Headhunter fue desplegado sano y salvo mientras un grupo de cazas del Juicio los protegía desde el aire.

Anton Ivanoff: Estamos en posición.

Keith Kriemhild (Radio): Ok, escuchen. Ya saben que GATE desarrollaba armamento y todas esas cosas, pero lo que importa es lo que está en la Ciudad Sepultada. Los Aedos y mi equipo de reconocimiento concluyeron la existencia de prototipos de armaduras MJOLNIR.

Kai Argento: ¿Te refieres a los exoesqueletos?

Keith Kriemhild (Radio): Exactamente, sólo que mucho más grandes. Uroboros ha estado extrayendo esos trajes. Si consiguen unos irán mejor preparados.

Anton Ivanoff: Entendido, Keith.

Keith Kriemhild (Radio): Seguiremos en contacto, buena suerte.

Sasha Evans: ¿Los trajes están ahí abajo?

Kai Argento: Parece que ya no.

Un Cosechador salió del agujero escoltado por varios Legionarios. La Escuadra se puso a cubierto y abrió el fuego contra los Lekgolo reventando sus cascos uno por uno hasta dejar solo al Cosechador. Un grupo de Banshee cruzó la región y bombardeó de combustible al vehículo para hacerlo caer con los exoesqueletos ya mencionados.

Anton Ivanoff: Mantis. Parecen estar en buenas condiciones. Espero que les gusten las caminatas ligeras.

Anton, Kai y Sasha se sujetaron a la escotilla trasera de los exoesqueletos y cada uno montó el suyo. Capsulas de descenso dejaron Brutes y Sangheili con la intención de recuperar la tecnología, pero gracias a la potencia de fuego de los Mantis, el Equipo Headhunter pudo evitarlo.

Keith Kriemhild (Radio): Un afortunado golpe de suerte. Reúnanse con el resto. Atacarán directamente la Fortaleza de la Legión.

Los poderosos exoesqueletos se abrieron paso por la ciudad enterrada. Cosechadores arribaban para reforzar las barricas. Consecutivas explosiones eran ejecutadas con cada pisada que dejaban las máquinas. Un Coloso se interpuso en su camino y no duró lo suficiente antes de que el blindaje de su armadura terminara hecha añicos por la ametralladora de los Mantis.

El camino hacia la Fortaleza de la Legión, donde la nave de los Puños de Ophidio se encontraba estacionada, estaba despejado. Warthog, Opossum, Ghost y Revenant se reunieron con la Escuadra hasta formar un gran batallón. Por el cielo, los soldados de Zar se encargaban de evitar que los Cosechadores detuvieran el flujo y se aseguraban de que ningún Yanme'e se colara entre ellos.

Zar 'Sradam (Radio): ¡Goliath! ¡50 metros a la izquierda! ¡Equipo de cobertura, aniquílenlo!

Un par de Banshee se separó del batallón y rodearon al tanque enemigo. Uno de los pilotos erró su proyectil a uno de los propulsores del Goliath, pero su compañero lo compensó y frenó de un sólo disparo al vehículo para que el resto de las Escuadras lo destruyera al concentrar su fuego.

Zar 'Sradam (Radio): ¡Formación de larga distancia!

El batallón comenzó a abrirse para abarcar más espacio y permitir el ingreso de unos cuantos Paladines del Ejército de Luminalia, donde Edward se encontraba al frente. El plan elaborado por Zar y Braun consistía en colocarse en forma de semicírculo sin perder de vista a las Escuadras todo con el fin de evitar ser eliminados de un sólo ataque orbital.

Sasha se separó de su Escuadra quedándose sola mientras avanzaba a grandes velocidades con los propulsores integrados en su exoesqueleto. Fue entonces que recibió la señal de ataque de Uroboros. En caso de toparse con un vehículo de gran capacidad, en ese caso otro Goliath, la Escuadra más cercana informaría de esto para así movilizar al batallón hacia la dirección contraria mientras el Equipo de Cobertura se hacía cargo de la situación. De esa forma, harían su camino hacia la Fortaleza de la Legión sin más contratiempos.

Zar 'Sradam (Radio): Batallón, ¿situación?

Maxwell Dietz (Radio): Flanco izquierdo despejado.

Edward Blaze (Radio): El centro está libre.

Mariah Sunderland (Radio): Flanco derecho, todo en orden.

Zar 'Sradam (Radio): Sección posterior, ¿sucede algo? ¡¿Sección posterior?!

Soph Vis (Radio): Aquí la Sección posterior. Los gusanos Lekgolo nos han reducido la aceleración, pero ya estamos a punto de rein...

Una explosión azulada resquebrajó el cielo. Una colosal figura cayó junto a un crucero del Clan del Juicio y de los Puños de Ophidio. Al caer se levantó una gigantesca nube de arena que se disipó cuando el gigante salió corriendo hacia el batallón.

Zar 'Sradam (Radio): ¡¿Sección posterior?!

No hubo respuesta. El gigante avanzó a toda velocidad aplastando a las Escuadras que tuvieron el infortunio de cruzarse en su camino.

Mariah Sunderland (Radio): ¿Qué es eso? ¿Otra formación Lekgolo?

Los Banshee del equipo de cobertura atacaron a la máquina al rociarla de proyectiles de combustible a lo que esta respondió agitando su brazo para destruirlos. Con el movimiento del brazo, la máquina reveló su auténtica forma.

Maxwell Dietz (Radio): ¡Mierda! ¡Es un Titán! ¡Uroboros tiene el control de un maldito Titán!

Las comunicaciones del batallón se llenaron de pánico. Apenas y se había logrado contener a la Unidad Hyperion en el Distrito 34 y fue empleando una Espada de Luz. Sin el Cazarrecompensas ni nadie que pudiera hacerle frente básicamente hacía de la misión un fracaso total.

Sin previo aviso, torpedos de plasma fueron disparados por la Flota del Clan del Juicio contra la máquina. Banshee llovieron del cielo para disparar a los pies de la Unidad Titán logrando que este tropezara con los trozos de roca levantados y cayera en la rojiza arena. Acto seguido, otro grupo de cobertura bombardeó la espalda de la máquina hasta que este dejó de moverse.

Edward dio la orden. Que los Limitadores sobrevivientes dispararan campos de estasis contra la máquina. Los Paladines dudaron, pero en la desesperación hicieron acataron la orden de su comandante y liberaron el poder de sus Estigmas formando un campo de estasis que abarcó completamente el cuerpo de la Unidad Titán.

Edward Blaze (Radio): Zar, hemos perdido a casi toda la sección central y la posterior, pero conseguimos detener a la máquina ¡Sigan avanzando!

Zar 'Sradam (Radio): Más vale que no mueras, Iluminado ¡Formación, estamos llegando a la Fortaleza, reagrúpense!

El flanco derecho e izquierdo del batallón volvió a reunirse para atravesar el estrecho sendero. Había una última barricada por la que cruzar. Juntos, las fuerzas del Tratado rompieron la barrera y cruzaron el obstáculo. Por su parte, los Limitadores y Pandoras del Ejército de Luminalia siguieron apareciendo para impedir que la Unidad Titán continuara moviéndose.

Edward bajó de su vehículo y se aproximó al gigante a una distancia segura. Cada vez que la Unidad Titán forzaba su cuerpo recibía los disparos del equipo de cobertura de Banshee en su espalda y luego más Limitadores desplegaban su campo de estasis. Había sido una orden desesperada por parte de Edward ya que no esperaba que funcionara.

Cassie Leonhardt: Parece que ha dejado de moverse.

Edward Blaze: Aún no hay que bajar la guardia.

Cassie Leonhardt: ¿Así que esto es un Titán?

Edward Blaze: Estoy confundido al igual que tú. No pude ver a la Unidad Hyperion en acción en el Distrito 34. Pero por lo que escuché, nos enfrentamos a algo muy serio.

Cassie Leonhardt: Todos los equipos disponibles del Ejército se encuentran aquí... Los que sobrevivieron ¿Cómo es que los campos de estasis funcionaron? ¿Qué no sólo funcionaban con los Nova?

Edward Blaze: El Estratega controló a Hyperion con el Compositor y el Corazón Voraz. No tengo idea de cómo funciona, pero creo que todo se debía al Compositor y como es básicamente tecnología Prometea...

Cassie Leonhardt: Ya veo... Sin embargo, sigo sin entender. Suponiendo que esta cosa tenga Estigmas... ¿Por qué los campos se concentran sólo en la nuca?

El Iluminado se percató de ese detalle y observó el efecto. Destellos energéticos sobresalían de la espina dorsal de la máquina los cuales eran aplacados por unos segundos por los Banshee del Juicio. Edward se fijó en la nuca y se acercó a la Unidad Titán contemplando su armadura plateada hasta llegar a la vista de los ojos esmeralda que sobresalían de su rostro.

Edward disparó su campo de estasis y notó como este chocaba con una anomalía energética proveniente de la nuca. Algo entrecruzó su cabeza. Una sensación que ya había sentido no hace mucho. No era una sensación, era la presencia de alguien conocido. El Iluminado pensó en él y luego en su hermana y después en alguien más. Su mente se conectó por unos segundos a la entidad y lo descubrió justo cuando la Unidad Titán se sacudió al rugir para disparar su propio campo de estasis con el que se liberó de su encierro.

Edward Blaze: ¡Todos! ¡Salgan de ahí de inmediato!

Muchos consiguieron escapar mientras que el resto no lo contó. Edward se había sujetado a uno de los Banshee pilotados por los Paladines del Ejército de la Reina. Ahora podía entenderlo. Si sus conclusiones no fallaban es que Uroboros había recuperado el Teka-her para obtener información del Sistema Beyond y, de esa manera, descubrir el poder de los Iluminados y su fuente, la Caja de Pandora, con la que dieron uso en aquella Unidad Titán. La máquina, que se puso de pie, obtenía energía de la Caja de Pandora, o sea que estaba siendo controlada por Angela-090, la Primera Pandora... ¿Para qué? Eso todavía era un misterio.


Páramos de Axuko, Distrito Gamma, Themar

El batallón consiguió eliminar a la resistencia de Uroboros, sin embargo, hubo también bastantes pérdidas de su lado. La Legión de los Miles había reforzado la seguridad de la fortaleza así que Kai fue a una terminal. Los Banshee, encabezados por Zar, se mantuvieron vigilando los cielos mientras que las fuerzas en tierra se preparaban para lo que fuere que viniese.

Kai Argento: Tengo un enlace. He localizado a Berserkus. No está en la fortaleza, está más adelante, pero aquí adentro hay gran presencia de los Puños de Ophidio. Están excavando algo.

Anton Ivanoff: ¿Excavando?

Zar 'Sradam (Radio): ¡Atención! ¡Vuelve el Titán!

La inconfundible figura plateada del gigante se alzó en el horizonte. La máquina giró al último momento y se detuvo en el Valle de los Reyes frente a la vieja puerta de transferencia Vex. La Unidad Titán sujetó el marco del portal y lo estrujó liberando estasis a todas direcciones.

Anton Ivanoff: ¿Qué está haciendo?

Kai Argento: Ese portal... Es el que Wolf usó para acceder al Jardín de Markab... Eso significa que ahora Uroboros está tras el poder del Vex.

Anton Ivanoff: Lo que faltaba.

Braun Tannin (Radio): Akeno, ¿cuál es tu situación?

Akeno Suzaki (Radio): Estoy llegando, comandante.

El vehículo de la Contramaestre apareció de la nada gracias a un dispositivo de camuflaje y entonces soltó un exoesqueleto de tamaño aun mayor que el de los Mantis.

Sasha Evans: ¿Qué es esto?

Braun Tannin (Radio): Un Colossus. Ahora es el momento de explicar el plan.

Anton Ivanoff: ¿Plan?

Keith Kriemhild (Radio): Sí... Verán. Luego de repeler un ataque en Naxos descubrimos una frecuencia energética similar a la que desprendió Hyperion cuando fue controlado por el Estratega. No lo creímos al principio, pero parece que Uroboros siempre tuvo a un Titán en su poder y para controlarlo creemos que usan la Caja de Pandora.

Kai Argento: ¿La Caja de Pandora?

Keith Kriemhild (Radio): Puedes preguntarle a Sam los detalles luego. El caso es que descubrimos que la legión planea extraer los restos de la energía del Corazón del Jardín de Markab, así como están haciendo con su Cryptum.

Sasha Evans: Creo que no estoy entendiendo.

Braun Tannin (Radio): En resumen. Necesitamos detener a ese Titán. Spartan Ivanoff, usa ese Colossus y abre la excavación de los Quemadores Celestes. Argento, establece un enlace de teletransporte para los Explosivos Deucalion. Evans... Asegúrate de que todos vuelvan con vida.

La Unidad Titán dejó el marco del portal de transferencia y liberó un pulso de estasis. La máquina se puso de pie y partió hacia la Fortaleza de la Legión donde, hasta ese día, se encontraba en pie una Espira Vex. El Equipo Headhunter tomó sus posiciones y abrieron la puerta a la Línea de Hierro.

Un Coloso acompañado de dos Mgalekgolo les dio la bienvenida a las fuerzas del Tratado. De unos cuantos disparos del Colossus, Anton desintegró las armaduras y gusanos de los Lekgolo. Cada pisada que daba el exoesqueleto imponía una sensación equivalente a la que producía la Unidad Titán a pesar de las notorias diferencias.

Kai y Sasha siguieron en sus Mantis. El Aedo bajó de su exoesqueleto justo al frente de una excavadora y fue a sus controles. Mientras Kai accedía a las funciones primarias del taladro, la Escuadra fue atacada por un enjambre de Yanme'e enviados desde el interior. Anton contuvo a los bichos y Kai hizo que la excavadora perforara hasta encontrar una caverna. Los tres avanzaron hasta encontrarse con todo un mundo bajo sus pies.


El Jardín de Markab, Themar

Los tres se ahorraron la charla. Estaba claro que no estaban exactamente en la posición donde se encontraba el Jardín de Markab, pero sí en el mismo lugar. El paisaje verdeazulado y las ruinas Vex eran prueba de ello. Incluso a esa profundidad podían escuchar las pisadas de la Unidad Titán retumbando la tierra.

Kai ubicó debilidades estructurales en esa zona y además encontró una confluencia con la que pudo establecer una red alternativa a la Hefesto con la que teletransportó el primer Explosivo Deucalion. Tardó un poco, pero lo suficiente como para no llamar la atención de lo que estuviera ahí debajo.

Kai Argento: Si Durandal estuviera aquí esto sería pan comido.

Sasha Evans: ...Durandal... Me pregunto si Rei estará bien.

Anton Ivanoff: Lo está...

Sasha Evans: ¿Cómo lo sabes?

Anton Ivanoff: ...Tiene que estarlo...

Un grupo de Cosechadores salió de los túneles acompañados de enjambre de Yanme'e. Iban en ruta a la posición de los restos del Corazón del Jardín de Markab. Entonces de la tierra salieron relámpagos como respuesta del Vex.

Anton Ivanoff: Parece que las máquinas se niegan a olvidar este lugar.

Kai Argento: Hay algo más importante. Los lugartenientes de Berserkus están aquí.

Anton Ivanoff: Bien. Así podremos acabar con toda su guardia.

Kai regresó a su exoesqueleto. La Escuadra avanzó por el sendero cuando el enfrentamiento entre el Vex y Uroboros los hizo tomar desvíos. Anton y Sasha protegían a su compañero mientras teletransportaba los explosivos para colocarlos en las debilidades estructurales.

En cada punto crítico al que llegaban tenían que lidiar con una lucha ya empezada en las que las máquinas se aferraban ferozmente a no dejar su antiguo dominio. Los lugartenientes de Berserkus, sin embargo, no mostraron ningún tipo de temor y masacraron a las máquinas. Anton gastaba los proyectiles del Colossus para contrarrestar la presencia de los Jiralhanae mientras Sasha se encargaba de eliminar a los Kig-Yar y Yanme'e.

Una pisada de la Unidad Titán resquebrajó el techo. La Escuadra fue a una zona segura donde el último lugarteniente se encontraba a bordo de un Cosechador. El Equipo Headhunter concentró los disparos y proyectiles de sus exoesqueletos hasta sobrecalentarlos. En última instancia, una brecha temporal impactó el Cosechador y lo hizo caer ante una de las debilitadas columnas.

Sin presencia de Uroboros, las máquinas concentraron sus Rayos de Energía hacia la parte superior de la caverna para abrir una grieta en la cual se podía ver la encarnizada batalla entre el Juicio y la Legión de los Miles. Un espectáculo que se vio interrumpido cuando la Unidad Titán se dejó caer al interior del jardín.

Sasha Evans: ¿Se supone que esto debía pasar?

Kai Argento: No... Pero nos facilita las cosas.

Akeno apareció entre el intercambio de disparos y rescató al Equipo Headhunter junto con el Colossus. Kai observó cómo las máquinas incendiaban de plasma a la Unidad Titán, quien respondió al liberar un potente campo de estasis. El Aedo accionó el detonador y todo se iluminó.

Los destellos de energía hicieron que Akeno perdiera el control unos momentos. El Jardín de Markab había colapsado sobre sí mismo. Los gritos de victoria de los soldados de la Vanguardia de Ceres, Iluminados y Sangheili hicieron coro en las comunicaciones. La frecuencia energética de la Unidad Titán de repente había desaparecido. Si no había sido la explosión seguramente habían sido las máquinas. De cualquier modo, ya no había nada más al frente, los planes de los Puños de Ophidio llegaron a un desafortunado final. Únicamente quedaba deshacerse de su Cacique.

Sasha Evans: ¿Y ahora qué?

Anton Ivanoff: Vamos por Berserkus.

La nave nodriza de los Puños de Ophidio comenzó a elevarse en el aire mientras nubarrones de cazas la custodiaban.

Akeno Suzaki (Radio): ¡Agárrense!

La mujer aceleró y los miembros de la Escuadra se sujetaron a lo más cerca que tenían. En medio de otra batalla, un Banshee de Uroboros dio de lleno en uno de los propulsores de la nave de Akeno impidiendo que este se elevara más de lo que lo forzaba.

Akeno Suzaki (Radio): ¡No creo poder llevarlos hasta el puente!

Anton Ivanoff: ¡Déjanos aquí! ¡Escapa en cuanto saltemos!

Akeno giró el vehículo. Otro disparo del enemigo les hizo perder el Colossus, pero les facilitó el salto. El Spartan se sujetó de una saliente del crucero y tomó de la mano a Kai quien también hizo lo mismo con Sasha. Los tres treparon al interior de la nave y prepararon sus armas. Anton sabía que lo siguiente no iba a ser nada sencillo. Una situación que tuvo que aprender por la fuerza.


Pugnus-oph, Distrito Gamma, Themar

Anton ordenó a su equipo mantener el silencio. El interior del crucero estaba a oscuras donde los estruendos de la batalla en el exterior eran lo único que les permitía saber que seguían con vida. El Spartan activó la visión nocturna de su visor y encabezó la formación.

Los tres llegaron a uno de los hangares donde varios Jiralhanae discutían por la ausencia de energía. Kai descifró las comunicaciones y el parloteo. Aparentemente, los pulsos de estasis disparados por la Unidad Titán dañaron gran parte de la fuente de poder del Pugnus-oph, pero no sus rotores por lo que aún podía elevarse en el aire.

El Equipo Headhunter se escabulló entre una pila de contenedores en los que Sasha volvió a manifestar al Fantasma Oscuro sin el conocimiento de sus amigos. La entidad produjo una serie de sonidos por toda la habitación para llamar la atención de la guardia Jiralhanae. Kai encontró una consola con la que tuvo suerte que si contara con la energía para abrir la puerta al puente de la nave para luego bloquearla a fin de impedir que los siguieran.

Ahora, la Escuadra estaba en el puente del Pugnus-oph. Se trataba de un espacio bastante amplio con una escotilla al frente donde debía encontrarse el Maestro de Nave. Kai y Sasha avanzaron, pero Anton los detuvo y apunto su arma hacia el frente. Las luces se prendieron y la escotilla se abrió dejando pasar a Berserkus portando la armadura de un Coloso y armado con un Lanzador de Postas Pesado.

Berserkus: ¿Asustado, Ivanoff? Este es el fin de tu camino. Has llegado demasiado lejos... Igual que esa vez. Pero ahora lo arreglaremos aquí. Yo, uno de los Generales de la Legión de los Miles, seré tu verdugo.

Anton Ivanoff: ¡Dispérsense!

Sasha disparó con su Rifle de Precisión a la cara de Berserkus siendo protegido al momento por su casco. El Jiralhanae levantó su pesada Lanzadora de Postas y disparó unas cuantas al aire mientras rugía. Aun cuando Kai y Anton se cubrieron, Sasha siguió disparando a la cabeza de Berserkus quien disparó una serie de misiles de un mortero montado en su espalda.

Kai saltó y empujó a su compañera a una de las columnas donde las explosiones de los proyectiles casi los alcanzaban.

Anton Ivanoff: ¡Kai! ¡Sasha! ¡¿Están bien?!

Kai Argento: Lo hemos estado... ¿Anton? ¡¿Qué haces?!

El Spartan tomó carrera hacia Berserkus mientras esquivaba la mayoría de los proyectiles que le arrojaba. Herido, Anton alcanzó al Jiralhanae y se deslizó en el suelo para golpear y doblar la pierna de la armadura de Berserkus. La idea del Spartan era hacer que el Jiralhanae se inclinara para aferrarse a su espalda y quitarle el casco para que sus compañeros arremetieran contra él.

Sin embargo, un pulso gravitatorio fue liberado de la armadura de Berserkus. Anton salió expulsado contra una de las paredes. Berserkus se acercó al Spartan para acribillarlo con su arma, pero sólo consiguió destruir sus escudos cuando este usó su mochila propulsora para escapar y ocultarse.

Berserkus: ¡¿Qué ocurre?! ¡¿Eso es todo?!

La burla de Berserkus fue aplacada cuando Kai y Sasha dispararon a su armadura. La distracción funcionó. Anton salió de las sombras y elevó su puño contra la cabeza del Jiralhanae para retirarle la cabeza de un golpe. El Jiralhanae reaccionó enseñando los colmillos y sujetó a Anton del cuello para enterrarle la cuchilla que brotó de su brazo.

Kai Argento: ¡Anton!

El Aedo fue a toda velocidad blandiendo su Hacha de Hierro a lo que Berserkus volvió a disparar un pulso gravitatorio que lo expulsó junto con Anton lejos de él. El Spartan se quitó la cuchilla soportando el horrible dolor. No sólo lo habían herido de gravedad, sino que también su ya deteriorada armadura dio todo lo que tuvo que dar y ya no contaba con energía.

Anton se levantó haciendo presión en su perforación para evitar que su sangre siguiera derramándose. Berserkus se percató de esto y levantó su Lanzador de Postas contra el Spartan. Unas garras invisibles arañaron el rostro del Jiralhanae. Sasha había vuelto a usar al Fantasma Oscuro para proteger a su compañero abrumando a Berserkus para que retrocediera hacia donde estaba Kai quien lo recibió de un fuerte golpe con su Hacha de Hierro.

Furioso, Berserkus disparó misiles a todas direcciones. Tanto Kai como Sasha fueron arrojados por las explosiones. El Jiralhanae se lanzó impulsado por una mochila propulsora y se arrojó hacia el Aedo y la joven mujer cuando fue interceptado por Anton y estampado contra una columna. Berserkus rugió, pero recuperó la compostura con los fuertes golpes que Anton le propinaba en el rostro. Cada puñetazo abría sus heridas y arañazos cicatrizados. El Jiralhanae blandió otra cuchilla para apuñalar a Anton y éste lo contrarrestó, arrebatándole el arma y encajándosela.

Berserkus: (Agitado) Je. Te tengo.

La hoja se abrió revelando un explosivo gravitatorio. Un vórtice se disparó y liberó pequeñas explosiones que dañaron a ambos combatientes. Seguido de esto, un choque sacudió el Pugnus-oph haciendo que este comenzara a caer al no tener más energía. Tanto Anton como Berserkus salieron expulsados contra diversas partes de la sala del puente hasta que el Jiralhanae tomó ventaja de esto y enterró una cuchilla en el abdomen del Spartan.

El Pugnus-oph volvió a reestablecer su energía y todos cayeron al suelo presas de la inercia. Anton se retorcía del dolor, pero seguía luchando por mantenerse firme mientras alcanzaba su Rifle de Batalla. Detrás de él, lentamente se acercaba Berserkus con un Hacha de Gladiador en su mano.

Berserkus: Admito que eres un hombre realmente tenaz, Ivanoff. Pero aquí se acaba para ti.

El Spartan se impulsó con la mochila propulsora, tomó su Rifle de Batalla y se volteó. Anton tenía la visión nublada y la sangre había comenzado a acumularse en su garganta. Una fría sensación recurrió su espina. Berserkus golpeó el arma del Spartan antes de que disparara.

Otro temblor sacudió el crucero. El Pugnus-oph había perdido la energía finalmente y ahora iba en picada hacia las dunas de Themar. Anton aprovechó la oportunidad y se arrojó contra Berserkus para golpear su cabeza tan fuerte que abrió sus heridas para que su sangre lo cegara. Una vez más, la nave se sacudió cuando cayó a tierra.

Sasha y Kai se encontraban atrapados debajo de un montón de escombros. Cerca de ahí, en una pila de columnas, salió Berserkus limpiándose las heridas de la cara. El Jiralhanae tomó su Lanzador de Postas Pesado y apuntó hacia la Escuadra sin percatarse de que Anton estaba justamente debajo de él escondido entre trozos de metal y armadura.

Fue cuestión de segundos. Anton salió impulsado portando la Cuchilla de Berserkus y la enterró en la cabeza del Jiralhanae partiéndola completamente al girar sobre él para caer tras su espalda. Lo había conseguido. El General de los Puños de Ophidio cayó pesadamente levantando una nube de polvo. Kai y Sasha observaron atónitos lo que había acabado de suceder cuando la angustia los invadió al ver a su compañero caer de la misma forma.

Sasha Evans: ¡Anton!

La joven mujer se llenó de adrenalina y con su fuerza pudo hacer a un lado los escombros para correr hacia el cuerpo del Spartan. Kai la siguió de cerca y la ayudó a voltear el cuerpo de Anton dónde Sasha ofreció su regazo para apoyar su cabeza.

Kai Argento: ¡Anton! ¡Anton!

Anton Ivanoff: Kai... Sasha... ¿Lo conseguimos?

Kai Argento: Se terminó. Lo hiciste. Ya llamé por ayuda. Vendrán rápido. Resiste.

El Aedo se alejó para encontrar un punto sin interferencia en las comunicaciones, pero Anton lo sujetó y lo detuvo.

Anton Ivanoff: ...No hay tiempo... Ese estúpido mono tenía razón... Se acabó. Hasta aquí llegué.

Kai Argento: ¡¿Qué?! ¡No! ¡No puedes rendirte ahora!

El Spartan tosió y se quitó el casco. El brillo dorado que siempre había en sus ojos se había apagado completamente. Sus heridas manchaban la blanca armadura de Sasha quien no podía contener las lágrimas.

Sasha Evans: No... Esto no puede terminar así. Le prometí al comandante que los traería a salvo.

Anton Ivanoff: (Tos) Lo siento, Sasha... No debió haber sido así...

Kai Argento: ¡Aún no es tarde! ¡Maldición! ¡¿Olvidas todo lo que hemos pasado?! ¡¿Todo a lo que hemos sobrevivido?!

Anton Ivanoff: Sí... Fueron buenos momentos... (Tos) Tantas cosas... Todo pasó tan rápido (Tos).

Kai Argento: ¡Sólo aguanta un poco más! ¡Los médicos ya vienen! ¡No podemos terminar esta guerra sin ti!

Anton Ivanoff: (Tos) Ja, ja. Ya ganamos esta guerra. Lo sé...

Los recuerdos llovieron. Emociones y sensaciones. Alegrías y frustraciones. Tantas cosas pasaron por la cabeza de Anton mientras Sasha lloraba desconsoladamente y Kai constantemente llamaba por ayuda. Al ver a su equipo recordó al anterior. Ben. Natalia... Sabrina ¿Ellos habrán sobrevivido a lo del Anillo? Esperaba que fuera así.

El Equipo Épsilon había sido como una familia para Anton. Disfuncional en algunos momentos, pero en cada miembro estaba su papel. Sin duda, el favorito era Wolf. Ese pobre diablo que se siente el centro del universo al cargar un gran peso en sus hombros. Algo le decía al Spartan que ya había llegado al final de su viaje. El mismo que decidió cruzar junto con el Cazarrecompensas. Era curioso que ese final estuviera tan lleno de luz.

Anton Ivanoff: (Tos) Escuchen... Kai... Sasha... No lo olviden... Sé que confían en el equipo, en la Vanguardia y en la humanidad... Pero en esta clase de situaciones... No, en todo... Uno no debe confiar en nadie más que en sí mismo...

Sasha Evans: (Sollozo) ¿Y... Qué se supone que significa eso?

Anton Ivanoff: Es una lección... De un amigo... Cuídenlo... Se los dejo... En sus manos...

Kai Argento: ...¿Anton?

Sasha Evans: (Sollozo)...Anton... Anton... ¡Anton!

Las voces de hicieron distantes. La luz se hacía más intensa mientras el resto de las siluetas avanzaban hacia las profundidades de un abismo oscuro. El sacrificio del primer y único Spartan de Segunda Generación, Anton Ivanoff Rivers, significó la primera victoria de la Vanguardia de Ceres.


1 de Julio del 2582

Electi-ex, Distrito 7, Ceres

Ophidio contemplaba en su trono la jaula que el Supresor Elohim había formado alrededor del Cryptum del Elegido. Detrás de la Legión de los Miles se encontraban tres pilares pertenecientes a cada uno de los Generales de la Legión de los Miles con excepción de uno.

Ophidio, la Legión de los Miles: Entonces... Berserkus murió.

Xyl 'Vanom: Sí. Los humanos contuvieron a la Unidad Kreios y tomaron el control de las naves de sus Puños... Si me permite agregar, Kaidon de Miles, esperaba más de alguien que formaba parte de su Elite.

Thox Ziq: ¿Qué quieres decir?

Xyl 'Vanom: Kaidon de Miles, confíeme la labor de recuperar la flota de Berserkus a mis hermanos y a mí.

Thox Ziq: No, deje en mis manos esa tarea. Berserkus era un preciado amigo mío. Ahora quiero la oportunidad para vengarlo.

Ophidio, la Legión de los Miles: ¿Un preciado amigo?

Thox Ziq: Fuimos compañeros varias ocasiones en la Gran Guerra.

Ophidio, la Legión de los Miles: Yo los recluté a todos, ¿creen que no sé lo que ocurre entre ustedes?... Xyl, dile a mis Espadas que retrocedan al distrito oriental. No tiene caso perder el tiempo con los salvajes.

Xyl 'Vanom: Entendido, Emperador.

Ophidio, la Legión de los Miles: Eso es todo.

Tanto Xyl como Thox se inclinaron antes de desaparecer de la vista de Ophidio quien no había dejado de contemplar el Cryptum. El reposo del Elegido. Ophidio llevó años enteros estudiando a los Elohim. Cada gusano Lekgolo que formaba parte de su legión tenía ese conocimiento en su mente colmena.

La Legión de los Miles aprendió sobre el poder que ejercían los Elohim. Su capacidad de controlar la vida y la muerte. Tanto ellos como él no eran muy distintos y, sin embargo, ellos escogieron a la humanidad por encima del resto de especies. Si el Elegido en verdad eligió a la humanidad como los sucesores entonces no había razón para no entrar en él y arrancarle la Luz a ese maldito sistema y convertirlo en cenizas.

Por eso Ophidio se adueñó de los planetas del Sistema Beyond y por ello buscó encapsular la Oscuridad que había en Themar para así demostrarle a Markab que él era el auténtico Elegido, el Guardián verdadero.

Demonios y Gusanos[]

El Jardín de Markab

(Acceso solo por vía onírica)

Él la retiró y la observó por unos momentos, y ella hizo lo mismo. Habían sido pocos días, pero ella jamás pensó que se haría con otro amigo al que de alguna forma le debía la vida. Él aceptó que era su momento para no sólo salvarla a ella, sino a todos en el Sistema Beyond. Incapaz de hacer nada, ella se quedó contemplando como él apuntaba su arma contra una máquina de más de tres pisos de altura, la cual no dejaba de chisporrotear antiguos y arcaicos nombres.

Él liberó destellos de energía y avanzó a la velocidad de la Luz y se estrelló con el vacío. No pudo perforar a la máquina y fue cuando el muro de vacío comenzó a corromperlo. En un desafortunado, desesperado e inesperado giro del destino, él brilló con tal intensidad que todo se volvió la nada. La misma nada vista en una vida pasada.

Él seguía ahí. La Oscuridad retrocedió. Explosiones de energía emergían de su blanquecina armadura y estas se concentraban en su brazo. La Oscuridad retrocedió temerosa y luego desapareció ante una estela de Luz. El Corazón dejó de latir y luego nada. La Oscuridad había sido extirpada del jardín. Él había dado la vida para conseguirlo y, sin embargo, la misma vida decidió que ese no era su momento... ¿Así había sido con ella? ¿Había regresado porque la vida lo quería así o porque alguien más lo decidió? Si era por lo segundo entonces... ¿Para qué? ¿Es que acaso su momento no había llegado?


Campamento Improvisado, Distrito 25, Ceres

  • Iniciar comprobación del sistema
  • Comprobación de la unidad de memoria del cerebro positrónico: verde
  • Registro de tácticas: iniciado
  • Datos geográficos: carga iniciada
  • Comprobación de signos vitales: verde
  • Comprobación del enlace con WiRed: 100%
  • Temperatura del reactor: normal
  • Presión interna del reactor: normal
  • Activar IFF: Autómata Tipo Ergo (Rei)
  • Modelo: 3
  • Activar sistema de control de inercia
  • Activar sensor ambiental
  • Verificación de equipo: completada
  • Comprobación de estado de equipo: verde
  • Sistemas: verde
  • Preparativos de combate completados
  • Abandonando la conexión con la Cripta de la Piedra Profunda

Rei abrió sus ojos lentamente. Se encontraba frente a un montón de Demonios, remanentes del Clan Damon de los Caídos. Había cuerpos a su alrededor. Autómatas como ella sujetados a las paredes. Su caso era el mismo. Sus extremidades inmovilizadas con grilletes de energía conectadas a la pared de un callejón. Quiso romper esas cadenas de energía, pero sus movimientos fueron notados por uno de sus celadores, quien se le acercó y le gruñó en su lenguaje, uno bastante familiar.

El Demonio simplemente se alejó al encontrarla supuestamente debilitada. Rei se mostró curiosa ante ese comportamiento. Toda la humanidad que habitaba Ceres, y más allá del sistema, odiaba a los Sangheili, pero ella siempre los encontró peculiares criaturas y su lenguaje grave tenía incorporado un aire poético. Este razonamiento la confundió ¿Por qué estaba pensando eso? ¿De quién eran esos pensamientos?

En ese momento, una explosión iluminó el cielo lluvioso e hizo temblar los edificios. Un enjambre de Yanme'e apareció de entre la humareda y roció blamita de sus Aguijoneadores contra los Demonios. Los soldados se dispersaron, pero en ese instante varios Kig-Yar Velite arremetieron contra ellos desde posiciones elevadas del muro perimetral del distrito, lo que permitió determinar a Rei que se encontraba en la frontera de la ciudad.

Otra explosión. La energía de los grilletes se desvaneció y Rei pudo soltarse. Procedió a asesinar a su celador al destrozarle el cráneo con el Cuchillo de Combate que había conservado en su brazo. Tomó la Carabina y se escabulló entre la sección interior del muro.

Más explosiones. Los Ojos de Ophidio tenían la tarea de eliminar a cualquier resistencia opositora ya sea humana o de cualquier otra. Thox Ziq sobrevoló el campamento de los Demonios junto con una Reina Yanme'e. La criatura chilló para que sus zánganos invadieran cada establecimiento para dejar que los Legionarios los incineraran con Granadas Incendiarias.

Unos Phantom aparecieron para reforzar la guardia de los Demonios. La Reina Yanme'e, protegida con un poderoso arnés, se aferró a los Transportes de Tropas para hacerles perder el control y cuántos más aparecían de estos, Uroboros enviaba Cosechadores para reventarlos con postas. En poco tiempo, los muros del Distrito 25 se prendieron en llamas. Con tanta explosión que derrumbaba edificios, Rei cayó a un hueco donde un par de Mgalekgolo hacía frente a una escuadra completa de Demonios. Los debilitados y honorables guerreros lo dieron todo para acabar con una de las criaturas provocando el enfado de su hermano vinculado.

La Autómata subió a la zona intermedia del muro a través de unos andamios. Ahí se planteó sus objetivos. Según las órdenes del teniente Wen, debía partir hacia el Distrito 34, el cual no estaba necesariamente cerca. Pensando en una solución, observó cómo varios Phantom arribaron cerca así que tenía mucho por donde escoger, sin embargo, ninguno de los dos bandos iba a dejárselo fácil.

Cuando los Demonios abrieron las puertas a una amplia sección del muro se toparon con una gran fuerza de invasión de los Ojos de Ophidio. En las comunicaciones, Thox Ziq no dejaba de alentar a sus subordinados que aplacaran a los "salvajes". Fue en eso que los Demonios desplegaron un Wraith Antiaéreo con el que dispararon cargas de combustible de ahuyentaron tanto a la General de los Ojos de Ophidio como a la Reina Yanme'e.

Rei dejó que los Demonios y los Gusanos continuaran masacrándose mutuamente. La Autómata había tomado una Espada de Energía con la que cortó un montón de vigas empotradas a fin de hacerse un camino que, para su mala suerte, estaba ocupada por T'vaoan Asesinos. Las criaturas se abalanzaron sobre Rei quien tuvo que dislocarle la mandíbula a uno de ellos para escabullirse, dar la vuelta y reventar las cabezas de los restantes con la Carabina. Con el camino despejado por el momento, Rei continuó su búsqueda de algún Phantom libre.

Al otro lado del muro, el horizonte donde antaño se alzaban los edificios del Distrito 25 ahora no eran más que un infierno. Rei se detuvo en cuanto vio un Cosechador derribado y se acercó para ver si todavía era operable, aunque con sólo verlo era claro que jamás iba a volver a volar. La Autómata encontró cerca de los restos una identificación IFF del Equipo Blackjack perteneciente a Clare Heidern. Rei intentó rastrear la frecuencia con la Red Hefesto, pero esta seguía bloqueada por Uroboros así que tuvo que acceder al WiRed como alternativa.

Después de unos momentos, Rei localizó la ubicación del Equipo Blackjack. Se encontraban a pocos metros de su posición justo enfrente de un muelle donde los Demonios se habían concentrado para repeler a un enjambre entero de Yanme'e.

Rei corrió y se abalanzó sobre el líder Sangheili para asesinarlo, tomar su Lanzador de Plasma y, con él, acabar con los Mgalekgolo recién llegados. Los Demonios salieron de las cuevas y establecieron torretas para contrarrestar a los bichos. Un Zealot apareció y por poco rebanaba el brazo de Rei de una tajada. La Autómata se deslizó por debajo del Sangheili para girarse con el fin de enterrarle repetidas veces el Cuchillo de Combate. Luego se adentró a una especie de prisión improvisada.

La Autómata repelió a unos cuantos celadores para encontrar una cueva cubierta por un escudo de energía. Para su alivio, todos los miembros del Equipo Blackjack se encontraban a salvo, aunque debilitados. El teniente se puso de pie al igual que Clare al ver que finalmente serían rescatados.

Karl Wen: Esto no es tan gracioso como se ve. Corta la energía.

Rei identificó la consola de control y gracias a la guía de Archer desactivó la barrera. Todos salieron de ahí y Clare corrió a abrazar a la Autómata al creer que había muerto al escapar del Tanque Imperial. Archer salió ayudando a Freya, quien había resultado herida de gravedad cuando su Cosechador fue estrellado previamente.

Karl Wen: Terminó el descanso. Rei, ¿situación?

Rei-3: Uroboros está atacando el muro y destruyendo campamentos del Clan de los Demonios.

Freya Stanton: (Tos) Demonios... Pensé que ellos no tomaban prisioneros.

Clare Heidern: ¿Tú estás bien? ¿No te rompiste algo?

Rei-3: Terminé mi autorreparación hace minutos. Todos los sistemas primarios están en orden.

Clare Heidern: Supongo que eso es un sí.

Archer Foster: ¿Y ahora hacia dónde?

Karl Wen: El plan no ha cambiado. Iremos al Distrito 34 y aseguraremos a esa máquina del diablo.

Archer Foster: ¿En serio? ¿Después de lo que tuvimos que pasar por buscarla a ella?

El sujeto miró a Rei. La Autómata se cuestionó sobre eso. ¿Para qué la buscarían si el objetivo primario era partir al Distrito 34 de inmediato? Clare posó su mano en el hombro de Rei.

Clare Heidern: Estoy segura de que ella habría hecho lo mismo. De hecho, ella terminó rescatándonos a nosotros.

Archer Foster: (Suspiro) Tienes razón.

Rei-3: Hay varios Phantom atracados afuera. Con alguno podremos escapar.

Karl Wen: Muy bien. Foster quédate atrás con Stanton. El resto, iremos por esa nave.

Armados hasta los dientes con armas alienígenas, Karl, Clare y Rei salieron del muro. Detrás de ellos venían Archer y Freya quienes fueron por cobertura encontrando un radiofaro en el cuerpo de un Sangheili Mayor. Con el artefacto, el Aedo se conectó al WiRed para alterar los sistemas de seguridad de uno de los Transportes de Tropas.

Rei se movió al frente de todos para acabar con los Yanme'e de un tiro a la cabeza con su Carabina. En tierra, los Sangheili y Legionarios fueron reducidos gracias al fuego de cobertura de Karl y Clare. Sin embargo, sus esfuerzos terminaron por ser inútiles ya que otro grupo más de Cosechadores apareció entre las nubes rojizas y a esto se le sumó la aparición de más Phantom. Uno de los Transportes de Tropas abandonó la posición y se aproximó hacia la Escuadra.

Archer Foster: Listo. El Phantom está libre y listo para volar.

Los pocos soldados que había en el interior del vehículo fueron repelidos por el Equipo Blackjack y juntos lo abordaron teniendo cuidado de no llamar la atención del resto de naves. Una vez establecidos en su posición, Archer asesinó al piloto y tomó el control del Phantom para avanzar a toda velocidad hacia la región de Mitoshi.

Karl Wen: Mantenlo estable... ¿Estás bien?

Freya Stanton: (Tos) No pienso morir en esta nave, teniente.

Clare Heidern: ...El Distrito 25. Muchas personas vinieron aquí luego del ataque al Distrito 7... ¿Es que ya no existe un lugar seguro?

Archer Foster: Tenemos una transmisión.

Karl Wen: Si es la del comandante llamando a todos a Themar, ignóralo.

Archer Foster: No. Escuche.

Arnold Quirino (Voz): A todas las fuerzas rezagadas de Ceres. El punto de reunión es en el Distrito 34. Debemos asegurar el bastión de los Kamimura.

Karl Wen: Es el teniente Quirino. Así que sobrevivió al ataque.

Archer Foster: Parece que era el mensaje encriptado que encontró Argento y que Rei pudo descifrar.

Freya Stanton: ¿Bastión de los Kamimura? (Tos) No lo entiendo.

Karl Wen: Debe referirse al gigante que despertó el Estratega. Lo del bastión debe ser un nombre clave para no llamar la atención de Uroboros.

Clare Heidern: Creo que no funcionó.

Una colosal nave de Uroboros atravesó las nubes oscuras despidiendo relámpagos a su alrededor.

Freya Stanton: Vean el tamaño de esa cosa.

Karl Wen: Un Carguero de Asalto... Mierda. Van al Distrito 34.

Las ruinas de la Academia Militar Mitoshi se veían al horizonte y, a su lado, se encontraba la inmóvil Unidad Hyperion. Blackjack se percató de una serie de luces prendidas en una zona boscosa algo lejana de Mitoshi.

Clare Heidern: ¿Es lo que creo que es?

Karl Wen: Sí, tiene que ser. Aquí el teniente Karl Wen a Mitoshi, cambio... ¡Mierda, sólo recibo estática!

El Carguero de Asalto de las Espadas de Ophidio se estableció por encima del Distrito 34. Cosechadores iban detrás de él y estos eran perseguidos por Phantom de los Demonios. Varias de las naves de Uroboros retrocedieron para contrarrestar a sus perseguidores llegando a dañar los propulsores del vehículo que transportaba a Blackjack haciendo que este cayera en picada.

Karl Wen: Foster, ¿hay un modo de detener esto?

Archer Foster: Claro, en cuanto nos estrellemos.


El Refugio, Afueras del Distrito 34, Ceres

El impacto fue frenado por un lago. Gracias a ello, todos los tripulantes salieron con heridas leves. Archer volvió a ayudar a Freya a salir del vehículo antes de que se ahogara.

Karl Wen: ¿Están todos bien?

Antes de poder responder, el Equipo Poker hizo su aparición alumbrando el choque con las linternas de sus armas.

Arnold Quirino: Bajen las armas... Vaya aterrizaje, teniente Wen.

Karl Wen: Quirino, se acercan Demonios.

Arnold Quirino: Ah... Mierda. Ok, suban. Takanome, dile al resto que se preparen.

Blackjack se reunió con Poker y otros equipos de la Vanguardia de Ceres. Freya fue llevada rápidamente con la Oficial Médico quien resultó ni más ni menos que Roxxane. La mujer atendió a Freya inmediatamente mientras se aseguraba de que el niño que la acompañaba se escondiera en el sótano de la vieja casa.

Karl Wen: Recibimos el mensaje.

Arnold Quirino: Bien, vamos a necesitar a todos los hombres que podamos.

Clare Heidern: Disculpe, teniente... ¿Por qué reunirnos aquí? ¿No había dicho el comandante que debíamos reunirnos en Themar?

Arnold Quirino: Así es. Ese mensaje era para todas las fuerzas que se encontraran fuera del planeta... En nuestro caso, y por orden del General Tyrann, debemos evitar que los Gusanos se apropien de esa máquina.

Archer Foster: ¿Qué se apropien? No estará diciendo que la Legión piensa reactivar esa cosa.

Arnold Quirino: No lo sé y ni me importa. Lo que yo quiero es que ese estúpido Emperador reciba un buen escarmiento por todo lo que nos ha hecho.

Akane Takanome (Radio): Contacto. Demonios en la entrada principal ¡Todos a sus puestos!

Karl Wen: Nos ocuparemos de los visitantes.

Arnold Quirino: Prepárense y reúnanse conmigo en la entrada. No voy a permitir que esos cabrones tomen esta casa.

Akane Takanome (Radio): ¡Atención a todo el personal! ¡Defiendan la entrada principal! ¡Tenemos un batallón completo de los Demonios!

El Equipo Blackjack fue a la armería oculta en el sótano de la casa más grande que había en el vecindario. Por alguna razón, Rei conocía esa casa. Algo en su cerebro positrónico le hacía ver eso, pero por más que indagaba no podía averiguar más y entonces se topó con un Cañón Electromagnético.

La Autómata tomó el rifle y cargó la batería. Podía sentir una vieja sensación familiar como si no fuera la primera vez que sostenía un arma de ese tipo. Al principio, pensó que eso se debía al Cazarrecompensas quien era conocido por su famoso "Cañón de Energía", sin embargo, el Cañón Electromagnético parecía tener una relación más profunda con Rei.

Clare Heidern: ¿Estás bien?

La Autómata asintió y salió del sótano para reunirse con el teniente. El equipo completo subió al bloqueo donde ya otras Escuadras hacían grandes esfuerzos por contener a los Sangheili.

Arnold Quirino: Nunca había visto tantos desde el Frente.

Karl Wen: Esto no es normal. Alguien debe estarlos dirigiendo.

Archer Foster: Pero ¿no habían eliminado al Kaidon, al Consejero y al Servant?

Arnold Quirino: Déjame decirte dos cosas... De entre todos clanes, los Demonios siempre han sido los más insistentes. Y la otra, es que todos sus líderes siempre serán unos malditos oportunistas.

Rei y el Equipo Blackjack se pusieron al frente y rápidamente concentraron el fuego para contener al enemigo. Los Demonios parecían ser infinitos y no había duda de que querían atravesar al lugar para llegar a Mitoshi y arrebatar lo que Uroboros estaba buscando.

Gracias al armamento recolectado por otros equipos, los soldados de la Vanguardia de Ceres pudieron repeler eficientemente a las primeras oleadas de enemigos hasta que un grupo de Ghost apareció. Rei apuntó su Cañón Electromagnético y de un sólo disparo logró acabar con el grupo entero. Todos notaron la habilidad de la Autómata con esa arma que ya de por sí era desconocida.

La alarma se dio. Más enemigos se aproximaban. Phantom cruzaron el cielo disparando potentes cargas de plasma para luego desaparecer entre los rascacielos del Distrito 34. En la oscuridad de dónde venían los Demonios, un Eidolon apareció disparando cargas concentradas hacia la puerta. De un par de tiros había derribado la primera puerta.

Akane Takanome (Radio): ¡A todo el personal! ¡Se ha abierto una fisura! ¡Retrocedan y reagrúpense en la segunda puerta!

Clare Heidern: Creí que nadie superaría estas defensas.

Arnold Quirino: Ni siquiera lo lograron los Prometeos.

Las Escuadras concentraron el fuego contra el Eidolon hasta romper su chasis revelando el núcleo en su interior. Rei disparó su Cañón Electromagnético contra la máquina provocando que esta explotara llevándose a varios Sangheili Menores con él. Sin embargo, más refuerzos llegaron para destruir la segunda puerta.

Todos los soldados retrocedieron para asegurar la última puerta. Se habían instalado torretas automáticas encontradas previamente en el sótano de la vieja casa. Los Sangheili se vieron reducidos en número hasta que recibieron la ayuda de varios Servant.

Rei disparó sus últimas cargas contra las máquinas para evitar que estas proporcionaran escudos extra a sus creadores. Sin nada que los protegiera, los Demonios fueron acribillados por las defensas del vecindario. Una última oleada reventó el techo cuando un Phantom descendió a sembrar el terror. Con sus cañones de plasma, el Transporte de Tropas neutralizó las torretas automáticas y luego disparó hacia la puerta.

Los soldados de la Vanguardia de Ceres se vieron forzados a retroceder. Estaban literalmente contra la pared. Rei cargó la última ronda de su Cañón Electromagnético y apuntó hacia un tanque de gas. La Autómata disparó y la reacción posterior prendió en llamas al Phantom que fundió sus circuitos hasta colapsar en ese mismo sitio.

Akane Takanome (Radio): El fuerte es seguro. Repito. El fuerte es seguro. Equipo de control de incendios, al patio central, hay que apagar ese fuego.

Clare Heidern: Creo que era el último.

Karl Wen: ¿Acabamos aquí? Vamos, tenemos trabajo.

Clare Heidern: ¿Teniente?

Karl Wen: Ya tenemos nuestras órdenes. Iremos al Distrito 34.

Arnold Quirino: Aún es demasiado pronto. Más y más escuadras y refugiados siguen llegando.

Karl Wen: ¿Y qué sugieres?

Arnold Quirino: Enviaré reconocimiento a los alrededores del muro de Mitoshi. Ellos nos harán saber cuándo actuar.

Karl Wen: ¿Y si es demasiado tarde?

Arnold Quirino: Con más hombres podemos arriesgarnos a eso.

Karl Wen: (Suspiro) Bien. Escucharon, ¿cierto? De cualquier modo, no bajen la guardia.

Clare Heidern: ¡Sí, señor!

Karl Wen: ...Ugh, y tomen un baño. Apestan a plástico quemado.

Clare Heidern: ...Sí, señor.

El teniente se reunió con el resto de líderes de Escuadras. Rei y Clare fueron al otro lado en dirección a la antigua casa. Una edificación realmente grande como para haber pertenecido a dos personas. Las mujeres tardaron un poco, pero al fin encontraron los baños.

Clare fue la primera en entrar en la regadera. Rei había salido para buscar las herramientas necesarias para reparar el brazo que tenía maltrecho desde hace tiempo. Luego de unos minutos, la Autómata agitó su extremidad para verificar que estuviera en óptimas condiciones y entonces Clare salió del baño ya con su armadura puesta.

Ambas mujeres pasearon por el Refugio y subieron a los tejados para ver si no había presencia enemiga en las cercanías. Al cabo de unos minutos, Clare bostezó y se acostó en las tejas para jugar con el casquillo de una bala. Rei solamente se sentó a su lado observando los alrededores.

Clare Heidern: Sé que no lo necesitas, pero podrías descansar un momento.

Rei-3: ...

Clare Heidern: No hablas mucho, ¿verdad?

Rei-3: ...

Clare Heidern: ¿Tenías conocidos en el Distrito 7?

La pregunta hizo sobresaltar a Rei. Sacó una fotografía oculta entre su armadura. En ella se encontraban todos los miembros del Equipo Headhunter.

Rei-3: Fueron enviados a una misión al Acorazado antes del ataque.

Clare Heidern: ¿En serio? Es un alivio, ¿no? Si no estuvieron en el Distrito 7 entonces podrían seguir con vida.

Rei-3: ...

Clare Heidern: ...

Rei-3: ¿Tú... También tenías conocidos?

Clare Heidern: Sí. Te hablé de él. Raki... No estoy segura, pero creo que antes del ataque pudo recordarme... Espero que esté bien.

Rei-3: ...

Rei sintió una fuerte presión en el pecho y creyó que había sido alguna mal función de su reactor. Luego lo comprendió. Rei había experimentado angustia tras desconocer el estado actual de sus compañeros. Al observar el cielo hacia donde la luz de Arion los cobijaba, la Autómata se preguntó a sí misma si sus compañeros estarían bien.

La Venganza de Sork[]

2 de Julio del 2582

Palacio de Polvo, Distrito Gamma, Themar

Después de la Batalla del Distrito Gamma, Themar festejó la victoria de la humanidad con una tormentosa lluvia. No hubo respuesta por parte de los Puños de Ophidio, ni del Vex ni mucho menos de la Unidad Kreios. Simplemente una falsa paz estaba inundando la Ciudad Sepultada.

Las fuerzas desperdigadas del Tratado habían establecido una base en el Palacio de Polvo. Los Acechadores habían salido a explorar para montar un perímetro defensivo. Los Defensores se quedaron cerca del rascacielos. Los Aedos intentaron contactar con la Estratega sin respuesta.

En la cima del edificio se encontraba Braun Tannin examinando los informes de las Escuadras. Gran parte de las naves de los Puños de Ophidio fueron recuperadas y en poco tiempo estarían listas para despegar bajo su mando. Habían ganado una batalla más no la guerra. Samantha y Keith entraron a la habitación.

Braun Tannin: ¿Averiguaron algo?

Samantha Sitri: Confirmamos nuestras sospechas. Uroboros usó la Caja de Pandora para controlar a la Unidad Kreios.

Braun Tannin: Hmm. Espero que al Ejército de Luminalia no le moleste que la hayamos enterrado... Keith, ¿progresos?

Keith Kriemhild: Intenté establecer comunicaciones con Ceres, pero la Legión de los Miles sigue interrumpiéndolas. Pero los Autómatas sí que han conseguido algo.

Keith se acercó a la holomesa e insertó un chip de datos. Un mapa surgió del mueble proyectando el viejo territorio de Mitoshi con el Carguero de Asalto posado por encima de él.

Samantha Sitri: ¿El Distrito 34? ¿Creen que querrán obtener el control de la Unidad Hyperion?

Braun Tannin: Es posible ¿Pero cómo harán que funcione?

Samantha Sitri: Debemos preocuparnos más por como detenerlos.

Keith Kriemhild: No si llegamos antes.

Samantha Sitri: ¿Qué? Oh, no. Conozco esa mirada.

Keith Kriemhild: Yo...

Samantha Sitri: No.

Keith Kriemhild: ¡¿Por qué no?!

Samantha Sitri: Lo último que necesitamos son planes arriesgados, Keith... Ya hemos perdido a muchos hombres.

Keith Kriemhild: Nadie ha muerto bajo mi mando.

Samantha Sitri: ¿Y qué hay de Aaron?

Keith Kriemhild: ¡Oye! ¡Ese fue un golpe bajo!

Braun Tannin: ¡Basta! Keith, explica tu plan.

Keith Kriemhild: ¿Recuerdan la Graduación de Mitoshi? Cuando la máquina salió de la tierra y amenazó con vengarse de la muerte de Risako Kamimura.

Samantha Sitri: No estoy enterada.

Braun Tannin: Porque todavía no formabas parte del Alto Mando. Esa máquina era un Titán. La Unidad Tethys. Sabemos que su reactor fue utilizado por Bakuzan para potenciar el Cañón MAC... ¿Por qué lo mencionas?

Keith Kriemhild: Resulta que Yuno usó una máquina extraña para controlarlo. Si queremos sacarle ventaja a la Legión entonces debemos colocar esa máquina en la Unidad Hyperion.

Samantha Sitri: ...Pues no es tan mala idea ¿Sabes instalar esa cosa?

Keith Kriemhild: Este... Bueno, pasa que sólo Yuno sabe cómo funciona. Le pediría ayuda a Houka, pero aún no regresa de su viaje.

Braun Tannin: ¿Y dónde está Yuno?

Keith cambió la proyección de la holomesa. La Academia Militar Mitoshi fue reemplazada por el planeta de Luminalia. Se hizo un acercamiento a la luna de dicho planeta, Lux, donde se mostró una instalación espacial utilizada por el Ejército de Luminalia como prisión.

Samantha Sitri: La Instalación Baralku ¿Qué hace ella ahí?

Keith Kriemhild: Yuno estaba ayudando a las Técnidas para el estudio de los Estigmas en los Prometeos. Con el ataque de Uroboros no creo que haya salido de ahí.

Braun Tannin: Creo que no tenemos otra opción. Dile a Headhunter que parta a Baralku cuanto antes. Samantha, dile a los Autómatas que sigan intentando establecer conexión con Ceres. Que les digan que pronto volveremos a casa.


Instalación Baralku, Órbita de Lux, luna de Luminalia

El Equipo Headhunter se reunió. Kai, Sasha y Edward. Los tres partieron a la instalación espacial oculta en el lado oscuro de Lux, la única luna de Luminalia. Edward había obtenido el permiso del Clan del Juicio para aproximarse al lugar y aterrizar en el hangar. La Escuadra aterrizó y fueron recibidos por el silencio de una compuerta abriéndose frente a ellos.

Kai Argento: La Instalación Baralku.

Edward Blaze: Toda la escoria del Sistema Beyond en un sólo lugar.

Sasha Evans: ...

Kai Argento: Sasha, no dejemos que su muerte haya sido en vano. Sé que el habría querido que siguiéramos adelante.

La joven mujer asintió en silencio.

Kai Argento: Anda, has que se sienta orgulloso.

Desde lo de Anton nada había sido lo mismo. Ahora con Kai a cargo del equipo tenía una enorme responsabilidad. El Aedo dio un paso al frente para comprobar que no hubiera algún hostil cerca y luego hizo una seña para que su equipo lo siguiera.

Cuando estaban adentro de lo que parecía ser una esclusa se sorprendieron cuando la misma puerta que los invitó a avanzar se cerró violentamente. La esclusa daba hacia otros tres caminos. Kai estaba a punto de interferir en una de ellas cuando se abrió y un Servant modificado se presentó.

Zyvu-1: Keimusho Chooroo wah yookoso. Purintoauto kyan'saabero ¿Hai?

El Servant se alejó y desapareció al teletransportarse.

Kai Argento: ¿Y eso?

Edward Blaze: Vamos a ver.

Los tres cruzaron el pasillo tenebroso hacia la siguiente puerta. Del otro lado se toparon con incontables cuerpos de Paladines y Sangheili del Juicio.

Edward Blaze: ¿Qué demonios pasó aquí?

Kai Argento: Aquí Kai Argento del Equipo Headhunter de la Vanguardia de Ceres, ¿alguien me recibe?

Una horrible estática inundó el canal.

Edward Blaze: Algo interfiere las comunicaciones. Pero creo que he identificado la posición de Yuno.

Kai Argento: ¿En dónde?

Edward Blaze: Varios bloques de contención más adelante.

Una alarma sonó. El inconfundible parloteo de un Servant resonó en todas los canales de comunicación. Una puerta al fondo se abrió.

Zyvu-1 (Radio): Mure. Shutsugen'nuru ikimono. Wah kiru karera'wa. Atana mae'ni owari.

Kai Argento: Ed, no sé Sangheili, ¿qué fue lo que dijo?

Edward Blaze: No tengo idea.

La Escuadra avanzó por la puerta sin percatarse de que habían pisado una trampilla. Los tres cayeron varios niveles hasta un entorno repleto de Xenocita y huesos putrefactos. Sin duda, el bloque de contención de la Colmena. Kai ayudó a Sasha a levantarse luego de haber caído en un charco de materia oscura.

Zyvu-1 (Radio): ¡Hono no Tasujin Haborimu! Abadon no kuki.

Los inconfundibles chillidos alertaron al equipo. Una capsula de estasis apareció en medio de la sala para liberar a un Caballero. La criatura se inundó en llamas y rugió al percatarse de la presencia de los invasores. Edward generó una barrera de estasis para luego activar su Arma Voltaica con la que intentó reducir o, al menos, controlar a los Lacayos.

Kai tomó una posición intermedia y se aseguraba de que los Acólitos no se acercaran a Sasha, quien había decidido concentrarse en el Caballero. Haborym, el Príncipe de las Llamas, concentró la energía calorífica en su puño para asestarla en el suelo provocando que ondas solares salieran disparadas a su alrededor.

Las ondas de energía expulsaron a los tres contra la pared. El calor era brutal tanto como para comenzar a dañar sus escudos de energía. Sasha se levantó y siguió disparando a la cabeza de Haborym hasta hacer que su hechizo se interrumpiera.

El Caballero rugió y nuevamente se prendió en llamas para concentrarla en su Fusil Largo. Cuando menos se lo esperaban, Haborym disparó tiros explosivos desde su arma con las que incluso era capaz de derribar las barreras de Edward. Como respuesta a esto, Kai rodeó el área para tomar al Caballero por sorpresa al asestarle un fuerte golpe con su Hacha de Hierro.

Haborym se prendió en llamas para generar Espadas de Fuego las cuales comenzó a arrojar a diestra y siniestra a medida que estas se regeneraban. Las explosiones de unas cuantas Granadas de Plasma interrumpieron el hechizo de Haborym y, al voltear, fue perforado por las infinitas balas de la Arma Voltaica de Edward y lo hicieron tambalear para recibir otro fuerte golpe del Hacha de Hierro de Kai. El Caballero estaba a punto de acumular las llamas en su cuerpo cuando su cráneo fue reventado por Sasha al emplear su Rifle de Precisión.

La Escuadra se juntó para ver como los restos óseos calcinados del Caballero se deshacían. Los tres recargaron sus armas. La alarma volvió a sonar y una puerta al fondo se abrió. Cuando estaban por salir del bloque de contención, una sacudida los hizo tambalear.

Zyvu-1 (Radio): Shutsugen'nuru ushinaraweta Promithyan. Kiru ra kiru.

La puerta por la que iban a salir colapsó. Varios Caballeros salieron expulsados tras una serie de explosiones de plasma. La Escuadra fue a la salida y se encontró con un amplio panorama de batalla. Caídos y Colmena luchando entre sí.

Kai Argento: ¿Cómo es que todo terminó así?

Edward Blaze: Uroboros... No hay duda.

Kai Argento: Aquí debe haber señal. Aquí Kai Argento del Equipo Headhunter, ¿alguien?

Yuno Hagakure (Radio): (Interferencia) Sí, Hagakure aquí ¡Gracias a Dios al fin llegaron!

Kai Argento: Me gustaría que dijera eso frente a nosotros, ¿dónde se encuentra?

Yuno Hagakure (Radio): (Interferencia) En el Bloque Zaqum. Me he encerrado... ¡Tengan cuidado! ¡Los Cazadores fueron liberados!...

Kai Argento: Maldición, la perdimos. Ed, ¿dónde está el Bloque Zaqum?

Edward Blaze: En el nivel inferior. Pero primero tendremos que cruzar el bloque Vex.

Kai Argento: ¿Vex? ¿Tienen esas cosas encerradas aquí? ¿Pero cómo?

Edward Blaze: Las Técnidas instalaron máquinas que usan Estigmas que disparan constantemente campos de estasis. No son muy fuertes, pero lo son lo suficiente como para evitar que escapen.

Kai Argento: Esas mujeres suenan muy tenebrosas.

Edward Blaze: Y eso que no las has visto en persona.

Una explosión sacó volando unas compuertas. Confluencias surgieron del suelo a medida que descargas eléctricas se deslizaban por la tierra hasta alcanzar a los de la Colmena. Al partirse los esqueletos vivientes dejaron en su lugar el reluciente chasis de Prometeos y Jardineros.

La Escuadra avanzó a la dirección de la que provenían las máquinas. Soldiers y Knight salían disparados de más brechas temporales para hacer de la prisión parte de su control. Un par de Magas proyectaron sus hechizos contra las máquinas para frenarlas y así usar sus componentes en algún siniestro experimento. Todo eso mientras los Sangheili seguían abriendo celdas de sus hermanos presos.

El Equipo Headhunter se encontró en una nueva esclusa. Al igual que la vez anterior, las puertas se cerraron para realizar un innecesario escaneo de seguridad. El rechinido del metal hizo que Edward empujara a sus compañeros para que la trampilla bajo sus pies no los expulsara al vacío del espacio.

Kai Argento: Gracias, Ed.

Zyvu-1 (Radio): Junbi'suru sentoo.

La puerta a su derecha se abrió. Los tres repelieron a un grupo de Arpías que provenían del bloque más adelante y después avanzaron al frente.

Edward Blaze: Tch, ese maldito cancerbero. Seguro los Cazadores lo convencieron.

Kai Argento: ¿Convencer? ¿Para qué? ¿Qué obtendría a cambio?

Edward Blaze: No lo sé, quizás se aburrió de estar aquí encerrado.

Estaban en el Bloque Aita, la sección del Vex, donde había confluencias por todas partes permitiendo que se creara un portal de transferencia para iniciar una invasión. El Iluminado revisó la zona encontrando que las máquinas que había mencionado antes para retener a las máquinas se encontraban desactivadas.

Edward Blaze: Voy a reactivar los inhibidores. Cúbranme.

Kai y Sasha asintieron. Ambos tomaron posiciones alrededor del bloque y acribillaron a toda la máquina que saliera del portal. Edward controló a un Minotauro al desbaratar sus piernas con su Arma Voltaica para así aproximarse a la máquina. El Iluminado concentró toda la energía de sus Estigmas para disparar un campo de estasis que restableció el inhibidor.

Las constantes cargas de estasis congelaron a las máquinas, volviéndolos blancos fáciles. El portal de transferencia se cerró, pero entonces fue reactivado gracias a la presencia de las confluencias establecidas ahora en gran parte de la prisión.

Zyvu-1 (Radio): ¡Kanshi'in Jonsu!

Las descargas eléctricas fragmentaron el suelo hasta dejarlo al borde de una falla. El portal se fragmentó y de sus restos surgió un Celador.

Kai Argento: ¡Ay, carajo! Odio estas cosas.

La máquina rugió y abrió la apertura de más brechas temporales para permitir la infiltración de más máquinas. Apenas estaba por dar sus primeros pasos a la conquista cuando los disparos del Rifle de Precisión de Sasha impactaron en su único ojo.

Jonsu, el Celador, dio un pisotón y comenzó a reunir la energía de las confluencias en su núcleo mental. Tanto Edward como Kai intentaron impedir que la máquina soltara la carga energética, pero fue tarde. El Celador encerró a sus desafiantes en capsulas de estasis permitiendo que fueran atacados por sus subordinados.

Edward disparó un campo de estasis que lo liberó a él y a sus compañeros y que también congelaron a Jonsu. Sasha disparó a los otros Minotauros que se interponían en el camino de Kai quien corrió arrastrando su Hacha de Hierro para golpear la cabeza de Jonsu con tal fuerza que su núcleo mental fue extirpado provocando su inmediata muerte. Las demás de máquinas, al ver perdida a su Mente, recibieron la orden del Vex de retirarse, lo cual hicieron al sacrificarse en las confluencias.

Zyvu-1 (Radio): Shinda karera'wa. Kno'wah.

Kai Argento: Ya me estoy hartando de esa voz.

Edward Blaze: Ya estamos en el bloque Vex, Yuno debe estar cerca...

Una trampilla se abrió bajo los pies de la Escuadra y los tres cayeron por un gran abismo a un pozo. El goteo de un sistema de refrigeramiento los tomó por sorpresa.

Kai Argento: Excelente, ¿y ahora en dónde estamos?

Edward Blaze: Parece otro bloque de contención. Nunca había venido a esta parte.

Kai Argento: Parece el único lugar exento de enfrentamientos... Un desvío, si hay una entrada debe haber una salida.

Sasha Evans: Oigan...

Kai Argento: ¿Qué pasa? Oh, no.

Por la única luz que se colaba por la única ruta de salida se encontraba esparcido un charco de materia oscura. Miasma necrótica. Grietas de los Poseídos y medidas de seguridad.

Kai Argento: ¡¿Poseídos?! ¡¿Tienen Poseídos capturados?!

Edward Blaze: Creo que no es buen momento para decir que esta sitio no estaba bajo mi jurisdicción.

Antes de poder continuar con la discusión, brechas transdimensionales se abrieron ante los hambrientos Poseídos. Sangheili de un clan desconocido se habían materializado y habían iniciado el fuego contra la Escuadra. Los tres soldados buscaron cobertura para contraatacar. Los disparos detonaron los pulsos necróticos abriendo el túnel a una sección de la nave invadida por la plaga de los Poseídos.

Zyvu-1 (Radio): Mahgahchee Dakuu. Zuumuin Hason'shita.

Una brecha transdimensional se abrió y una Sangheili Zealot se arrastró del interior. La feroz criatura rugió al agitar los mantos que cobijaban su pesada armadura. Ante el fuego de sus agresores, la Poseída se burló antes de teletransportarse en las sombras, rodeándolos para arrojarles en la cara cargas necróticas cegadoras. A continuación, la Sangheili dio un potente pisotón que arrojó a los tres contra pulsos necróticos que detonaron al detectarlos.

Antes de poder hacer algo más, la Poseída disparó más cargas necróticas contra toda la instalación consiguiendo abrir un hueco por el que sus esbirros pudieran escapar para expandir la plaga. Sin embargo, los Sangheili prisioneros del Clan de los Cazadores se toparon con ellos e inmediatamente iniciaron un enfrentamiento. Sus esfuerzos fueron fútiles puesto que la Zealot sofocó a los Cazadores con sus cargas necróticas antes de escapar por una de las puertas.

Kai Argento: Este sitio es una locura.

Edward Blaze: Y que lo digas, pero eso no importa. Si los Cazadores estaban ahí significa que su bloque de contención está cerca.

Los tres subieron a uno de los huecos formados por los Poseídos y se escabulleron entre las ruinas hasta llegar a la entrada del Bloque Zaqum. Ahora se encontraban frente a un extenso pasillo lleno de celdas abiertas donde la oscuridad se hacía más densa.

Kai Argento: Aquí Kai Argento del Equipo Headhunter, ¿Yuno Hagakure me recibes?

Yuno Hagakure (Radio): (Interferencia).

Kai Argento: Maldición... La señal es débil, pero está cerca. La interferencia también está aumentando.

Edward Blaze: Sí es así es porque el Servant debe estar produciéndola.

Kai Argento: Hace un momento mencionaste que los Cazadores lo convencieron, ¿no?

Edward Blaze: Sí.

Kai Argento: A ver. Sabemos que esas cosas poseen una Inteligencia Artificial incomprensible incluso por los Elites.

Edward Blaze: ¿Entonces?

Kai Argento: O el Servant se volvió loco con el ataque de Uroboros o... Alguien realmente lo convenció. Pero para eso tendría que ser muy inteligente o un experto manipulador. O ambas cosas.

Los tres se detuvieron frente a la pendiente. Subiendo unos cuantos escalones se encontraba una puerta bien cerrada. El Aedo se acercó para desencriptar las claves. La compuerta se abrió ante un gran pozo que fue iluminado por la tenue luz del Servant aproximándose a sus espaldas. Antes de poder hacer algo, la Escuadra fue impactada por uno de los proyectiles de plasma de la máquina, haciendo que cayeran al interior del bloque de contención.

La dura superficie del suelo fue abollado cuando los tres compañeros cayeron. Al no poder ver nada más tuvieron que encender las linternas y verificar que el bloque circular se encontrara despejado de cualquier enemigo. Entonces los faros de luz se concentraron en el único indicador rojo de su sensor de movimiento. Entre la penumbra, un Sangheili se alzó de un asiento hecho de cuerpos apilados.

Sork 'Lovak: ¿Hmm? ¿El Cazarrecompensas no viene con ustedes? Que decepción.

Edward Blaze: Sork...

Sork 'Lovak: Tú debes de ser Blaze. Dime, Iluminado, ¿te permitió volver la Reina? Sabía que no era tan dura como aparentaba. Supongo que por eso cayó ante el Rey Oscuro.

El Iluminado levantó sus armas y Kai y Sasha lo imitaron. Antes de que presionaran el gatillo, Sork jaló del suelo uno de los cuerpos. Yuno, apenas consciente, miró hacia los miembros de la Escuadra quienes bajaron sus armas incapaces de disparar.

Sork 'Lovak: Han pasado tantas cosas en mi ausencia. Intenté advertírselos. Yo vi el futuro. Que hayan logrado anteponerse ante todo pronóstico es muestra de que los temores del Vex se van desvaneciendo a cada segundo.

Una explosión retumbó todo el crucero. El sonido de un Servant muriendo resonó en todos los canales de comunicación.

Sork 'Lovak: En mi estancia en esta prisión, me he puesto a pensar en la razón de la vida. Todo ser inteligente vive para librarse de sus inquietudes y alcanzar la tranquilidad. Buscan poder, controlan a otros y hacen gala de un don para alcanzar la tranquilidad. Hay seres muy nobles en este universo que dicen que hacen algo por otros, por el amor o por la justicia... Sólo para alcanzar la tranquilidad ¿Lo entienden ahora? El Rey Oscuro, el Estratega, el Emperador... El Cazarrecompensas y yo. Cada uno de nosotros provenimos de diferentes mundos, diferentes especies con diferentes motivaciones y todos buscamos la tranquilidad.

Sasha Evans: ¡No lo compares contigo!

Otra explosión. Chillidos de Colmena.

Sork 'Lovak: Ja, ja... La tranquilidad es el anhelo de toda vida. Dicho esto, ¿por qué les causa tanta incertidumbre atacarme cuando sostengo a esta mujer? Si disparan, conseguirán la tranquilidad con facilidad. Véanme. Estoy desarmado y mis únicas armas son mis palabras.

La prisión tembló. Gritos de Sangheili.

Sork 'Lovak: ¿Consideran que salvar a esta mujer es más importante? Una vida sin importancia que disfrutaba de la tranquilidad hasta que se la arrebataron unos rebeldes y al final terminó siendo nada más que un instrumento. Una llave frágil que puedo partir en cualquier momento. Siempre hay otras alternativas... Siempre hay otros caminos. Hay toda una galaxia de posibilidades para alcanzar la tranquilidad. Para alcanzar el poder. Díganme, humanos, ¿no quieren saber mi definición de tranquilidad?

Sasha Evans: Yo no estaré tranquila ¡Hasta que cierres tu asquerosa boca!

Una sombra en la oscuridad rasgó el rostro de Sork quien soltó a Yuno al arrojarla para cubrirse de lo que lo había atacado. Edward salió disparado por la mujer y Kai se aproximó al Sangheili para intentar enterrarle la cuchilla de su Hacha de Hierro. Antes de asestar el golpe, Sork lo interceptó y lo pateó con fuerza hasta el otro extremo de la celda.

Sork 'Lovak: Intenté ser amable pero no me dejan alternativa.

De la pila de cadáveres que usó como asiento, Sork sacó un Lanzador de Plasma. Los proyectiles que salían de su extraña arma quedaban incrustados en el suelo para detonar como si fueran granadas. Edward protegió a Sasha de las explosiones y Kai brincó al aire para volver a intentar golpear a Sork, pero este lo detuvo. El Sangheili sofocó de un puñetazo a Kai para mandarlo lejos de su vista con su propia hacha.

Sin poder hacer mucho de frente, Sasha intentó manifestar una vez más al Fantasma Oscuro para que enterrara sus afiladas garras en el cráneo de Sork. Sin embargo, el Sangheili sintió aquella oscura presencia por lo que pudo evitar el ataque al sujetar la entidad de su brazo invisible.

Sork 'Lovak: No veo deshonroso tomar cualquier oportunidad de atacar, humana. Después de todo es vivir o morir... Pero eso es lo que te hace predecible.

Sork usó su fuerza para apretar la extremidad del Fantasma Oscuro hasta romperlo. Sasha gritó de dolor al compartir esa sensación con la entidad. Kai y Edward observaron perplejos a su compañera al no saber qué había sucedido. Sork usó esto a su ventaja para atacar a los hombres sofocándolos de un fuerte puñetazo.

Sork 'Lovak: Sin el Cazarrecompensas ustedes no son nada. Que les hayan arrebatado su hogar y su dios es prueba de ello. Caerán al igual que los míos y así aprenderán todo por lo que he luchado...

Otra explosión. Cuerpos de Cazadores salieron expulsados al interior de la celda dejando la puerta colapsada y abierta.

Sork 'Lovak: ...Y por lo que seguiré luchando.

La salida estaba al frente. Sork finalmente dio sus primeros pasos a la libertad, listo para buscar la tranquilidad que añoraba. Sin los Cazadores a su lado ahora se había convertido en un renegado. Los Sangheili del exterior, su antiguo clan, se enfurecieron al verlo y blandieron sus Espadas de Energía contra él. Sork tomó una lanza para luego tomar una posición de combate. Al cabo de unos minutos, Sork dejó enterrada la lanza en el ojo del Servant antes de hacerse con una cápsula de emergencia con la que pudo huir.

El Equipo Headhunter siguió el rastro dejado por Sork. Aquel que afirmaba usar las palabras como armas era alguien de temer incluso entre los suyos. Ahora entendieron como es que el Clan del Invierno se postró ante él y como sus estrategias casi lo consiguen con los Demonios y los Reyes.

Yuno, algo recuperada, le indicó al equipo la ruta más rápida hacia los hangares por los que llegaron y así, observando como la Instalación Baralku era consumida, emprendieron el vuelo de regreso a casa.


Horas más tarde...

Guarida de los Demonios, Distrito 15, Ceres

Sork dejó que sus captores lo arrastraran por el suelo. Sus brazos le dolían. Se desplomó y las puntas de sus arañadas botas chocaron con el hielo endurecido y dejaron rastros en la nieve. Mantuvo la mirada baja. Lo degradaron. Lo humillaron. Luchó por no resistirse.

Necesitaba que creyesen que se había dado por vencido. No era una amenaza. Era el único modo de que lo llevasen ante su nuevo Kaidon.

Cuando escapó de la Instalación Baralku solo había una opción a la que debía disparar su capsula criogénica. El Invierno en Althan se extinguió. Los Exiliados fueron poseídos. Los Cazadores ahora tenían intereses ajenos a los suyos. Los Reyes se rindieron al Juicio y ni hablar de este último.

Pero de todos los clanes de los Caídos, los Demonios podían ser tan tercos como él. La ausencia de un Anciano y un Servant Prime los fortaleció, pero un Kaidon débil como el que estaba sentado en un trono de esqueletos era un estorbo.

Zulo 'Damon: Venir aquí ha sido un error gravísimo, Sork. Temeridad o estupidez... O tal vez desesperación.

Sork permaneció con la cabeza agachada, pero su sonrisa, oculta bajo su casco degradado, se ensanchaba.

Sork 'Lovak: Esas palabras te definen tan bien, Kaidon de los Demonios.

Zulo 'Damon: Eres el Kaidon caído de un clan roto. El peor de todos los pretendientes de los Cazadores. Vencido por el Cazarrecompensas. Cegado por el Vex. Peor que una escoria, desperdiciador de flotas...

Sork 'Lovak: Es curioso que cuando se incrimina a alguien, siempre sacan a relucir los fracasos.

Zulo 'Damon: Es todo lo que eres.

Sork 'Lovak: No... Es todo lo que fui. Mientras que tú con tus acusaciones te muestran como un hipócrita.

Zulo 'Damon: Tú no tienes orgullo. Tú no tienes honor.

Sork 'Lovak: Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. ja. El honor, Kaidon de los Demonios, es lo que te obliga a mantenerme con vida. Es tu motivación y restricción y... Perdición.

Zulo encendió su Espada de Energía y apuntó los filos paralelos al cuello de Sork. El Kaidon caído alzó su rostro. Una amplia sonrisa maligna tenía dibujada.

Sork 'Lovak: Mátame ahora y tendré razón.

Zulo 'Damon: ...Suéltenlo.

Uno de los Ultras trozó la enredadera de hilos de las muñecas de Sork. Zulo le arrojó el mango de una Espada de Energía y Sork la tomó fingiendo torpeza.

Zulo 'Damon: Ponte de pie, Sork. Pelea como un Sangheili de verdad.

Sork se levantó con torpeza. Prendió la hoja afilada de plasma ardiente y rasgó una herida sangrante en su brazo. En el instante en que Zulo dio un paso para propinar una estocada, Sork apretó su extremidad para que la hemorragia erupcionara una gran cantidad de sangre la cual la lanzó al rostro del Kaidon de los Demonios.

El líquido purpura cayó en los ojos de Zulo, cegándolo, dejándolo vulnerable a una simple pero mortal estocada de Sork.

Sork 'Lovak: Esto deja claro mi punto...

Sork arremetió otra estocada.

Sork 'Lovak: El honor y el orgullo no importan.

Zulo empujó a Sork y con sus últimas fuerzas soltó golpes desenfrenados hasta cansarse.

Sork 'Lovak: ¡Es inútil! ¡Inútil! ¡Inútil! ¡Inútil! ¡Inútil! ¡Inútil!

Sork atravesó el abdomen de Zulo consecutivamente hasta que el cuerpo no pudo sostenerse por sí solo. El golpe seco del cadáver contra el suelo silenció la guarida con todos los Demonios observando.

Sork 'Lovak: Ninguno de aquí posee orgullo, así que no pierden nada cuando diga lo que debe ser dicho. Este es nuestro ocaso. El poder de los humanos crece con cada victoria y su Luz engrandece las sombras. Si no hacemos algo, nos quedará un destino terrible. Los Demonios son fuertes porque en su ruina y desgracia aguantan la debilidad que otros no pudieron. Hermanos, ¿harán lo que haga falta para no perderse en la historia y ser ustedes quien la cuenten?

Los Ultras salieron de sus agujeros. Los Mayores permanecían detrás. Los jóvenes Menores ni se asomaban. En eso, uno de los nobles guerreros plateados se arrodilló ante Sork y pronto todos los Demonios lo imitaron.

Sork, Kaidon de los Demonios, sonrió maquiavélicamente. Sus palabras, sus mejores armas, le concedieron el primer paso a su victoria. No tenía orgullo. No tenía honor. Y hará lo que haga falta por estar en la cima por encima de los demás.

Reunión[]

Electi-ex, Distrito 7, Ceres

La Legión de los Miles seguía contemplando su obra. A pesar de la derrota de uno de sus Generales, uno de sus leales campeones, todavía podía sentir la inminente victoria en cada uno de los gusanos que lo conformaban. Su mente colmena se regocijaba a cada momento en que sentía todo el conocimiento que debía tener el Elegido.

El tiempo de relajación terminó. Ophidio tomó asiento luego de comprobar los estados de su arnés de batalla. Una notificación apareció en la gran pantalla al centro del puente de su nave. La Legión de los Miles estableció el canal con el Epitaph. La silueta holográfica del General de las Espadas de Ophidio se manifestó.

Xyl 'Vanom: Kaidon de Miles, mi legión está posicionada en la región oriental del planeta. Hemos localizado la fuente de lo que nos ha traído a este sistema.

La proyección de la Unidad Hyperion reemplazó a la de Xyl.

Ophidio, la Legión de los Miles: ¿Un Titán?

Xyl 'Vanom: No sólo uno, Emperador. En el subsuelo de este distrito se encuentran los restos apenas funcionales de otra Unidad.

Ophidio, la Legión de los Miles: ¿Cuál es el estado del otro Titán?

Xyl 'Vanom: Está dormido. No posee una fuente de energía que lo sustente. Ambas Unidades están en perfectas condiciones, pero tenemos problemas...

Las proyecciones volvieron a cambiar. Un plano completo de la región de Mitoshi apareció revelando un sorpresivo ataque de la Vanguardia de Ceres con repetidas incursiones del Clan de los Demonios en campamentos y puestos de observación de las Espadas de Ophidio.

Ophidio, la Legión de los Miles: Humanos. Sangheili. Ambas razas tan diferentes y similares al mismo tiempo.

Xyl 'Vanom: ...Si me perdona, creo que nos infravalora al compararnos con ellos.

Ophidio, la Legión de los Miles: ¿Eso crees? Dime, ¿qué hace a los Sangheili lo que son? ¿Qué hace que sus clanes sean especiales?

Xyl 'Vanom: La devoción. El Sacrificio. La muerte.

Ophidio, la Legión de los Miles: Devoción. Sacrificio. Muerte.

Xyl 'Vanom: En conjunto al honor, esos son los valores más preciados de los míos. La devoción inspira valentía. La valentía inspira sacrificio. El sacrificio conduce a la muerte.

Ophidio, la Legión de los Miles: Devoción... Sacrificio. Todos nacemos como partículas en un mar de estrellas y nos abrimos camino sólo para integrarnos a algo más grande. Los humanos crean sociedades. Los Sangheili crean pactos. Los Lekgolo creamos mentes colmena... Incluso esas formaciones crean otras aún más grandes todo por la devoción que le entregamos a ellas, lo que nos termina por llevar al sacrificio. Cuando atacamos este planeta, me burlé de la valentía de la humanidad. Les hice saber que habían olvidado lo que es temer a la muerte... Al ver cómo han respondido, opino que compararlos con los de tu raza es infravalorarlos a ellos.

Xyl 'Vanom: ...

Ophidio, la Legión de los Miles: Uroboros no es invencible. Eso lo aprendí cuando todavía no tomaba este manto. Cuando Basilisk murió, yo me convertí en el vehículo de su voluntad. Yo decidí liderar esta cruzada. Así es como demuestro mi devoción, Sangheili. Cuando decidí enfrentar a la Oscuridad, demostré mi sacrificio. Y si el Elegido cree que debo enfrentar a la misma muerte para que él me reconozca como su sucesor entonces entraré a las mismas profundidades ¿Ahora comprendes entonces por qué seré yo el Guardián?

Xyl 'Vanom: Lo comprendo, Kaidon de Miles... Comprendo todo lo que has hecho.


Alrededores de la Academia Militar Mitoshi, Distrito 34, Ceres

La ayuda finalmente había llegado. La Vanguardia de Ceres llegó a través de un espectáculo de luces y explosiones. Tan pronto como el Pugnus-oph y el Teka-her, ahora bajo el mando de Braun Tannin, cruzaron la atmósfera de Ceres, el Epitaph atacó con brutalidad desencadenando un conflicto que sólo se agravó con la sorpresiva aparición de un Clan de los Demonios mucho mejor organizado y preparado a diferencia de encuentros previos.

El Hawk que transportaba a Rei fue derribado. Afortunadamente la tripulación sobrevivió al choque. Una tripulación conformada enteramente por Autómatas. A pesar de estar rodeada de los suyos, Rei se sentía realmente incómoda. Pudo entender los esfuerzos que hacía Clare para entablar una conversación con ella.

Arnold Quirino (Radio): Aquí Arnold Quirino a Equipo Smile.

Bev-1: Adelante.

Arnold Quirino (Radio): ¿Cuál es su estado?

Bev-1: En óptimas condiciones.

Arnold Quirino (Radio): Las circunstancias no cambian las cosas. Tienen trabajo. Ese sector está en manos de Uroboros. Pero están preparados para un gran ataque no para un pequeño grupo de infiltrados. Eliminen a todas las unidades antiaéreas enemigas para que podamos aterrizar en la Academia.

Bev-1: Entendido... Debemos actuar sigilosamente. Si los tomamos por sorpresa será mucho más fácil.

Los Autómatas respondieron afirmativamente al unísono. Rei, quien de por sí era un modelo 3, batalló en acostumbrarse a la estricta forma de directiva de la Escuadra. Sentía algo de molestia como si quisiera ir con el Equipo Blackjack. Esperaba que todos ellos, especialmente Clare, salieran con vida.

El espacio alrededor de la Academia Militar Mitoshi, aunque en ruinas, no dejaba a dudas de que era estúpidamente grande como para ser una ciudad por sí sola. Antes de haber iniciado la misión, había leído que Mitoshi había sido escenario de tantas cosas. Parecía que el tiempo no perdona.

Gabi-1: Hawk derribado.

El vehículo cruzó en llamas luego de que las baterías antiaéreas lo alcanzaran. Su impacto llamó la atención de los que estaban en el campamento, aunque ya gran parte de ellos habían sido asesinados. Cuando un enjambre de Yanme'e apareció, uno de los Autómatas lo contuvo con una ametralladora pesada.

Nick-1: Despejado.

Bev-1: Busquen sobrevivientes en el Hawk.

Ilse-1: Sin sobrevivientes, pero tenemos un Scorpion todavía operativo.

Nick-1: ¿Un Scorpion? Esto sólo hará las cosas más complicadas.

Bev-1: Servirá. Tomen posiciones. Rei, tu conduces.

Rei-3: Entendido.

Los Autómatas acataron la indicación y se posicionaron en cada espacio disponible del tanque. Rei encendió el vehículo y se puso en marcha hacia las coordenadas indicadas. Las fuerzas enemigas no se hicieron esperar, pero no por ellos sino por la notable presencia del Clan de los Demonios.

Aunque los proyectiles del Scorpion resultaban ser más que efectivos contra la multitud, los Autómatas notaron que los Demonios realmente habían cambiado sus tácticas de combate. En ese momento habían acabado con el Centurión y gran parte de los Sangheili de las Espadas de Ophidio que se encontraban justo ahí.

Erd-1: Enemigos eliminados.

Arnold Quirino (Radio): A todas las unidades en tierra, Uroboros ha reforzado sus cañones antiaéreos.

Ilse-1: Antiaéreos adelante.

Bev-1: Llegó la hora. Rei, concéntrate en esos cañones. Nick, protégenos con la torreta.

Por encima de uno de los acantilados de la Academia se habían establecido un par de cañones antiaéreos. No lejos se podía observar un panorama que poco a poco se convertía en el reflejo del Distrito 25. El Epitaph estaba siendo atacado por distintos frentes y a pesar de contar con un armamento superior se veía limitado ante la excavación que se estaba realizando.

Rei disparó el cañón principal del Scorpion unas nueve veces contra uno de los antiaéreos antes de que explotara en llamas. Ahora tenía que concentrarse en la segunda batería la cual estaba custodiada por Banshee. Gracias a que se habían debilitado las defensas, cazas de la Vanguardia de Ceres bombardearon desde muy lejos para limpiar el camino.

Nueve proyectiles del Scorpion fueron disparados contra el antiaéreo hasta que la reacción del núcleo los fundió en una explosión. El camino al interior de la Academia Militar Mitoshi estaba despejado.

Arnold Quirino (Radio): Buen trabajo, Smile. Headhunter, Poker, Borealis y Blackjack, inicien el descenso. Smile, cuando hayan terminado de limpiar la zona reagrúpense con nosotros...

Samantha Sitri (Radio): Equipo Smile.

Bev-1: ¿Capitana Sitri?

Samantha Sitri (Radio): Tengo una tarea para ustedes. Keith está atracado intentado hacer que una vieja nave despegue.

Bev-1: ¿Necesita que hagamos un puente de corriente?

Samantha Sitri (Radio): Ojalá fuera eso...

Varias explosiones recubrieron al Carguero de Asalto de Uroboros. La flota conformada por la Vanguardia de Ceres fue debilitada por lo que optaron por una retirada estratégica. El Epitaph se desplazó por la región de Mitoshi hasta coronarse cerca de la Academia Militar.

Samantha Sitri (Radio): Necesitamos que detengan esa nave. Hemos solicitado apoyo a todos los Autómatas presentes, y también los quiero allí. Les enviaré Unidades de Vuelo. Buena suerte.

Ilse-1: ¿Unidades de vuelo?

Directamente del Pugnus-oph arribaron a la posición del Equipo Smile las Unidades de Vuelo. Se trataban de vehículos aéreos diseñados para funcionar a la comodidad de los Autómatas. Al igual que toda la artillería tomada por la Vanguardia de Ceres, dichas unidades fueron rescatadas de la Ciudad Sepultada.

Bev dio la orden de abandonar el Scorpion y subir a las Unidades de Vuelo. Rei se acopló a los componentes de la máquina y sintió como su mente se enlazó a todos los mecanismos de esta. Había dos configuraciones de vuelo, la normal y la móvil. Ella seleccionó la configuración normal y la Unidad de Vuelo abandonó su forma antropomórfica para desplazarse libremente por los cielos.

Bev-1: Bev-1 al Equipo Smile ¿Todos listos?

Gabi-1: Gabi-1, lista.

Nick-1: Nick-1, listo.

Ilse-1: Ilse-1, lista.

Erd-1: Erd-1, listo.

Rei-3: Rei-3, lista.

Bev-1: Bien. Nuestro objetivo es el Carguero de Asalto Epitaph. El resto de la flota se ha encargado de debilitar los motores y ahora es nuestro turno de rematar. Nos reuniremos con el resto de las Unidades en el camino.

El Equipo Smile se reagrupó y juntos avanzaron a toda velocidad al Epitaph. A tal acción hubo una reacción puesto que el Carguero liberó Banshee para protegerlo. Los Autómatas no tardaron en aprender los mecanismos de disparo de las Unidades de Vuelo. Dependiendo del Pod instalado en cada máquina se disparaba un tipo de proyectil distinto. En el caso de Rei, su Unidad de Vuelo disparaba pequeños proyectiles con la suficiente cadencia como para gastar al instante el escudo de energía de un Banshee enemigo para luego destruirlo.

Erd-1: Phantom aproximándose.

Bev-1: Cambien a la configuración móvil.

A la vez que los Transportes de Tropas enemigas los rodeaban, los Autómatas ya habían modificado sus Unidades de Vuelo para que tomaran forma antropomórfica. Los seis se pusieron contra sus espaldas para abrir el fuego contra los Phantom, pulverizándolos con misiles.

Bev-1: Despejado. Vuelvan a la configuración normal.

Los Autómatas volvieron a modificar la apariencia de sus Unidades de Vuelo para seguir su camino. Ya se encontraban cerca de su objetivo. Entonces el Epitaph comenzó a atacar con torpedos de plasma que rozaron a uno de los soldados de Smile.

Ilse-1: Perdimos a Nick.

La Escuadra siguió su camino mientras la Unidad caída desaparecía entre las nubes. Ahora estaban en las coordenadas indicadas. La Fragata que Samantha mencionó anteriormente se encontraba justo frente a una de las entradas de la Academia Militar Mitoshi.

Keith Kriemhild (Radio): ¡Atención! Aquí el Sword of Liberty. Solicito el apoyo de las unidades cercanas. Uroboros ha lanzado un gran ataque contra nosotros. Nuestras escoltas han sufrido daño y no pueden atacar. Resistiremos con los cazas de apoyo restantes, pero no aguantaremos demasiado...

El impacto de los torpedos de plasma cortó las comunicaciones. El Equipo Smile volvió a la configuración móvil al verse rodeados de Cosechadores. A medida que se desplazaban por el escenario, cada vez más Unidades de Vuelo de otros Autómatas se integraban para participar en la lucha. Las fuerzas de Uroboros no tenían pensado obtener otra derrota a manos de la humanidad así que presionaron.

Erd-1: Perdimos a Gabi e Ilse.

Bev-1: Llamamos su atención.

Los proyectiles del Epitaph se concentraron en todas las Unidades de Vuelo. Del Carguero salieron nubarrones oscuros que al acercarse tomaban la forma de enjambre enteros de Yanme'e. Los bichos que lograban aferrarse a una de las Unidades de Vuelo conseguían desacoplarla de los Autómatas para que cayeran al vacío.

Rei regresó a la configuración móvil para desplazarse a toda velocidad entre los enjambres para repeler a los insectos con violentas embestidas. Con ya gran parte de las fuerzas aéreas eliminadas, Bev ordenó a Rei reagruparse para volar directamente hacia el Carguero. Todas las Unidades de Vuelo arrojaron misiles contra los sistemas de armamento primario forzando a que este disparara su Proyector de Energía.

Rei había sobrevivido al choque, pero los Autómatas del Equipo Smile no lo consiguieron. Fueron grandes pérdidas de Autómatas cuyas mentes partirían al WiRed y sus Almas se almacenarían en la red. Al final, ellos terminaron siendo las máquinas desechables ideadas por GATE.

El Epitaph se desplazó a toda velocidad hasta el centro de la Academia Militar reuniendo la energía para concentrar su proyector de energía. Los Sangheili de las Espadas de Ophidio habían adoptado los valores de Uroboros. No estaban dispuestos a rendirse y si eso significaba diezmar tanto sus oportunidades como la única esperanza de la humanidad.

Samantha Sitri (Radio): Se detecta una gran acumulación de energía por debajo del Epitaph.

Keith Kriemhild (Radio): Creo que ya lo vimos todos.

Samantha Sitri (Radio): No. Esto es distinto. Viene de los cimientos de la Academia.

Keith Kriemhild (Radio): Headhunter, ¿me escuchan? ¡Kai, Ed, Sasha!

Un poderoso pulso de energía retumbó Mitoshi. El suelo se abrió y una Guja gigantesca partió los cielos, colisionando con el Epitaph. Una estruendosa explosión cubrió gran parte del estómago del Carguero de Asalto, aullando en una humareda.

Samantha Sitri (Radio): ¡¿Un Titán?! ¿Es la Unidad Tethys de la que hablaban?

Keith Kriemhild (Radio): ¡Headhunter! Díganme que lo consiguieron.

Kai Argento (Radio): (Tos) Nos lo arrebataron. Usaron la máquina antes que lo alcanzáramos.

Keith Kriemhild (Radio): ¿Uroboros?

Kai Argento (Radio): No. (Tos) Fueron los malditos Demonios (Tos) Sork (Tos) ¡Sork la está controlando!

Keith Kriemhild (Radio): Perfecto. Toda una reunión.

Braun Tannin (Radio): A toda la flota, concentren el fuego en la Unidad Tethys.

Yuno Hagakure (Radio): ¡Esperen! Sork no lo está controlando él solo. La Cápsula de Simulación sólo funciona con cierto tipo de personas. No puede ser manejado por cualquiera y mucho menos por un Elite.

Braun Tannin (Radio): ¿Qué dices?

Yuno Hagakure (Radio): Si lo destruyen junto con sus pilotos entonces puede que la Cápsula jamás vuelva a funcionar.

Samantha Sitri (Radio): ¿Entonces qué haremos para detenerlo?

La máquina observó todo el caos a su alrededor. El color rojo de su armadura resaltaba entre las llamas de plasma azuladas y sus ojos esmeraldas resplandecían. La Unidad Titán sujetó su cabeza con sus manos y comenzó a gritar. Varias Unidades de Vuelo se aproximaron para sacar a la piloto de su anterior pero su acción provocó que la máquina se abrumara y disparara otro pulso de energía.

Arnold Quirino (Radio): ¡Mierda! Está bloqueando los ataques a corta distancia con PEM.

Braun Tannin (Radio): Tiene que haber otra forma de detenerlo ¿Qué hay con los Impulsores de Masa?

Arnold Quirino (Radio): Sin el Titán son inservibles.

Keith Kriemhild (Radio): Ok, creo que el Liberty todavía tiene potencia suficiente como para unos cuantos disparos. Pero no tenemos mira y el campo energético que desprende lo hace invulnerable.

Braun Tannin (Radio): ¡Todas las Unidades de Vuelo, busquen los puntos débiles de la Unidad Tethys!

Yuno Hagakure (Radio): La potencia de su escudo está controlada por el núcleo en su pecho.

La Unidad Titán elevó la vista. La Unidad Hyperion seguía en donde mismo en la misma posición. La Unidad Tethys dio lentos pero poderosos pasos hacia su dirección sin importarle la destrucción en su paso.

Karl Wen (Radio): ¡¿A dónde va?!

Arnold Quirino (Radio): Va hacia la Unidad Hyperion.

Samantha Sitri (Radio): Sork... Maldito loco. Ahora debe querer controlarlo a él.

Karl Wen (Radio): ¡Prepárense para el ataque! ¡Nuestro objetivo es ese Titán!

Todas las Unidades de Vuelo y cazas se agruparon en un sólo batallón. A la sombra de un neutralizado Epitaph, los soldados de la Vanguardia de Ceres se acercaron a la Unidad Tethys para arremeter contra él destruyendo uno de sus alerones en el proceso.

La Unidad Titán se tambaleó y se cubrió el rostro para luego disparar otra poderosa onda de energía que acabó con el batallón entero. Rei salió expulsada de su Unidad de Vuelo y consiguió aferrarse al hombro de la máquina gracias a su Cuchillo de Combate. La Unidad Tethys siguió avanzando en dirección a Hyperion.

Keith Kriemhild (Radio): Parece que su escudo energético se ha debilitado. Abro fuego.

Keith tomó el control del Acelerador de Partículas de la Fragata y disparó a la espalda de la Unidad Titán. Antes del impacto, la Unidad Tethys reaccionó a una increíble velocidad y levantó sus brazos para formar una capa de energía invisible que desvió el proyectil contra parte de la ciudad.

Keith Kriemhild (Radio): ¿Qué demonios...?

Yuno Hagakure (Radio): No fue suficiente. Necesitan atacar de nuevo para dejarlo completamente indefenso.

Samantha Sitri (Radio): ¡¿Pero cómo?! Hemos perdido a todas las unidades aéreas.

Braun Tannin (Radio): Esto se ha salido de control. Si llega a pasar lo peor entonces me estrellaré contra él.

Samantha Sitri (Radio): ¡No! ¡Debe haber otra manera!

Rei consiguió fijar su armadura magnéticamente con la aleación que recubría a la Unidad Titán y luego vio el alerón de su hombro.

Rei-3: Aquí Rei-3. Estoy en el Titán.

Sasha Evans (Radio): ¡¿Rei?! ¡Sabía que seguías viva!

Kai Argento (Radio): Uff, menos mal... Espera, ¿qué piensas hacer?

Rei-3: Intentaré conectarme al manifiesto de la máquina para debilitar su escudo lo suficiente para que caiga de otro disparo.

Keith Kriemhild (Radio): Es un buen plan, pero olvidas la parte en que recibirás parte del disparo.

Sasha Evans (Radio): ¡Rei, no! ¡Tiene que haber otra manera!

Las pisadas de la Unidad Titán hacían añicos cada edificación por la que cruzaba. Era tan sólo cuestión de tiempo para que se reuniera con la Unidad Hyperion.

Sasha Evans (Radio): ¡Rei! ¡¿Estás escuchando?!

La Autómata se desplazó hasta la nuca de la máquina para encontrar una esclusa. Cuando se aseguró de que estaba bien aferrada tomó un grueso cable de su nuca y lo enterró en lo que parecía ser una especie de puerto. De alguna forma, esa parte de la Unidad Titán se adaptó y permitió establecer el enlace.

Rei-3: No pasa nada. Después de todo soy reemplazable. Cuando el Titán volteé, ataca su núcleo.

Sasha Evans (Radio): ¡Rei!

La sinapsis de máquina a máquina se estableció. Las almas se encontraron. Todo sonido se apagó y la luz desapareció. Había oscuridad, no la que adoraba la Colmena, sino una deprimente y solitaria. Rei había tomado una forma desconocida y solo podía ver su brazo golpeando suavemente lo que parecía ser una puerta.

Megas Kroustiká: No. No te metas dentro de mí.

Rei volvió a tocar la puerta.

Megas Kroustiká: No... Por favor. No entres en mí. No hurgues en mi corazón.

Otro par de golpes.

Megas Kroustiká: Duele. Me estás lastimando.

Rei-3: Necesito que te calmes.

Megas Kroustiká: No. No seré tu muñeca. Prefiero morir.

Rei-3: ¿Muñeca? No entiendo... ¿Quién eres? ¿Qué eres?

Megas Kroustiká: No me hagas recordarlo. No desentierres lo que había olvidado. No necesito ese recuerdo tan odioso.

Por los temblores, la Autómata supo que el tiempo se estaba acabando. Al dar un último golpe contra la puerta, enterró su puño y la arrancó.

Megas Kroustiká: Basta ya. Basta.

La luz entró en la habitación. La Unidad Titán rugió y sujetó su cabeza con sus manos mientras tambaleaba.

Keith Kriemhild (Radio): ¿Es normal que haga eso?

Rei sintió una serie de entidades más en la habitación. Podía sentir que ella junto con otras cuatro coexistía en armonía en la luz. La otra, sin embargo, era una sombra oscura sedienta de poder disfrazada. Era Sork. De algún modo la Oscuridad habitaba en todo ser vivo al igual que la Luz. La Autómata sentía como su mente estaba unificándose con la Unidad Tethys al punto de sentir los forzosos comandos de la Cápsula de Simulación.

La Autómata logró priorizar sus patrones mentales a costa de cualquier consecuencia. Usó sus pies y la Unidad Titán comenzó a girar. Una de las entidades bajó los brazos de la máquina y Rei los retiró. El núcleo estaba expuesto a un tiro directo. A pesar de las suplicas de Sasha para que Rei escapara, no hubo tiempo, Keith, molesto, disparó el Acelerador de Partículas del Sword of Liberty y perforó el núcleo de la Unidad Titán.

Antes de desconectarse de la sinapsis, Rei escuchó un fuerte grito de dolor. La Unidad Tethys cayó contra el suelo. Cuando tocó tierra, una densa nube de escombros salió dispersada. Rei se perdió entre rocas y trozos de basura hasta quedar completamente sepultada.


Una Hora Después...

El Refugio, Afueras del Distrito 34, Ceres

  • Iniciar comprobación del sistema
  • Comprobación de la unidad de memoria del cerebro positrónico: verde
  • Registro de tácticas: iniciado
  • Datos geográficos: carga iniciada
  • Comprobación de signos vitales: verde
  • Comprobación del enlace con WiRed: 100%
  • Temperatura del reactor: normal
  • Presión interna del reactor: normal
  • Activar IFF: Autómata Tipo Ergo (Rei)
  • Modelo: 3
  • Activar sistema de control de inercia
  • Activar sensor ambiental
  • Verificación de equipo: completada
  • Comprobación de estado de equipo: verde
  • Sistemas: verde
  • Preparativos de combate completados
  • Abandonando la conexión con la Cripta de la Piedra Profunda

Rei abrió los ojos. Estaba recostada en una de las camas de una de las casas del Refugio. Al voltear pudo ver aquel niño que acompañaba a la Doctora Morrison jugando con el Cuchillo de Combate de Wolf. La puerta se abrió y la misma doctora entró.

Roxxane Morrison: ¡Zeke, te dije que no jugaras con esas cosas!

El niño soltó el arma y salió de la habitación.

Roxxane Morrison: Oh, al fin despiertas.

La Autómata se levantó de la cama.

Roxxane Morrison: Hice todo lo que pude, pero ustedes no son mi campo. Igual todo parece en orden. Te están esperando afuera.

Rei salió de la habitación y caminó hasta la entrada de la casa. Afuera se encontraban Kai, Sasha y Edward hablando con el Alto Mando y con Yuno Hagakure. Cerca de ellos se encontraba una máquina extraña de la cual tuvo una ligera sensación familiar.

Sasha Evans: ¡Rei! ¿Estás bien? Tu cara está más seria de lo que ya era.

Edward Blaze: Nació con esa cara.

Rei-3: ¿Qué sucedió?

Kai Argento: Pues lo lograste. Conseguiste que ese Titán girara para que Keith diera el tiro de gracia.

Rei-3: ¿Y los pilotos? ¿Qué sucedió con Sork?

Kai Argento: No hay rastro de él.

Edward Blaze: Si escapó no pudo haber ido muy lejos. Varios Paladines fueron enviados a buscarlo.

Kai Argento: Respecto a los otros pilotos... Están bien, pero... No son quienes esperábamos que fueran.

Rei alzó la vista hacia donde estaba el Alto Mando y Yuno Hagakure. Cerca de la máquina, sobre sillas de ruedas, se encontraba la médica practicante que estaba a cargo de su mantenimiento en el Hospital Panakos, Elena Morrison, y a su lado estaba Clare.

La Autómata se acercó a las mujeres. Pudo ver que estaban muy debilitadas tanto física como mentalmente. Había máquinas que monitoreaban sus signos vitales, así como una serie de cables que las conectaban a la gran máquina. Ahora no tenía duda, esa cosa era la Cápsula de Simulación.

Clare Heidern: ...¿Rei?

Rei giró a ver a la mujer.

Clare Heidern: ...Perdón... Por causarte tantos problemas...

Rei-3: Me alegra que estés a salvo.

Clare Heidern: ...¿Te alegra?

Los signos vitales se dispararon. Yuno junto a otras enfermeras revisaron a Clare mientras Rei observaba extrañada tanto de lo que sucedía.

Rei-3: ¿Qué le sucedió?

Yuno Hagakure: Recibió la peor parte. Tardamos demasiado en salvarla.

Rei-3: ¿Qué quiere decir? ¿Se recuperará verdad?

Yuno Hagakure: No hay nada definitivo. Tanto su cuerpo como su mente están al límite. Está perdiendo los sentidos... Si lo peor sucede entonces...

Rei-3: ¡¿Se recuperará verdad?!

La mujer no supo contestarle. Llevaron a Clare al interior de la casa tan rápido como pudieron y Rei los siguió con la mirada. Entonces vio al Equipo Headhunter. Su mente se estaba aclarando y no pudo evitar notar que alguien faltaba.

Rei-3: ¿Dónde está Anton?

Al ver las miradas de sus compañeros, especialmente la de Sasha, pudo entenderlo. Era como estar en una pesadilla. Un mal sueño del que ya quería despertar.


Electi-ex, Distrito 7, Ceres

Thox Ziq: Emperador, los humanos se han hecho con el control de las Unidades Titán y el Epitaph está perdido.

Ophidio, la Legión de los Miles: ¿Perdido? ¿Explícate?

Thox Ziq: Neutralizado. Fueron los mismos engendros aferrados al Cosmódromo y que han estado humillando a mi legión. Usted lo sabría sino estuviera aquí perdiendo el tiempo obsesionado con esa esfera y el supuesto dios que habita en ella.

Todos los sentidos de la T'vaoan se estremecieron. Cada Lekgolo perteneciente a la Legión de los Miles se había retorcido por la molestia.

Ophidio, la Legión de los Miles: Modera tu tono, Kig-Yar.

Thox Ziq: ...¿Mi tono? Nuestra misión de conseguir este poder va a fallar. Por su culpa y de sus afanes. Mire a ese dios falso. Su jaula está completa. Si todo lo que me ha dicho es cierto entonces este es el momento. Tome lo que le pertenece por derecho y hágase con ese poder ¡Recuerde quien es! ¡Usted ya es el Elegido! ¡Cumpla con la voluntad de su anterior Emperador!

Ophidio, la Legión de los Miles: Ya he cumplido la voluntad de Basilisk. Soy el Rey de las Serpientes. El Cacique de Legiones. Kaidon de Miles. La Legión de los Miles. He tomado la Luz. Me convertiré en el Guardián.

Regreso a Casa[]

3 de Julio del 2582

Grieta del Crepúsculo, Afueras del Distrito 7, Ceres

Al horizonte, más allá de las tierras de la Grieta del Crepúsculo, los rayos solares espantaron la oscuridad. La poderosa luz se acrecentaba cada vez más con cada metro que seis batallones enteros de la Vanguardia de Ceres rodeaban cada entrada del Distrito 7.

Uroboros ahora estaba acorralado, sin embargo, los Lekgolo no tienen ninguna palabra para retroceder así que su respuesta fue más que obvia. Cada uno de los frentes se vio protegido por barricadas y grupos de defensa enteros conformados por fuerzas mixtas de todas las legiones. Eran invencibles pero el comandante Braun sabía que eso no les garantizaba la victoria. La batalla por la recuperación de Ceres había iniciado.

Braun Tannin (Radio): Ha llegado el momento.

Arnold Quirino (Radio): Detonación en tres, dos, uno...

La vía subterránea colapsó. Los puestos de combate y barricadas establecidos por los Lekgolo terminaron por hundirse en la tierra. El Primer Batallón cruzó las tierras inhóspitas siendo bombardeados por Cosechadores y Banshee. La Legión de los Miles liberó un batallón mixto de todas las legiones que quedaban en el sistema.

Ambos grupos de asalto chocaron desencadenando otro conflicto más. Desde el cielo se podía observar cómo los alrededores de las murallas habían acumulado incesantes explosiones. En el choque de la Grieta del Crepúsculo, el Equipo Headhunter esquivó el fuego. Tenían la misión más importante: Recuperar la Torre.

Edward Blaze: ¡Nos atacan!

Sasha Evans: ¡Sujétense!

Un Banshee volcó su Warthog. Los tres apenas consiguieron salir ilesos. Sasha se encontraba todavía desorientada por el golpe en su cabeza. Al ver hacia atrás notó que el Primer Batallón pereció y que sólo quedaban ellos.

Kai Argento: ¡Sasha! ¡¿Me oyes?! Sasha, ¿estás bien?

Edward Blaze: ¡Necesitamos ayuda!

Sasha Evans: ¡Voy!

Arnold Quirino (Radio): Equipo Headhunter, ¿cuál es su estado?

Kai Argento: Cayó el resto del Primer Batallón. Avanzaremos colina arriba.

Un Cosechador apareció para bombardear y dejar inutilizado el Warthog para al mismo tiempo dejar en tierra a un Centurión junto a varios Falanges y Legionarios. Edward rápidamente se interpuso al frente para desplegar una barrera de estasis para contener el fuego y servir de distracción para que sus compañeros se encargaran del resto. Así como llegaron los Lekgolo perecieron tanto por los disparos del DMR de Kai y por los tiros de precisión de Sasha.

Arnold Quirino (Radio): Headhunter, los Autómatas han identificado dos antiaéreos cerca de su posición.

Un Hawk apareció para dejarles un Warthog equipado con lanzacohetes para luego partir de vuelta al Pugnus-oph.

Kai Argento: Entendido. Tenemos trabajo que hacer antes de liberar la Torre. Ed, encárgate de la torreta, volarás esos cañones. Sasha, confío en que nos guiarás por el mejor camino.

Sin más tiempo que perder, los tres abordaron el vehículo y se desplazaron por un camino señalado. Al dar la vuelta se encontraron con el antiaéreo siendo abrumado por Unidades de Vuelo pilotadas por Autómatas.

Bev-2 (Radio): Aquí el Equipo Smile. Uroboros ha modificado los AA. La intervención del Sword of Liberty queda descartada.

Arnold Quirino (Radio): Sólo por el momento.

Sasha pilotó el vehículo por un camino repleto de Ghost. Varios Espadas de Ophidio salieron del interior del antiaéreo para cubrirlo de los invasores. Los Autómatas aprovecharon la oportunidad para concentrarse en las fuerzas en tierra. Headhunter subió a la cima donde se encontraba establecido el cañón y así Edward llenó de cohetes su núcleo hasta reventarlo.

Keith Kriemhild (Radio): Ey, veo que se están divirtiendo.

El Sword of Liberty cruzó el territorio acompañado de varias escoltas.

Arnold Quirino (Radio): Buen trabajo, Headhunter. Refuerzo del Primer Batallón, todo despejado. Haznos el favor, Keith.

La Fragata Clase-Stalwart concentró el fuego sobre las barricadas de Uroboros.

Arnold Quirino (Radio): Headhunter, cerca de su posición hay una vieja base militar. Uroboros la está usando como puesto de mando avanzando. Ya hemos iniciado el ataque.

Sasha pisó el acelerador para cruzar un angosto camino que desembocó en las instalaciones ya mencionadas. Unos viejos cañones antiaéreos se encontraban controlados por gusanos Lekgolo mientras eran protegidos por Kig-Yar.

Bev-3 (Radio): Equipo Smile a Mando. Hemos avistado un blanco de gran importancia. La General de los Ojos de Ophidio, Thox Ziq.

Keith Kriemhild (Radio): Thox... ¿Qué? En serio, ¿quién inventa estos nombres?

Arnold Quirino (Radio): No bajen la guardia. Su prioridad es liberar ese puesto y neutralizar el segundo AA.

Sin forma de seguir avanzando a vehículo, Kai, Sasha y Edward siguieron en pie hasta subir a la cima donde se encontraban varios Kig-Yar custodiando el acceso al interior. Una vez que estos cayeron, un enjambre de Yanme'e salió de los interiores armados con Aguijoneadores.

Gracias a Edward, el resto de su equipo pudo evitar la acumulación de blamita. Kai concentró sus disparos en los líderes de grupo para dispersar a los bichos y así permitir a Edward acabar con el resto. Los tres avanzaron al interior de las instalaciones y extirparon todos los gusanos que pudieron de los cañones antiaéreos. En eso, refuerzos Autómatas arribaron y se instalaron en las máquinas para ponerlas de su lado.

Kai Argento: La plaga de Lekgolos ha sido purgada...

Edward Blaze: Bien, ¿ahora dónde está...?

Enjambres de Yanme'e salieron de los túneles inferiores. Una Yanme'e Reina apareció protegida por un arnés equipado con armas automáticas. Cerca había aparecido Thox eliminando a todo el que se acercara el emplear un Rifle de Haz. La T'vaoan por poco acierta a la cabeza de Edward cuando Sasha contraatacó de la misma forma usando su Rifle de Precisión.

La munición explosiva de Sasha desorientó a Thox y la forzó a retirarse con su legión. Un último grupo de Cosechadores arribó para dejar en tierra a un Coloso acompañado de una pareja de Mgalekgolo. Sin embargo, los Autómatas se encargaron de los transportes de tropas con los cañones dejando a sus ocupantes muy malheridos para ser rematados ahí mismo.

Arnold Quirino (Radio): Todavía queda un último antiaéreo al frente de su posición. Tienen que destruirlo, cueste lo que cueste.

El Equipo Headhunter bajó la colina hasta llegar a un campo nevado. Los disparos cercanos dejaron claro lo evidente. Estaban a los pies de la batería antiaérea. La Legión de los Miles no estaba dispuesta a ceder así que se encargaron de fortalecer ese último punto.

Sangheili, Kig-Yar, Lekgolos y Yanme'e fueron establecidos a lo largo de la torre y habían montado una barricada alrededor. Como una bomba, Edward sobrecargó la energía de estasis alrededor de su armadura para caer en medio del campamento liberando explosiones energéticas que acabaron por generar caos y confusión.

Los líderes enemigos hacían lo posible para mantener la posición y alentar a sus esbirros a mantenerse firmes cuando sus cabezas terminaban pulverizadas por la excelente precisión de Sasha. Los enemigos equipados con artillería pesada eran abollados y aplastados hasta la muerte por el Hacha de Hierro de Kai.

Se llegó al punto en que todo el campamento apestó a plástico quemado. Edward cargó su Arma Voltaica hacia el núcleo del antiaéreo hasta reventarlo provocando que explotara en un destello purpura que significó el inicio de la siguiente fase de la operación.

Braun Tannin (Radio): Bien hecho, Headhunter. El camino a la Torre está despejado.

Samantha Sitri (Radio): Comandante, el Equipo Smile detectó una barrera impenetrable alrededor del Distrito 7. Su fuente de poder parece estar repartido en todos los frentes, pero si acabamos con una de ellas podremos abrir una ruptura.

Braun Tannin (Radio): Tomaremos cualquier oportunidad. Concentraremos las fuerzas del refuerzo del Primer Batallón en liberar la Torre. El resto apoyará a los demás.

Arnold Quirino (Radio): Headhunter, el camino hacia adelante está inundado. El resto del camino lo harán volando.

El Sword of Liberty y varias naves sobrevolaron el campo. Un Hawk arribó a la posición de la Escuadra y abrió la cabina de carga.

Akeno Suzaki (Radio): ¿Listos para otra vuelta?

Kai Argento: Bien, aquí vamos. Te cubriremos la espalda.

El Equipo Headhunter subió a la cabina. El vehículo se elevó en el aire y aceleró a toda velocidad hacia la Torre. En su avance eran protegidos por la flota de la Vanguardia de Ceres. El enemigo estaba siendo pulverizado. Un reflejo de cuando tomaron el Distrito 7.

Sasha Evans: ¿Qué está sucediendo?

Cada Torre alrededor de la ciudad disparó al cielo generando descargas eléctricas con las que alteraron el clima. La misma tormenta que azotó la ciudad había regresado cubriendo el entorno en oscuridad.

Keith Kriemhild (Radio): Oh, ¿con qué así lo hicieron?

Bev-3 (Radio): Los últimos datos sugieren que podrían estar proyectando una Barrera Maelstrom.

Arnold Quirino (Radio): ¿Qué demonios es eso?

Samantha Sitri (Radio): Debe ser algún tipo de escudo. Pero parece que la única forma de entrar es por debajo.

Arnold Quirino (Radio): Sí, pero el túnel está hasta el cuello de agua ¿Cómo entramos?

Keith Kriemhild (Radio): Pues la Torre está llena de agujeros.

Samantha Sitri (Radio): Lo que vas a hacer es empeorar las cosas. Necesitamos ser sigilosos sino queremos que nos detecten.

Braun Tannin (Radio): No hay tiempo para eso. Es momento de hacer valer las ideas de Keith.

Keith Kriemhild (Radio): Me sentiría halagado, pero me da la sensación da que nunca confían en mis planes.

Samantha Sitri (Radio): ¿Cómo aquella vez que tomaste "prestada" la nave de Caroline? Ella va a querer un reemplazo, Keith.

Keith Kriemhild (Radio): Caroline me ama. Ya se le va a pasar.

Edward Blaze: (Suspiro) Vamos a la boca del lobo entonces.

Kai Argento: Ya escuchaste, Akeno. Espero que no te moleste.

Akeno Suzaki (Radio): No pasa nada. Sería como la decimocuarta vez que reconstruyo esta cosa.

El Hawk se desplazó a toda velocidad. Los Banshee y Cosechadores enemigos no alcanzaban siquiera a rozar con sus disparos al transporte. El agujero estaba realmente ahí. Antes de la colisión, Edward generó una burbuja de estasis alrededor de todos.


Sala del Alto Mando, Torre, Distrito 7, Ceres

La nave colisionó. Tanto el equipo como Akeno pudieron sobrevivir antes de que la cúpula de estasis se rompiera al soportar tanto daño. Los cuatro salieron encontrándose con una de por sí destrozada sala del Alto Mando.

Kai Argento: Hay que irnos. Tenemos que encontrar esa fuente de poder. Akeno, quédate atrás. Perdón por traerte a esto.

Akeno Suzaki: Ah, descuida. Ya lo extrañaba.

Edward Blaze: ¡Contactos!

Una gruesa pared salió volando. Legionarios acudieron a proteger la Torre a toda costa. Para repeler a la primera fuerza defensiva, Edward volvió a generar una barrera de estasis a fin de contener las postas cargadas de plasma para contraatacar con el cargador infinito de su Arma Voltaica.

Kai Argento: Despejado.

Braun Tannin (Radio): Headhunter, los Autómatas informan que la mayor parte de los Ojos de Ophidio están concentrados en su posición. Encuentren y desconecten rápido esa fuente de poder, pero mantengan agachada la cabeza. Intentaremos quitarles unas cuantas molestias de encima. Buena suerte.

Kai Argento: Igualmente, señor.

Edward Blaze: El camino hacia la plaza está bloqueado.

Akeno Suzaki: Hay una ruta alterna por la armería personal de Arnold.

Kai Argento: Iremos por ahí.


Pasillos, Torre, Distrito 7, Ceres

Edward al frente, Kai en medio y Sasha junto con Akeno atrás. En cada esquina que cruzaban se enfrentaban a varios T'vaoan asesinos empuñando dagas de energía. Cuando no eran ellos, en posiciones elevadas se encontraban Kig-Yar portando Rifles de Haz.

Sasha se puso al frente para ocupar las balas y cargadores justos para reventar el cráneo de los enemigos. De repente, una estela de energía purpura cruzó el suelo hacia la posición del enemigo detonando una ligera explosión que los elevó en el aire.

Kai Argento: ¡Psiónicos!

Los Psiónicos de Uroboros enfocaron sus Rifles de Precisión contra los blancos en el aire, aunque no fueron lo suficientemente rápidos. Sasha, una vez más, demostró sus habilidades y fulminó a los Lekgolo empleando una bala por cada uno. Al caer a tierra, la joven mujer volvió a cargar su rifle.

Edward Blaze: ¿Psiónicos? ¿Por qué hasta ahora?

Kai Argento: No lo sé y no me gusta.

Al pasar por otra puerta se toparon con otra agrupación más de Psiónicos cubiertos por Kig-Yar. Apenas Edward pisó el suelo cuando las feroces criaturas dispararon hacia su posición hasta sobrecalentar sus armas. Kai acabó con cada uno de los Psiónicos a la vez que Sasha lo repetía con los Kig-Yar.

Akeno Suzaki: Hmm, es por aquí.

Como si hubiera seleccionado una puerta al azar, Akeno colocó una serie de códigos que abrieron el camino.


Hangares, Torre, Distrito 7, Ceres

Los cuatros cruzaron corriendo la pista plagada de naves destrozadas siendo frenados en ese mismo momento por Sangheili de las Espadas de Ophidio. El Maestro de Campo presente ordenó a sus hermanos abrir fuego contra Headhunter obligándolos a tomar cobertura tras la barrera de Edward.

Sasha trepó hasta lo que solía ser la oficina de Akeno y repelió a varios de los enemigos. Ante la sorpresa, Kai tomó la oportunidad y salió cargando su Hacha de Hierro para chocarlo con la Espada de Energía del Maestro de Campo. El Sangheili pateó al Aedo siendo la distracción necesaria para que Edward llegara para acribillarlo con su Rifle de Asalto.

Edward Blaze: ¿Ahora hay Elites? ¿Qué significa esto? ¿No los habían ahuyentado?

Una colosal sombra eclipsó la torre.

Keith Kriemhild (Radio): Comandante, Epitaph a la vista.

Braun Tannin (Radio): Estamos listos para un segundo round ¿Cuál es la situación del resto de frentes?

Samantha Sitri (Radio): El Segundo y Tercer Batallón han conseguido infiltrarse en sus respectivas torres. Si lo logran, abriremos una gran abertura.

Braun Tannin (Radio): Bien. Que los Batallones 4, 5 y 6 detonen las vías subterráneas. Luego se reagruparán con nosotros para prestar apoyo y combatir ese Carguero. No sabemos por cuanto tiempo podremos contener a esta cosa así que localicen esas fuentes de poder y destrúyanlas rápido.

Akeno Suzaki: Localicé la posición de la fuente de poder. Está justo encima de la plaza.

Kai Argento: A partir de aquí nos encargamos nosotros. Akeno, ve si puedes arreglar una de estas naves. Puede que sean nuestro único medio para escapar.

Akeno Suzaki: Muy bien.

Kai Argento: ...Y ten cuidado.

El Equipo Headhunter cruzó la entrada colapsada abriéndose camino por un estrecho túnel.


Plaza Central, Torre, Distrito 7, Ceres

Sasha Evans: El Cryptum... ¿Qué le están haciendo?

Seis pilares rodeaban la derribada esfera ennegrecida. Dichas formaciones disparaban constantemente pulsos psiónicos que se acumulaban en la Electi-ex.

Kai Argento: Creo que están drenando su energía.

Sasha Evans: ¿Drenando?

Kai Argento: Eso parece. Pero ¿para qué? No es como si pudieran extraer la Luz de Markab y usarla para ellos.

Edward Blaze: A menos de que usen Estigmas.

Kai Argento: ¿Estigmas?

Edward Blaze: Sí. Por eso fue por lo que tomaron la Caja de Pandora. Cosecharon los Estigmas suficientes para usarlas como catalizadores.

Kai Argento: Entonces para eso están los Psiónicos. Deben consumir los Estigmas para hacer de sus Lekgolo portadores de la Luz. Malditos bastardos. Tenemos que desactivar esa fuente de...

Al voltear al centro de la plaza notaron al gran generador de la Barrera Maelstrom. Una máquina rodeada por un escudo energético. Uroboros envió refuerzos al momento y para cuando Headhunter apenas se acercó a la maquinaria tuvieron que retroceder ante la masiva cantidad de disparos.

Como siempre, Edward se interpuso con su barrera de estasis. Kai saltó por encima de las ruinas para dejar caer el peso de su Hacha de Hierro en la cabeza del Centurión expulsando los gusanos que lo componían por el resto de los huecos. Los Kig-Yar y Legionarios restantes se encontraron frenados ante Sasha quién no dejaba exenta a ninguna cabeza de un proyectil en medio de sus ojos.

Edward Blaze: ¡Vienen más enemigos!

Sasha Evans: El Generador ¿Cómo lo derribamos?

Kai Argento: Disparen a los ventiladores. Si los dañamos lo suficiente se sobrecalentarán.

Haciendo caso a la indicación, todos concentraron el fuego hacia los escapes de la máquina que constantemente expulsaban flamas. Los Cosechadores llegaron dejando hordas de Kig-Yar y justo por encima de ellos apareció la Yanme'e Reina con Thox Ziq sobre ella.

Thox Ziq: ¡No! No lo permitiré.

Estaban contra la pared. Por cada Kig-Yar y Yanme'e que derribaban otros más los reemplazaban. La munición comenzó a escasear así que tuvieron que tomar las armas del enemigo. Por más pesadas que fueran, las Escopetas de Postas resultaron ser efectivas, sin embargo, todavía debían protegerse del armamento montado en la Yanme'e Reina y de los disparos críticos de Thox.

Edward arremetió los disparos de su Arma Voltaica contra el insecto a lo que Sasha tomaba oportunidad para dispararle a la General de los Ojos de Ophidio percatándose de su posesión de un resistente escudo de energía. Kai tomaba del suelo cualquier arma para gastarla en los ventiladores.

Los escapes primarios del Generador se prendieron en llamas que alcanzaron a varios de los enjambres de Yanme'e. Thox gritaba constantemente aullidos de guerra para llamar a sus asesinos. Todos se abalanzaron sobre Sasha quien apenas pudo esquivarlos de un brinco. La joven mujer entonces sacó la Escopeta de Anton y gastó los últimos cartuchos hasta dejar sólo un par.

Los constantes disparos del Arma Voltaica de Edward derribaron a la Reina Yanme'e. Thox brincó a los tejados con la intención de reclamar la cabeza de cualquiera de los tres soldados, sin embargo, cada vez que enfocaba la mira de su arma, el disparo de Sasha la hacía retroceder.

Kai neutralizó el sistema de ventilación secundario del Generador. Refuerzos de Uroboros arribaron. El fuego se concentró en el Aedo quien apenas resistió. Edward apenas consiguió interponerse recibiendo parte del daño. Sasha seguía enfrentándose a Thox en una batalla personal.

El Aedo se arrastró al estar algo herido. Se puso de pie y tomó el mango de su Hacha de Hierro para usar su peso para salir volando hasta la parte inferior del Generador. Kai enterró la cuchilla de su pesada arma y empleó toda la fuerza de sus brazos para destrozarla de un golpe.

Ligeras explosiones recorrieron toda la máquina. La Reina Yanme'e, que se había recuperado, fue envuelta en llamas revoloteando por toda la plaza hasta chocar con el Generador. La reacción del sobrecalentamiento terminó por fundir el núcleo de la máquina disparando un pulso electromagnético tan fuerte que la misma Torre comenzó a colapsar dejando caer trozos de concreto sobre la plaza.

La Barrera Maelstrom se debilitó. Seguido de esa, el otro par de Generadores cayeron. La luz del amanecer abrió el camino de la flota entera de la Vanguardia de Ceres dándolo todo contra el Epitaph.

Sasha sintió como la misma mano la regresaba a la vida. Algo que había comenzado a creer que era una maldición. Una maldición en que la muerte se convertía en una ocurrencia tardía. Podía sentir como aquella materia oscura invisible para el resto sanaba sus heridas. La joven mujer tomó su Rifle de Precisión y colocó otro cargador. Luego tomó la Escopeta de Anton y comprobó que sus últimos cartuchos siguieran ahí.

Todo era cenizas. Entonces la silueta surgió de las llamas. Sasha sintió miedo. Los Ojos de Ophidio podían mirar su interior. A través de ella. La T'vaoan sonrió maliciosamente y las rodillas de Sasha flaquearon, pero entonces la luz del sol estaba en lo alto. Estaban las dos de pie, en silencio

Pasaron segundos que parecieron horas. La temible figura ahora se veía maltratada y devorada por la desesperación. Su mirada permaneció fija mientras Sasha sentía un calor alzarse en su interior.

Thox Ziq: No tienes escape. Debes estar honrada de poder luchar contra mí.

Sasha respondió con silencio. Cualquier movimiento en falso y el Rifle de Haz de la alienígena sería el siguiente en hablar. Incluso temió de usar al Fantasma Oscuro así que sólo podía acariciar suavemente el mango de la Escopeta de Anton.

Thox Ziq: ¿Nada que decir? He estado esperando este día. El día en que completaría mi venganza.

El calor de Sasha aumentó, se concentró en su pecho. Se sintió cobarde el día en que Anton murió. Se sintió cobarde todas aquellas veces en que hizo frente a algo más grande. Se sentía cobarde porque aparentemente tenía un don que jamás pidió y ahora la hacía sufrir presenciando tales eventos.

Thox Ziq: Este es el auténtico final...

Sasha Evans: No... No me volverán a arrebatar a nadie más.

Thox Ziq: ¿Esas serán tus últimas palabras?

Justo cuando sus lenguas se deslizaban entre las sílabas, la mano del Fantasma Oscuro sujetó la de Sasha para elevarla con suma rapidez aplastando su dedo con fuerza contra el gatillo. El penúltimo cartucho desapareció del contador. La otra cayó.

Sasha Evans: Las tuyas... No las mías.

Un montón de escombros salieron arrojados. Kai y Edward salieron mostrándose cansados, pero en buen estado.

Sasha Evans: ¿Están bien?

Kai Argento: (Suspiro) Ahora viene lo difícil.

Edward Blaze: No estoy tan seguro.

La tormenta menguó. Los rayos solares eclipsaron los destellos purpuras de las concentraciones psiónicas alrededor del Cryptum. El Epitaph se mostraba todavía imponente, pero eso no duraría mucho tiempo.

Zar 'Sradam (Radio): Flota de la Mano del Juicio ¡Ataquen!

Pequeñas, aunque múltiples sombras aparecieron por encima de él. Acto seguido, Rayos de Vitrificación y torpedos de plasma rociaron el nanolaminado del Carguero hasta deshacer sus escudos. Una densa capa purpura emanó alrededor del Cryptum para ocasionar un choque energético.

Kai Argento: Aún no terminamos.

Edward Blaze: ¿Pero cómo llegamos hasta allá?

Entre tanto disparo, un Hawk se aproximó a su posición echando humo por uno de sus propulsores.

Akeno Suzaki (Radio): ¡Suban! ¡Rápido! ¡Entraré con fuerza! ¡Estén listos para salir!

Kai Argento: ¡Corran!

Los tres saltaron hacia la cabina de carga.

Kai Argento: ¡A bordo!

Akeno Suzaki: ¡Agárrense!

Quemando los propulsores, Akeno hizo que el vehículo saliera disparado. Debido a que la nave estaba algo deteriorada eran víctimas del fuego enemigo que retumbaba la cabina. Afortunadamente Autómatas, Paladines, Sangheili y soldados de la Vanguardia de Ceres aparecieron para cubrirlos.

El batallón estaba por acercarse a la nave de comando, chocando con el escudo de energía que lo protegía. Eso llevó al grupo de naves tener que rodear el vehículo por la parte inferior hasta la popa donde las capsulas enemigas eran arrojadas a distintos puntos en la ciudad. Al encontrarse exentos de alguna protección adicional, el Equipo Headhunter fue desplegado en esa parte.

La Legión de los Miles[]

Sword of Liberty, Distrito 7, Ceres

Katie-1: Capitán Kriemhild.

Keith Kriemhild: ¿Sí?

Katie-1: El Equipo Headhunter se ha infiltrado en el Electi-ex.

Keith Kriemhild: ¿Y las pruebas de sincronización?

Katie-1: Ya gran parte de la tripulación ha intentado pilotar la Unidad Hyperion. Eso incluye tanto a los Iluminados. Ninguno lo ha conseguido.

Keith Kriemhild: ...Maldición. Déjame pensar... Tal vez sí...

Katie-1: ¿Capitán?

Keith Kriemhild: Dile a Rei que establezca una conexión sináptica. Si eso no funciona... No sé qué más podemos hacer.

En la zona de descarga se encontraba sujetada la durmiente Unidad Hyperion. Rei recibió la indicación y ahora era su turno de intervenir. La Autómata recorrió todo el trayecto desde las manos hasta la nuca de la Unidad Titán donde se encontraba instalada la Cápsula de Simulación en una cabina de control.

La Autómata se introdujo en el interior y esta se cerró. Una luz roja apenas permitía ver donde se encontraban los controles, aunque no fue problema para Rei al adaptar sus ojos al entorno. Una vez localizó un puerto, tomó un cable de su cuello y lo conectó para establecer en enlace sináptico. Todo su alrededor se transformó como con la Unidad Tethys. Pero era distinto... Aterradoramente diferente y esa sensación de peligro paralizaba a Rei.

En una habitación compacta y oscura con rendijas por las que se colaba la luz de un escenario apocalíptico, Rei no se encontraba sola. Compartía esa celda con otras personas o cosas. No los distinguía claramente. Veía cadenas y grilletes lógicos de color ardiente, zumbando con una plaga en sus eslabones, repitiendo el mismo dictamen una y otra vez en una frecuencia baja. Las cadenas se propagaban por la celda como las raíces de una planta.

Rei veía además un reflejo de ella misma. Y, en un rincón, una persona acurrucada. Pero no era temerosa. Esperaba algo, pacientemente intranquilo. Ansioso. Como si supiera que sucedería algo pronto, pero no era el momento.

Destellos infernales cegaron a Rei, aclarando la penumbra en un evento desconocido. Ella enfrentaba a ella misma. No podía creer lo que veía ¿Por qué luchaba contra la humanidad? ¿Por qué se hirió a sí misma? ¿De quién son esos recuerdos? ¿Por qué se estaba destruyendo así misma?

El brazo de Rei se levantó para disparar una estela de energía. Tanto ella como su doble fusionaron sus mentes. La Autómata no comprendía nada de lo que estaba sucediendo ¿Qué clase de seres habitaban en el interior de esa máquina? Sea como fuere ahora estaba en un limbo. Parecía la Cripta de la Piedra Profunda. Alguien más estaba ahí. Un destello. Ahora tenía dos reflejos.

Rei-2: ¿Quién eres?

Durandal: Tú deberías saberlo mejor que nadie.

Rei-2: ¿Qué es lo que quieres?

Durandal: ¿No quieres ser una conmigo?

Rei-2: ¡No! ¡Yo soy yo! ¡No tú!

Durandal: Bien, pero ya es tarde... No puedes negar lo que eres en verdad y yo tampoco. Fuimos, somos y siempre seremos una sin importar en donde se dispersen nuestros recuerdos. Algún día volveremos a ser una.

Tanto la una como la otra fueron atacadas por algo invisible. La Autómata no podía moverse. Su mente no le respondía. Era como si estuviera destinada a ver eso. A saberlo. A comprenderlo.

Durandal: Entiendo tus emociones. Sientes dolor.

Rei-2: ¿Dolor? No, esto es diferente... Es que... ¡No puedo!

Durandal: ¿No puedes?... Entiendo... Y por ello tú también debes entenderlo, pero lo niegas... Después de todo, yo tampoco podría hacerlo... Y él tampoco podría.

El limbo empezó a colapsar.

Rei-2: Quieres matarme. De todos los fragmentos que pudieron sobrevivir al inicio tuviste que ser tú. La egoísta.

Durandal: ¿Egoísta? Sí, lo soy. Pero tengo mis razones y he tomado mi decisión.

Rei-2: ¿Qué estás haciendo?... No quieres matarme... Quieres matarnos... ¡Detente!

Durandal: Lo malinterpretas. Por eso te dejaste controlar. Tú eres ese terrible aspecto de ella y por eso estás en esta posición.

Rei-2: (Sollozando) ¡Basta! No... No quiero morir...

Durandal: (Sollozando) Lo sé... Pero esto es lo mejor.

Algo congeló el cuerpo invisible de Rei-3. La profundidad se aclaró, pero la tranquilidad duró poco puesto que la presencia apartada y oscura se levantó.

Taiken: Tanto ruido... Déjenme... Estar en paz... Por favor... No me molesten... ¿Por qué? ¿Por qué ustedes no me dejan morir de una vez?


Electi-ex, Distrito 7, Ceres

Braun Tannin (Radio): Equipo Headhunter, están en la nave de comando de Ophidio.

Samantha Sitri (Radio): Ophidio está usando a los Psiónicos como catalizadores de Luz. Si logran hacerse con ella se volverán imparables.

Braun Tannin (Radio): En cuanto pueda, Keith desplegará a la Unidad Hyperion para liberar el Cryptum.

Keith Kriemhild (Radio): Sí, en cuanto a eso. 

Braun Tannin (Radio): (Suspiro).

Keith Kriemhild (Radio): Rei hace todo lo que puede. Necesita más tiempo para ganar el control de Hyperion.

Sasha Evans: Entonces, ¿qué hacemos?

Kai Argento: Debemos frenar a los Psiónicos.

La Escuadra se movilizó por el interior de los amplios pasillos. No tardaron mucho en encontrarse con Legionarios y Falanges. Los tres tomaron sus respectivas posiciones para erradicar a los enemigos que se les presentaban en cada rincón. Una vez llegaron a una terminal, Kai se conectó a ella.

Edward Blaze: ¿Averiguaste algo?

Kai Argento: Toda la Luz está siendo concentrada en el puente de la nave. Pero, a su vez, está siendo transportada por diversos transformadores custodiados. Si cortamos esa fuente, vamos a impedir que sigan drenando la energía del Cryptum. El problema es que la localización de esos transformadores no viene indicada en esta terminal.

Edward Blaze: Si los Psiónicos consumieron Estigmas entonces puedo encontrarlos.

El Iluminado concentró la energía de sus propios implantes para disparar un pulso de estasis.

Edward Blaze: Los encontré. Hay tres transformadores.

Kai Argento: Ve al frente. Guíanos.

Juntos avanzaron por una serie de puertas hasta encontrar el dichoso transformador. Una columna de curioso diseño estaba acumulando una gran cantidad de energía la cual era controlada por un Psiónico meditando en una esfera de estasis. Fue allí que una nueva legión se hizo presente. Todos los Lekgolo poseían insignias doradas y purpuras.

Los Legionarios avanzaron con firmeza protegidos por los invulnerables escudos de los Falanges. Detrás de ellos se encontraba un Centurión coordinando la defensa a la vez que un par de manadas de Psiónicos subieron a otras columnas para atacar con sus Rifles de Precisión.

Edward generó su barrera de estasis que cayó tan pronto surgió de sus manos. El fuego y coordinación de la Guardia del Emperador era temible superando con creces a todo lo que las otras legiones habían marcado en su memoria.

Sasha dejó que las postas de plasma impactaran en su armadura sólo para tener la oportunidad de acertar un tiro a la cabeza del Centurión. La mente colmena fue alterada. Antes de que otro de los Lekgolo asumiera el cargo de mente central, Edward cargó contra ellos inundado en energía de estasis. El Iluminado se arrojó al suelo liberando explosiones energéticas que desintegraron a los presentes. Kai corrió hacia la máquina eliminando al mismo tiempo a los Psiónicos cada vez que se cubría. Ahora estaba la columna con el mismo Psiónico encerrado en su cúpula.

Kai Argento: ¡Ed!

El Iluminado desplegó su campo de estasis. La energía chocó con la cúpula del Psiónico fragmentándola en ese mismo instante. Al despertar de su meditación, Sasha se cargó al Psiónico de un tiro a la cabeza. La columna quedó libre para ser objeto del Hacha de Hierro de Kai quien, al aplastarlo, desencadenó una reacción que liberó un pulso de Luz que desestabilizó la nave.

Edward Blaze: Ahí va uno. El siguiente no está lejos.

Kai enterró su Hacha de Hierro en una de las puertas que se había estancado con la descarga energética. Al hacerlo, él y el resto del equipo siguieron su camino pasando por más pasillos y una sección de los hangares hasta encontrar el segundo transformador.

Un par de Mgalekgolo Dorados llenaron la habitación de flamas esmeralda acompañados de Yanme'e y Kig-Yar Francotiradores. Eliminar a la infantería no resultó ser muy complicado hasta enfrentarse a la verdadera amenaza de la pareja de Mgalekgolo.

Las criaturas se complementaban mutuamente y reaccionaban con inteligencia al peligro. Su brazo aferrado a una placa de mineral desconocido era lo único que impedía que Kai destrozara sus cabezas con su Hacha de Hierro y también eran útiles contra el Arma Voltaica de Edward. Ambos estaban contra la pared sirviendo como distracción en una arriesgada estrategia en la que Sasha los rodeó para vaciar dos cargadores enteros en las espaldas de los Mgalekgolo.

Cuando una de las criaturas cayó, el otro se enfureció exaltando los visores de su cabeza. Su furia terminó siendo lo que acabó con él puesto que descuidó su defensa y terminó por perder la cabeza de un golpe propinado por el arma de Kai. Una vez más estaba el Psiónico sobre la columna la cual fue bañada en un campo de estasis disparado por Edward.

El Lekgolo cayó de un tiro a la cabeza y Kai volvió a derribar la columna concentrando toda su fuerza en un solo golpe. Al quedar sólo un transformador fue que la sobrecarga terminó por ser demasiado para los sistemas del Electi-ex. El pulso de Luz causó estragos en los circuitos de la red de la nave y con el resto de Psiónicos establecidos alrededor del Cryptum.

Edward guio a sus compañeros hacia la posición del último transformador. Se encontraba justo del otro lado de un largo pasillo repleto de fuerzas mixtas de todas las legiones. Lekgolo, Sangheili, Jiralhanae y Kig-Yar defendían como si su vida dependiera de ello, pero los constantes ataques de la flota de la Vanguardia de Ceres, el Ejército de Luminalia y el Clan del Juicio fue mayor que ellos.

El Equipo Headhunter se abrió paso entre las masas hasta llegar al transformador. Este era diferente. Se trataba de una maquina conectada a varas turbinas que giraban sobre sí mientras distribuían la Luz por una estela de energía. Sobre esta se encontraba otro Psiónico encapsulado que se percató de los intrusos respondiendo con cargas psiónicas.

Kai Argento: ¡Ignórenlo y concéntrense en las turbinas!

Edward desplegó su barrera de estasis para protegerlos de los proyectiles enemigos. Luego generó su Arma Voltaica y arremetió contra las turbinas provocando que saliera fuego de esta.

Kai Argento: ¡Así! ¡Exacto!

El Psiónico rugió. Ahora disparaba esferas cargadas de Luz oscura a todas direcciones al ser incapaz de controlar ese poder. Al no poder disparar a las otras turbinas, la Escuadra se separó por el complejo. Kai y Sasha buscaron las turbinas restantes para neutralizarlas allí mismo. Al conseguirlo, la máquina explotó consumiendo al Psiónico junto con él.

Sasha Evans: ¡Lo hicimos!

Explosiones de Luz desestabilizaron el Electi-ex. Su escudo de energía se desvaneció. El Epitaph, aún en pie, era la última barrera entre las fuerzas del Tratado y la nave de comando de Ophidio. Por su parte, el Equipo Headhunter todavía un objetivo así que fueron encaminados por Kai hacia el puente.

Un ascensor era el camino directo. Al pisarlo, la plataforma se elevó hasta una gran sala. Cuando llegaron a su destino, el Equipo Headhunter se encontró ante todo un observatorio con el Cryptum de fondo. Charcos de aguas plateadas se encontraban esparcidos por el suelo arremolinándose en un torbellino.

Sasha Evans: ¿Esto es Luz?

Kai Argento: ...No. No puede ser.

Edward Blaze: ¿Qué sucede?

Kai Argento: Ese remolino desprende el mismo patrón energético de la armadura de Wolf. Ophidio lo consiguió. Ha domado la Luz.

El torbellino se dispersó. El color del agua cambió a uno purpura oscuro. Destellos de poder salieron disparados de la armadura sentada en su trono. La Legión de los Miles consumió toda la Luz conseguida por sus gusanos y sintió el inmenso poder fluyendo en cada uno de ellos.

Ophidio, la Legión de los Miles: Con que se las arreglaron para venir aquí. Creo que ahora lo entiendo. La razón por la que el Elegido los escogió. Ustedes lastimeras formas de vida que luchan y mueren sin dudarlo negándose a arrodillarse. Les han amargado la existencia a los Hambrientos de Honor, a los Esqueletos Vivientes, a las Máquinas Temporales y a los Poseídos. Acabaron con una Mente Definitiva. Asesinaron a un Dios Oscuro y a su padre. Se esfuerzan en vano y con valentía, a pesar de contar con tan poco. A pesar de ser insignificantes. Pero ¿por qué? ¿Cómo? Luego de explorar la galaxia y luchar contra la misma Oscuridad me he dado cuenta de que siempre he tenido razón: Ustedes no son valientes.

El Emperador se levantó de su asiento.

Ophidio, la Legión de los Miles: Todos sus logros se lo deben siempre a una figura mayor. Ustedes no estarían a su lado cuando se apagara el universo. Yo mismo he demostrado lo que valgo. Podría acabar con ustedes. Si lo deseara, morirían por última vez. Pero no lo haré. No en este momento. Ante la vista del Elegido, yo me convertiré en su juez y decidiré si merecen ser los Guardianes ¡Voy a enseñarles el verdadero poder de la Luz!

El Equipo Headhunter abrió fuego con la Legión de los Miles. Antes de que las balas impactaran su ardiente armadura, el Emperador se desplazó a una gran velocidad para sorprender a sus enemigos cayendo justo encima de ellos liberando descargas energéticas.

Sasha y Kai alcanzaron a salvarse, pero Edward hizo lo mejor que pudo para interceptar a Ophidio. El Emperador usó sus puños para golpear al Iluminado a una gran velocidad hasta estrellarlo contra la pared. Kai disparó a Ophidio para llamar su atención.

La Legión de los Miles salió disparado hacia el Aedo para someterlo igualmente a golpes. Kai apenas y podía esquivar la velocidad de los ataques, pero gracias a su Hacha de Hierro pudo bloquearlo quedando atascados probando la fuerza de cada uno.

Ophidio, la Legión de los Miles: De ustedes tres, tú representas la fragilidad de la humanidad. Eres la definición de todo lo que he dicho respecto a ella. Siempre luchando sin inclinarse ante nadie. He visto eso antes. Esa forma de pelear es tal como si hubieras experimentado la misma muerte.

Kai Argento: ¡¿Por qué me dices esto?!

Ophidio, la Legión de los Miles: No sirve de nada que te lo explique. Vas a morir.

Con su Cañón de Energía, Ophidio partió el Hacha de Kai y luego lo sujetó al cuello asfixiándolo. Fue en eso que una figura invisible atacó las extremidades de la Legión de los Miles hasta forzarlo a soltar a Kai. Ophidio encontró la causa, Sasha estaba haciendo uso de su Fantasma Oscuro.

Ophidio se desplazó por sus aposentos disparando Misiles y Rayos Sobrecargados a la posición de la joven mujer que no hacía más que esquivar los proyectiles buscando la oportunidad de disparar su Rifle de Precisión. La Legión de los Miles apareció frente a Sasha, pero antes de que pudiera desintegrarla ahí mismo fue atravesado por la Arma Voltaica de Edward quien disparó sus balas infinitas.

Las aguas purpuras se llenaron de la sangre anaranjada de los gusanos de Ophidio. Edward festejó con una sonrisa el haber conseguido herir al Emperador, pero esta se desdibujó cuando los gusanos proliferaron una corta pero siniestra risa. Los gusanos Lekgolo se acumularon en el Arma Voltaica para consumirla dándole así al Cañón de Energía de Ophidio un poder equivalente.

El Emperador elevó al Iluminado de un puñetazo al aire para luego sacarlo de su vista al dispararle un Rayo de Estasis. Kai y Sasha se reunieron con su herido compañero sin dejar de apuntar a Ophidio con sus armas aun sabiendo que era imposible hacerle daño con ellas.

Sasha Evans: Es imposible...

Edward Blaze: No... Aún es pronto para rendirnos.

Kai Argento: Sí. Aún podemos luchar.

Ophidio, la Legión de los Miles: ¿Aún? Ja, ja ¿Aún tienen fuerzas para ponerse de pie?

El Emperador alzó su mano contra la Escuadra. De las aguas surgieron hileras de gusanos Lekgolo en dirección hacia los tres. Sasha esta vez se puso al frente y con su último cargador acabó con las cuatro serpientes. Fue ahí que entendieron que había sido una distracción puesto que Ophidio cargó hacia ellos con gran velocidad apostándolo todo con un golpe.

El golpe se dio, pero no como el Emperador lo planeó. Edward interpuso su puño contra el de la Legión de los Miles sintiendo como las articulaciones de su brazo se estaban pulverizando. Ophidio blandió su Cañón de Energía para generar una cuchilla con la que intentó atravesarlo.

Edward Blaze: ¡Sasha!

Ahora las aguas se tiñeron de rojo. La joven mujer intentó bloquear el golpe con su arma, pero este se había desviado a su abdomen. Sasha sintió como exhalaba su último aliento, pero entonces sucedió de nuevo. Ella se aferró con fuerza al brazo de la Legión de los Miles.

Sasha Evans: ¡Estoy bien! ¡Kai, ahora!

El Aedo tomó los restos de su Hacha de Hierro y se lanzó al aire para impulsarse contra la cabeza de Ophidio.

Ophidio, la Legión de los Miles: Estorban.

El Emperador se quitó de encima a Sasha y a Edward para interceptar el golpe con su mano. Ambas fuerzas combinadas terminaron por destruir sus generadoras. Los restos del Hacha de Kai cayeron en trozos aún más minúsculos al igual que la extremidad izquierda de Ophidio.

Ophidio, la Legión de los Miles: Entiendo. No han venido hasta aquí sin un plan. Han vencido a mis Generales, pero ellos, al igual que ustedes, no son nada sin mí. Sin su salvador no tienen oportunidad alguna de ganar... Aun así, ya lo he visto todo de ustedes. Como dije antes, acabaré con ustedes.

Incontables gusanos Lekgolo surgieron de las aguas purpuras para acumularse en el cuerpo de Ophidio. Concentrando toda la Luz, el Emperador apuntó su Cañón de Energía hacia el Equipo Headhunter. Los tres no pudieron hacer más que disparar a los gusanos para debilitar la intensidad del ataque, pero incluso cuando Edward disparó un campo de Estasis no lograron mucho.

El Rayo de Luz de Ophidio fue disparado. La estela de energía atravesó todo el Electi-ex provocando que se viniera abajo. Una vez que la neblina plateada se difuminó, Ophidio se vio sorprendido al ver que el Equipo Headhunter seguía en pie protegidos por una Cúpula de Luz.

Ophidio, la Legión de los Miles: ¡¿Qué?! ¡Imposible!

Cuando la Cúpula de Luz desapareció, Sasha brincó al aire materializando un arco del vacío. La joven mujer estiró el hilo de Luz y la desencadenó como si una flecha fuese. El proyectil perforó a Ophidio y lo inmovilizó. De las sombras, el intenso resplandor del Mazo Ardiente de Kai cegó al Emperador.

El Aedo usó el peso de su arma para aplastar el cuerpo de Ophidio expulsando a varios de sus gusanos. El Emperador se sintió desesperado, pero no estaba dispuesto a ceder con facilidad. Acumuló en su interior toda la Luz obtenida de sus Psiónicos y forjó una Espada con la que combatir a Kai.

Ophidio, la Legión de los Miles: ¿Qué pasa? ¿Ese es el poder de su Luz?

Las armas volvieron a chocar para desaparecer en cenizas. Kai cayó arrodillado al suelo mientras Ophidio seguía firme y de pie.

Ophidio, la Legión de los Miles: Humanos... Realmente los subestimé. Incluso cuando los anteponía al resto de especies sabía que eran diferentes, pero me negué a aceptarlo. Al final, uno siempre terminará por arrodillarse.

La Legión de los Miles estiró su único brazo para sujetar a Kai del cuello y entonces sintió el poder de la auténtica Luz. El Aedo se envolvió en llamas y estas mismas se arremolinaron en su mano forjando un arma.

Kai Argento: ¿Así que esto es la Luz? Es curioso. Ja, ja.

Un único proyectil atravesó a Ophidio. El Emperador soltó a Kai para caer en el mar plateado fundiéndose en ella.

Sasha Evans: ¡Kai!

Edward Blaze: Oye, ¿estás bien?

Kai Argento: Eso creo...

La nave estaba cayendo en picada. Los propulsores de emergencia apenas podían sostenerla. La Escuadra rápidamente intentó buscar una salida cuando se percataron de que todas las salidas habían sido bloqueadas así que llamaron por refuerzos cuando se percataron de la presencia que oscurecía toda la ciudad.

Mientras seguían luchando contra el imponente Epitaph, las fuerzas del Tratado se percataron del comportamiento anormal de los Lekgolo. Legionarios, Falanges, Centuriones y Colosos. Todos aquellos que estaban compuestos por gusanos se habían detenido hasta ponerse en cierta posición marchando hacia la plaza del Elegido.

La Legión de los Miles (Voz): ¡Humanos, han sabido jugar sus cartas!... ¡Pero... Ahora nos toca a nosotros!

Las Unidades de Uroboros perdieron su forma. Todos se acumularon en grandes colonias formando serpientes gigantescas que frenaron la caída del Electi-ex. Una vez que la nave cayó suavemente frente al Cryptum del Elegido, los gusanos Lekgolo de todas las legiones presentes se introdujeron en el interior de la nave de comando.

Edward Blaze: Tengo un mal presentimiento.

Con sus últimas fuerzas, Kai sujetó a sus compañeros para empujarse contra una abertura cayendo fuera de la nave. Una vez en el exterior, Edward ahora ayudó a Kai para avanzar junto con Sasha a la entrada de una estación subterránea.

Descargas de energía se arremolinaron alrededor del Electi-ex. Cuando la nave de comando colapsó, un ser de gran tamaño surgió de las sombras.

Samantha Sitri (Radio): Hemos confirmado la identidad de la frecuencia energética a bordo del Electi-ex. Ophidio tiene el control de un Titán.

Braun Tannin (Radio): ¡Keith, necesitamos a la Unidad Hyperion ahora!

Keith Kriemhild (Radio): ¡Maldita sea! ¡La próxima vez te toca a ti arreglar mechas gigantes mientras te disparan!

Luciendo un penetrante color oscuro, la Unidad Themis se alzó observando la perfecta circunferencia del Cryptum del Elegido, dispuesto a reclamarlo.

Edward Blaze: Mierda... ¿Y ahora qué hacemos?

Kai Argento: No lo sé... Esto ya está fuera de nuestro control.


Sword of Liberty, Distrito 7, Ceres

Yuno Hagakure: ¡Rei!

Rei-3: ¡...! ¿Qué sucede?

Yuno Hagakure: Llevas ya mucho tiempo atrapada en la sinapsis.

Rei-3: Lo siento. Es que simplemente no puedo hacer que reaccione.

Yuno Hagakure: Entiendo. Imaginé que sucedería algo como eso. Puedes intentarlo con la Cápsula de Simulación.

Rei-3: ¿Con la Cápsula?

Yuno Hagakure: Sí. Creo que puedes utilizarlo como un intermediario. Solo que desconozco cuales podrían ser sus consecuencias en autómatas.

Rei-3: Lo intentaré.

Dejando a la mujer atónita, Rei volvió a liberar el cable de su nuca para conectarla a la Cápsula. Al hacerlo pudo sentir como su mente era protegida por un escudo. Una fortaleza móvil que abarcaba tanto su mente, cuerpo y alma, dirigiéndose a la figura acurrucada en las sombras.

Taiken: ¿Pero qué? ¿Qué es esto? ¿Qué rayos haces?

Rei-3: Lo siento, pero necesito tu ayuda, aunque no quieras.

Taiken: ¡Detente!

Las paredes teñidas de rojo se aclararon. Las cadenas protocolarias se quebraron y los restos de su influencia se desmoronaron.

Yuno Hagakure: Lo hizo ¡Lo hizo! Keith, la Unidad Hyperion está despertando.

Keith Kriemhild (Radio): ¡Justo a tiempo! Dile a Rei que se prepare para un aterrizaje forzoso.

La parte inferior de la sección de popa del Sword of Liberty se abrió. Al girar con fuerza, la inercia movió a la Unidad Hyperion para que cayera a tierra.


Avenida Principal, Distrito 7, Ceres

La Unidad Themis avanzaba en dirección al Cryptum. Sus pisadas se detuvieron cuando la Unidad Hyperion se interpuso rugiendo hacia él. Rei tanteó el suelo con pies que no eran suyos, pero de repente algo comenzó a cambiar. El control que Rei ejercía sobre la máquina se volvió contra ella. La Unidad Hyperion rugió a la Unidad Themis y cargó con toda su fuerza.

Hyperion intentó atacar primero con un gancho. Ophidio lo esquivó y contraatacó con una fuerte patada que hizo retroceder a la otra Unidad Titán. Sin embargo, eso no fue suficiente. Cada segundo que pasaba aumentaba la furia de Hyperion y esto se notó cuando al fallar varios golpes consiguió acorralar a la Unidad Themis contra un rascacielos en ruinas.

La Unidad Themis siguió esquivando los golpes hasta tropezar y caer hacia atrás. Hyperion se puso sobre este y comenzó a bombardear su cabeza de golpes fallándolos todos. Ophidio, aún contra las cuerdas, tenía el control absoluto de su Unidad Titán a diferencia de Rei que seguía abrumada en un mar de pensamientos incoherentes. Hyperion rugió a la cara de Themis hasta que dicho mar de ideas comenzó a afectarle volviéndolo loco.

"Te aplastaré". "Te destrozaré". "Te despedazaré". "Te sacaré las tripas". "Te devoraré". Todo un mar de ideas de los instintos más bajos de una bestia. Un animal indomable que había perdido la mente para ser dirigida. Ophidio entendió la situación y ahora él contraatacó. Con las piernas de la Unidad Themis, la Legión de los Miles anclaron las de Hyperion haciendo que cayera hacia un lado para así liberarse de él con una patada.

Ophidio se reincorporó a tiempo para esquivar los golpes de un recuperado Hyperion. La Unidad Titán rugió y Ophidio volvió a tomar posición de pelea. Hyperion disparó golpes que erraban y derrumbaban los edificios. La Legión de los Miles sabía que incluso la mejor defensa era el mejor ataque y entonces respondió.

La Unidad Themis golpeó con fuerza la mandíbula de la Unidad Hyperion hasta romperla dejándolo con su quijada colgando. Una patada a la cabeza y el cráneo entero de Hyperion se torció sobre la columna. Hyperion cayó de espaldas acabando con una calle entera.

Rei se desconectó de la sinapsis. El golpe había destruido la Cápsula de Simulación y ahora sólo le quedaba controlar a la Unidad Titán manualmente. Sorprendentemente, los controles respondieron a ella aun cuando había rechazado a otras personas. Pero ya era tarde, Ophidio recalcó su victoria al rugir mediante su Unidad Titán. Formaciones de Lekgolo se fusionaron con los brazos de la Unidad Themis para alargarlos a fin de alcanzar el cuello maltratado de Hyperion.

La Autómata sujetó los brazos de la Unidad Themis con los de la Unidad Hyperion para intentar quitárselo de encima. Lo estaba consiguiendo, pero entonces más formaciones Lekgolo surgieron de la espalda de la Unidad Themis creando serpientes que sujetaron su cuello una vez más. Los gusanos comenzaron a devorar a la Unidad Hyperion. Rei sintió como su fuerza se dispersaba.

Rei-3: ¿Por qué no luchas?

Taiken: No puedo.

Rei-3: Si no me ayudas entonces moriremos.

Taiken: Bien. Prefiero morir.

Rei-3: Entonces, lo haré yo sola.

La entidad desapareció en los confines de las sombras. La fuerza regresó a Rei. La Unidad Hyperion se elevó hasta liberarse de su sumisión y ahora él sujetó el cuello de la Unidad Themis, aplastándolo. Ophidio buscó por todos los medios volver a someter a su enemigo, pero no pudo hacer nada más que ver como la cabeza de Hyperion regresaba a la normalidad.

Rei pareció creer que al fin lo estaba consiguiendo, pero entonces los gusanos Lekgolo esparcidos por las ruinas se integraron a la Unidad Themis. Ophidio sujetó aun con más fuerza el cuello de Hyperion y lo estrelló al suelo dejándolo inmovilizado.

La Autómata intentó hacer que su Unidad Titán se levantara, pero se detuvo al ver que la Unidad Themis venía él empuñando una alargada antena de comunicaciones. La Unidad Hyperion levantó sus brazos a fin de impedir el ataque, pero aun así fue inútil. La Unidad Themis perforó el núcleo de la Unidad Hyperion con la antena, desactivándolo. Ophidio cerró su puño para encadenarlo contra la cara de la Unidad Hyperion, pero a medio camino se detuvo.

Un retumbar. Un levantamiento de humo. Pequeñas explosiones de edificios colapsando por el aplastante peso de un desplomado Carguero de Asalto. Allá en la lejanía distante, el Epitaph caía como si de repente hubieran cortado hilos invisibles que lo mantenían a flote y también lo desarmara pieza por pieza como si se tratara de un rompecabezas.

Braun Tannin (Radio): Todas las unidades. El objetivo es el Titán de Ophidio ¡Háganle saber quién demonios somos nosotros!

En cosa de nada, la Unidad Themis fue plagada de explosiones de Misiles y torpedos de plasma. Una vez se disipó el humo, Ophidio tomó un montón de escombros del suelo para arrojarlos contra la flota derribando así a varias naves. La Unidad Themis avanzó sin importarle nada hacia el Cryptum cuando una intensa capa de energía lo detuvo.

Edward Blaze: No escaparás de nosotros tan fácil.

Varios Iluminados desplegaron campos de Estasis que afectaron a los Lekgolos pertenecientes a Psiónicos. Al haber consumido Estigmas los hacía vulnerables a ese tipo de efecto. Fue entonces que los batallones atacaron a la Unidad Titán, buscando puntos débiles. Mientras tanto, la Unidad Hyperion seguía derribado. Todo parecía tan pacífico considerando lo que sucedía ahí afuera.

Sasha Evans: ¡Rei! ¡Contesta, Rei!

Rei-3 (Radio): ...

Kai Argento: Oye, ¿qué haces?

Rei-3 (Radio): No puedo. Simplemente no puedo. No tengo fuerzas para controlar esta cosa.

Kai Argento: ¿No tienes fuerzas? No. No es momento para eso. Tienes que seguir luchando. Anton... Anton se sacrificó.

Un trozo de edificio por poco los aplasta de no ser porque Rei usó la mano de Hyperion para protegerlos antes de volver a dejarlo caer.

Kai Argento: Es inútil. Tenemos que acabar con ese Titán rápido.

Sasha Evans: Rei, si hay algo que aprendí en este equipo es que no se puede conseguir nada sin hacer sacrificios. No sé nada. Tal vez es porque no estoy en tu lugar y lo que estás intentando hacer es imposible, pero ¿no es eso lo que siempre hemos hecho?

Kai sujetó a su compañera para evitar que un trozo de roca le cayera encima. La Unidad Themis se liberó luego de arrojar sus gusanos Lekgolo contra los Iluminados. Ophidio tomó más pedazos de edificios para triturarlos con las manos de su Unidad Titán y así lanzarlos como proyectiles. Estaba cerca, el Cryptum del Elegido estaba frente a él.

Rei reflexionó las palabras de Sasha. Enseñanzas de su Escuadra. Por un momento había traicionado los vínculos con sus compañeros. Si la Unidad Hyperion no iba a cooperar entonces ella lucharía incluso si eso significaba dar su alma en ello. Como prueba de ello, la Unidad Titán de Rei sujetó la antena y luchando contra un dolor penetrante en su pecho se lo extirpó. Dejó que los instintos más profundos de la máquina la consumieran. "Te destrozaré". No había tiempo para pensar en lo que era correcto. Tenía que hacer algo. Después de todo el universo es cruel y hermoso.


Plaza del Elegido, Distrito 7, Ceres

Estaba ahí, frente al Elegido. Ophidio se acercó lentamente ignorando todos los proyectiles arrojados a su cuerpo. Pero entonces un creciente zumbido comenzó a taladrar su mente colectiva. Los zumbidos se transformaron en temblores. La Unidad Themis respondió al sonido. Cuando giró su cabeza sintió como era destrozada al impacto del puñetazo de la Unidad Hyperion.

La Unidad Themis salió expulsado contra la entrada de la Plaza del Elegido a la sombra del Cryptum. La Unidad Hyperion corrió hacia él para encajar otro golpe. Ophidio se cubrió con el brazo de su Unidad Titán y levantó su pie para responder con una patada que Hyperion interceptó con sus brazos cruzados. Al hacer eso, Rei hizo que su Unidad Titán sujetara a Themis para arrojarlo lejos del Cryptum.

Ophidio volvió a hacer que la Unidad Themis se reincorporara justo a tiempo para interceptar otro golpe de Hyperion. Al hacer eso, la pierna de la Unidad Titán de Rei salió desprendido. Conservando poco equilibrio, la Unidad Hyperion intentó abalanzarse sobre la máquina de Ophidio, pero este una vez más, fue más rápido.

La Unidad Themis estampó su pierna contra la cara de Hyperion estrellándolo contra otro edificio en ruinas. Hyperion hacía su mayor esfuerzo aferrándose con su mandíbula a la extremidad de Themis quien asestó un puñetazo en su cabeza para que lo soltara consiguiendo así desactivarlo de nuevo.

El silencio. La Unidad Themis se alejó terco con su obsesión. Rei se había fundido tanto con los circuitos y mecanismos de la cabina que ya no sabía ni donde estaban sus verdaderas manos. No podía distinguir entre lo real y lo falso. Para cuando se dio cuenta ahora estaba flotando en un limbo. Un espacio onírico que no era más que otra jaula extensa a los confines de lo desconocido y el más allá. Pero las cadenas ardientes ya no estaban. Y el ente oscuro ya no se encontraba acurrucado, sino contemplando el horizonte.

Taiken: He notado que te aferras mucho a ese objeto.

La Autómata notó el Cuchillo de Combate de Wolf aún aferrado a su armadura

Rei-3: Sí. Así es. Es de alguien a quien salvé. Me lo dio, pero no sé por qué. Pero desde ese día no lo he soltado. Creo que es una forma de decir que él está conmigo.

Taiken: ¿Estar contigo? ¿En este universo cruel? El mismo que odio. Un mundo de dioses y demonios. Donde me obligaron a hacer cosas terribles. Uno donde soy reemplazable como una máquina.

Rei-3: ...

Taiken Sé que también hay cosas buenas. Pero ninguna perdura. Al final todo es destruido. Por eso le di la espalda a este universo. Pensé que sólo así me protegería de todo esto. Que así sería libre. Pero fui un estúpido por creerlo.

Rei-3: Te obligan a hacer cosas terribles. Eres reemplazable como una máquina... Como yo. Lo que has hecho todo este tiempo es huir. No lo entiendo. Que tiene de bueno quedarte sentado sintiéndote mal por ti mismo. Si te quedas así eventualmente morirás... Todos morirán.

La visión de Rei se apagó. Ahora solo estaba la sombra. Había visto tantas cosas a lo largo de su vida ¿Realmente valía la pena seguir luchando? Todo carecía de sentido. Este universo va directo a una única conclusión y no hay nada, ni nadie, que pueda detenerla ¿Cómo es que se ha podido pasar por alto? Los pequeños momentos y placeres eran los que importaban; un recordatorio de la existencia.

Ha estado dormido por incontables milenios. Podía contar tantas historias. Desde su origen hasta su caída. Después de eso y el final. Si ahora tenía que luchar una vez más entonces debía ser por obra del destino. Su creación y para lo que fue hecho ¿Hacer cosas terribles a la fuerza? Por algo tuvo que hacerlas. Al igual que esa mujer de alma noble estuvo forzado a hacer cosas por un bien mayor. En aquella lejana época sólo tenía una misión. Y ahora podía ser libre...

Ophidio estaba bajo la sombra del Cryptum. Los temblores de nuevo. No pudo ni voltear cuando la Unidad Hyperion en catastróficas condiciones se aferró a su espalda para hacerlo caer.

Edward Blaze (Radio): ¿Qué pasó?

Sasha Evans (Radio): ¡Es Rei!

La Unidad Themis se empujó hacia atrás, pero al ocupar los brazos permitió que Hyperion sujetara su rostro aplastándolo hasta deformarlo. Ophidio sintió esa fuerza abrumadora en cada gusano unido a él y la Unidad Themis respondió a la vez rugiendo.

Ophidio hizo que Themis se quitara a Hyperion de su espalda de un codazo. Hyperion intentó sujetarlo de nuevo pero la Unidad Themis se agazapó para disparar una patada que alejó a su enemigo lo suficiente como para darse tiempo a aferrarse con sus dedos a la jaula del Cryptum. Apenas iniciando el camino, Hyperion sujetó a la Unidad Themis arrancándole la pierna de un jalón para acercarse a su cuello para forzarse a ambos caer de vuelta a tierra.

La Unidad Themis no tuvo tiempo de reaccionar cuando Hyperion volvió a abalanzarse sobre él arrancándole un brazo de un fuerte golpe. Ophidio intentó hacer que sus Lekgolo respondieron y detuvieran al enemigo, pero entonces Hyperion usó ambas manos para arrancar la cabeza entera de la máquina para arrojarla lejos.

Edward Blaze (Radio): ¡Lo está devorando!

Sasha Evans (Radio): ¡No lo hagas, Rei!

Taiken: ¡Soy libre!

El inicio de la espina dorsal de la Unidad Themis estaba libre. Hyperion abrió sus fauces y arrancó la placa de metal de la nuca para liberar exponer la cabina. Al hacerlo, una estela de energía plateada surgió por todos los orificios de la Unidad Themis.

Kai Argento (Radio): ¡Rei! ¡Sal de ahí!

Las emanaciones de energía se fusionaron con todos los individuos de la Legión de los Miles manifestando su auténtica forma. Un gran gusano surgió del interior de la Unidad Themis y sometió con su cuerpo a Hyperion encajando sus fauces en su nuca forzando a la cabina de piloto ser eyectada contra el suelo.

Recuperada de alguna forma, Rei despertó y salió de la cabina viendo al Basilisco en que se había convertido Ophidio. La Legión de los Miles usó su cuerpo para arrojar a ambas Unidades Titán fuera de la plaza para dar lugar al enfrentamiento final.

Rei tomó un Cañón Electromagnético y comprobó la munición que le quedaba siendo apenas suficiente para cinco tiros que, ante algo como eso, su perdición estaba asegurada. Sin embargo, ya había tomado su decisión. La Autómata acertó el primer disparo en cuanto la Legión de los Miles abrió sus fauces revelando un punto débil.

El Basilisco respondió regurgitando llamaradas que iniciaron un incendio en el edificio. Poco a poco las llamas comenzaron a consumirlo todo. La Legión de los Miles cerró sus fauces y se enterró en el subsuelo para luego emerger a gran velocidad destrozando el entorno que Rei usaba para desplazarse. Cuando la Legión de los Miles volvió a asomar su cabeza fue atacado por múltiples naves a su alrededor.

Kai Argento (Radio): ¡Rei, te cubrimos!

Edward Blaze (Radio): Ugh, este si es un hijo de puta grande y feo.

La Legión de los Miles volvió a regurgitar llamaradas contra las molestias siendo otra oportunidad para Rei de acertar otro tiro de su arma. La energía se acumuló en las fauces del gusano provocando que esta colapsara ahí mismo. Herido, el Basilisco volvió a enterrarse bajo tierra para luego salir a gran velocidad destrozando la Plaza del Elegido a su paso.

Rei cayó al nivel inferior del edificio donde Ophidio volvió a sobresalir. Antes de poder disparar su Cañón Electromagnético, la Legión de los Miles concentró energía psiónica alrededor de su cuerpo para regurgitarla en una esfera que al impactar al suelo hizo que todo saliera eyectado hacia el exterior.

Kai Argento (Radio): ¡Usó energía psiónica! ¡Ed, usa el campo de Estasis!

Edward Blaze (Radio): ¡Allá voy!

El Iluminado concentró la energía de sus Estigmas y disparó el campo contra el gusano logrando que se mantuviera congelado el tiempo suficiente como para que Rei acertara dos proyectiles más de su arma. La Legión de los Miles volvió a rugir y ahora se concentró en las fuerzas aéreas plagando los cielos con fuego. Una de las llamaradas alcanzó el vehículo donde estaba el Equipo Headhunter haciendo que cayeran en picada junto con otras naves aliadas.

El coraje se concentró en Rei. Ya había tenido suficiente de lo que estaba pasando. Creyendo que todo se resolvería con un disparo más, la Autómata lo apostó todo en su último proyectil de su Cañón Electromagnético acertando justamente en la boca de la Legión de los Miles.

Ophidio cayó de nuevo al subsuelo. Todo comenzó a temblar como un preludio de lo que estaba por acontecer. La Legión de los Miles surgió una vez más brillando en color plateado que poco a poco se iba acumulando en sus fauces listo para disparar un Rayo de Luz. Rei apretó el gatillo de su arma, pero se percató de que ya había gastado todos sus recursos. La luz se hacía más intensa así que no pudo hacer más que tomar el Cuchillo de Combate de Wolf y aferrarse a él.

La Luz que se acumulaba en las fauces de la Legión de los Miles eclipsaba su figura. Rei se preguntó si ese era el destino que le aguardaba. Se preguntó si ese sería su fin. A pesar de haber vivido tan poco, ¿debía terminar así? al pensarlo llegó a la conclusión de que era obvio. Ese era el único final para alguien como ella. Alguien que es reemplazable. Un destello de Luz la cegó.

Wolf: Oye... ¡Oye! ¡Estás viva! ¡Tienes que moverte!

Rei abrió sus ojos. El Cazarrecompensas se encontraba frente a él conteniendo la estela de energía con su Cañón de Energía. Ophidio se percató tarde de la presencia de la leyenda de la Vanguardia de Ceres, y no sólo de ellos puesto que incluso era bien conocido entre Uroboros.

El Cazarrecompensas. La Legión de Uno. Disipó la Luz y luego la redirigió contra la Legión de los Miles en una aún más poderosa estela de energía que lo desintegró enteramente sin dejar rastro alguno de su existencia. La Legión de los Miles había sido derrotada.

Wolf cayó algo debilitado. No había sido un día sencillo para él después de todo. En su viaje al exterior del Sistema Beyond recibió el mensaje, pero no creyó encontrarse jamás con algo así. Sin embargo, él lo sabía bien. No fue gracias a él que la Vanguardia de Ceres se impuso a Uroboros. Era cierto. Markab, al igual que lo hizo el Didacta con él, tomó la decisión correcta.

El Cazarrecompensas sintió el peso de alguien apoyando su cabeza en su espalda. No le hubiera molestado de no ser porque se sintió como si te hubieran dejado caer una placa de acero de gran peso. Al saber la causa realmente no le tomó importancia.

Rei-3: Tardaste mucho.

Espejo del Alma[]

7 de Julio del 2582

Hospital Panakos, Distrito 7, Ceres

  • Iniciar comprobación del sistema
  • Comprobación de la unidad de memoria del cerebro positrónico: verde
  • Registro de tácticas: iniciado
  • Datos geográficos: carga iniciada
  • Comprobación de signos vitales: verde
  • Comprobación del enlace con WiRed: 100%
  • Temperatura del reactor: normal
  • Presión interna del reactor: normal
  • Activar IFF: Autómata Tipo Ergo (Rei)
  • Modelo: 3
  • Activar sistema de control de inercia
  • Activar sensor ambiental
  • Verificación de equipo: completada
  • Comprobación de estado de equipo: verde
  • Sistemas: verde
  • Preparativos de combate completados
  • Abandonando la conexión con la Cripta de la Piedra Profunda

Rei abrió los ojos. Todavía estaba viva. Todavía recordaba todo. No tardó en percatarse de que no estaba herida de ninguna forma, sino que había sido llevada ahí simplemente para descansar. La Autómata se levantó y se encontró con que el hospital estaba completamente vacío. Avanzó por todos los corredores sin encontrar a nadie. Al final se detuvo al llegar a lo que parecía ser un pequeño parque que alcanzó a sobrevivir a toda la batalla sucedida hace unos cuantos días. Era hermoso. No sabía que existía un lugar así en ese lugar.

Wolf: Despertaste.

Rei-3: ...Yo... Creo que esto es tuyo.

La Autómata sacó el Cuchillo de Combate y lo acercó a él. El Cazarrecompensas ni la volteó a ver.

Wolf: Quédatelo. Creo que lo necesitas más que yo.

Rei-3: Yo... Te agradezco... Por salvarme la vida.

Wolf: Entiendo... Yo te salvé.

Rei-3: ¿Ocurre algo?

Wolf: No... Todo está tan tranquilo. Como siempre.

Rei siguió aferrada al arma blanca. Al notarla con detenimiento pudo ver que tenía un símbolo tallado cerca de la unión del mango con el acero. Al analizarlo entendió que era un símbolo que no pertenecía a ningún idioma conocido.

Rei-3: ¿Qué significa?

Wolf: Luna... Me lo regalaron. Es un amuleto de suerte.

Rei-3: ¿Un regalo? Debió haber sido de alguien que se preocupaba por ti.

Wolf: Sí. Así es.


Sala del Alto Mando, Torre, Distrito 7, Ceres

Yuno Hagakure: Las pruebas han terminado. El daño de las Unidades Hyperion y Themis ha excedido el límite de Hayflick.

Samantha Sitri: Entonces la recuperación llevará tiempo. Y ya no podremos trabajar aquí.

Yuno Hagakure: Afortunadamente, el WiRed está intacto. Su evolución es sorprendente. Podremos trabajar en ello mañana mismo.

Samantha Sitri: Sí, pero hoy trabajaremos en el segundo puesto de mando.

Yuno Hagakure: ¿La Torre Sur? Pero será difícil completar el trabajo ahí. Las sillas son pequeñas y los controles no están ajustados.

Samantha Sitri: Pues tendremos que hacerlos funcionar.


Café Kisaragi, Distrito 7, Ceres

Tranquilidad. Lo que le siguió a lo que pudo haber sido la batalla más difícil de la Vanguardia de Ceres hasta el momento. En tan solo un mes todo cambió. A pesar de ser visto como su único hogar todos los habitantes del Distrito 7 se fueron a otros lugares incluso a otros mundos.

Lo que antes se podía ver y asegurar era la última gran ciudad de Ceres no era más que un recuerdo. El Cryptum seguía ahí liberado de la capa ennegrecida pero todavía derribada. A su alrededor se encontraban instalaciones especiales donde los restos de cada Unidad Titán fueron colocados a fin de ayudar a su reconstrucción.

Sentado en una de las sillas, sirviendo un poco de cierta botella de alcohol, estaba Keith junto con su asistente quien sólo veía al exterior esperando a que algo sucediera.

Keith Kriemhild: ¿Esta jaula será lo suficientemente segura?

Katie-1: No hay lecturas de temperatura interior ni de electrones ni de ondas electromagnéticas ni de energía química. Los órganos internos están completamente intactos y las extremidades ya comenzaron su regeneración y endurecimiento.

Keith Kriemhild: Pero si lo que dijo Rei es cierto, esta cosa puede moverse en cualquier momento ¿Así que los llamamos "Titanes"?

Katie-1: Así es. Luego de que los Aedos averiguaran el nombre clave de la Unidad Hyperion se decidió nombrar a estas máquinas como sus homónimos de la mitología griega.

Keith Kriemhild: ¿En serio? Estos nombres tan locos van a confundir a alguien... (Suspiro).

Katie-1: ¿Capitán Kriemhild?

Keith Kriemhild: Primero el Vex, luego los Caídos, la Colmena, Uroboros y los Poseídos. Justo cuando pensamos que todo había terminado con Zirzechs viene el Estratega y "Pum" aparecen estas cosas. No pasa un mes cuando llega el hermano mayor de Apophis y sólo ve: Destruyeron mi cafetería favorita... Dime, Katie ¿Qué nos quedará después? ¿Qué hacemos?

Katie-1: ...Limpiar.

Keith Kriemhild: (Suspiro) Bien, ayúdame con esto.

Braun Tannin (Radio): Keith.

Keith Kriemhild: ¿Comandante? ¿Sucede algo?

Braun Tannin (Radio): Es importante. Reúnete conmigo en la Plaza del Elegido.

Keith Kriemhild: ¿La... Plaza del Elegido? Oye, no hace falta hacer ese tipo de sorpresas. Ya, dime la verdad ¿Me subirás de puesto? Porqué ya tengo una lista de los cambios que pienso hacer.

Braun Tannin (Radio): Keith...

Keith Kriemhild: No, escucha, es perfecto. Sé lo mucho que te encantan los uniformes, pero podrías considerar que el día en que me asciendas a Comandante todas las oficiales comenzaran a vestir minifalda.

Katie-1: ...

Braun Tannin (Radio): Keith, no quiero repetirlo. Necesito que vengas aquí. Ahora.

Keith Kriemhild: (Suspiro) Entendido... ¿Es que nunca terminará de llover?


Plaza del Elegido, Distrito 7, Ceres

Keith subió por los peldaños destrozados hasta el observatorio, o más bien lo que quedó de él. Ahí se encontraba el viejo Spartan de Primera Generación contemplando como siempre el encierro de Markab. Sin embargo, había un ambiente distinto. Una sensación hostil.

Cuando Keith se encontró justo ahí, el Equipo Poker apareció apuntándole al General Tyrann. Keith no podía creer que sus viejos compañeros apuntaran hacia su máximo líder. Entonces apareció Braun apuntando igualmente con su Rifle de Asalto.

Braun Tannin: No te muevas, General.

Reinhardt Tyrann: Pensé que nunca llegarían.

Keith Kriemhild: Oigan, ¿y ahora de que me perdí?

Akane Takanome: La ciudad ha sufrido muchos daños. Y las bajas, tanto de civiles como de militares no dejan de aumentar.

Braun Tannin: ¡General, ¿todo esto es cosa tuya?!

Reinhardt Tyrann: ...Sí. Todo lo decidí yo mismo. No tengo intención de poner ninguna excusa.

El comandante bajó su arma y encaró al General.

Braun Tannin: ¡Sabías de sobra que esto sucedería! ¡Tú llamaste a la Legión de los Miles!

Keith Kriemhild: Esperen, ¿qué? ¿Por qué? ¿Por qué haría algo como eso?

Reinhardt Tyrann: Por el bien de la humanidad.

Braun Tannin: Estás bromeando. Eres un traidor ¿Cómo pudiste hacernos esto? ¡¿Por qué?! ¡De todos los Señores de Hierro, tú debiste quien debió haber quedado sepultado!

Una vez más, el comandante apuntó al General.

Reinhardt Tyrann: Hazlo. Pero desde ahora tendrás que asumir el mando de la Vanguardia

Braun Tannin: Un momento ¡Espera! ¿De verdad crees que esto es lo mejor para la humanidad?

Reinhardt Tyrann: Creo que es un paso más para nuestro avance.

Braun Tannin: ...Espósenlo. Díganle a Vslo que tenemos a un preso más para la Instalación Baralku. General, tu castigo se decidirá por los líderes del Tratado.

Reinhardt Tyrann: Estaré encantado de ir a juicio cuando todo esto termine.

El Equipo Poker escoltó al Spartan hasta un Hawk cuando este se detuvo a medio camino.

Reinhardt Tyrann: Braun, ¿odias las muertes en vano?

Braun Tannin: ...Sí, las odio. Independientemente de quien muera.

Reinhardt Tyrann: Entonces te lo encargo. Guíalos a todos.


C O N T I N U A R Á

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